Bizkaia

AutorJuan Madariaga Orbea
Cargo del AutorDirector
Páginas19-256
INTRODUCCIÓN
Bizkaia sufrió, sobre todo desde 1876, un proceso de industrialización muy
brusco, rápido e intenso. Esto implicó un acelerado proceso modernizador,
un deterioro en las condiciones de vida de las clases populares, singularmente
de la obrera, una agudización en la jerarquización social y un fuerte proceso
inmigratorio orientado hacia la zona fabril y minera surgida principalmente
en la margen izquierda de la ría del Nervión: Sestao, Barakaldo, Portugalete,
Santurtzi, Muskiz, Abanto-Zierbena y Ortuella. Pero, simultáneamente, supuso
la crisis del modo de vida productivo tradicional, lo que provocó importantes
corrientes migratorias orientadas a América, especialmente a Argentina y Uru-
guay. Si añadimos a todo ello la crisis producida por los cambios instituciona-
les derivados de la ley de 1876 y los culturales, especialmente el debilitamien-
to de la lengua vasca, obtendremos como consecuencia una profunda crisis
identitaria que se manifiesta en el surgimiento del foralismo euskalerriaco y
posteriormente del nacionalismo vasco. La cara positiva de esta moneda es
que Bizkaia se convirtió en uno de los territorios más dinámicos, innovadores
y permeables a las ideas y actividades modernas del sur de Europa, levantando
una urbe, Bilbao, que podía codearse con las más desarrolladas de su entorno.
Finalizada la guerra carlista en 1876 y eliminadas las trabas que la legisla-
ción foral ponía a la exportación de mineral de hierro, la industrialización se
forjó sobre la base de la exportación masiva de dicho mineral, especialmente
a Inglaterra. El yacimiento abarcaba una franja de unos 24 kilómetros de lon-
gitud que comenzaba en la mina San Prudencio de Basauri y acababa en el
coto minero de Pobeña-Kobaron, en Muskiz, ya casi en el límite con Cantabria,
pasando por Ortuella, Somorrostro y Alonsotegi. Los dos yacimientos más im-
portantes eran los de Matamoros y Triano. Tres elementos facilitaban la explo-
tación a gran escala: la sencillez de su extracción a cielo abierto, la gran riqueza
de los yacimientos y la idoneidad del mineral para su utilización en los nuevos
hornos Bessemer. A finales del siglo XIX trabajaban unos 20.000 mineros en
esta comarca. La extracción y exportación de mineral de hierro se convirtió en
el motor de la industrialización vizcaína. Grandes compañías extranjeras se
implantaron en Bizkaia, como la Orconera Iron Ore (1873) y la Franco-Belga
(1876), extrayendo, para el quinquenio 1871-1875, 243.720 toneladas de mi-
neral; para el ejercicio 1889-1890, 1.899.142 toneladas y para el de 1897-1898,
5.209.958 toneladas, de las cuales aproximadamente el 90 % se dedicaron a la
20 NOTITIA VASCONIAE. TOMO III (1876-1936)
exportación y de estas la mayor parte a Inglaterra. De hecho, el «despegue»
industrializador de Bizkaia estuvo marcado por la dependencia absoluta para
con Inglaterra, no solo por ser el destino de estas exportaciones masivas de
mineral de hierro, sino también porque, aprovechando los fletes de retorno,
se importaron grandes cantidades de carbón mineral galés que permitieron la
creación de una industria siderúrgica moderna en Bizkaia. Este proceso indus-
trializador repercutió en todos los ámbitos de la vida: político, demográfico,
cultural, social y por supuesto económico.
El protagonismo que adquirió la industria en la economía de Bizkaia en
este periodo de 1876 a 1936 se evidencia claramente en el balance de los por-
centajes con los que cada sector productivo contribuía al total de la economía.
Si para 1860 el sector primario seguía siendo totalmente predominante en la
economía vizcaína, con un 62,3 % del total, y el secundario representaba un
modesto 15,3 %, cincuenta años más tarde, para 1910, estos porcentajes ha-
bían evolucionado al 34,7 y 37,2 %, respectivamente. En los años siguientes,
este proceso continuó agudizándose; para 1930 el sector primario vizcaíno
no representaba más que el 21 %, mientras que la industria constituía ya el
46,5 %. Lógicamente, Bilbao contemplaba porcentajes aún más espectacula-
res; en 1930 el sector primario era de 1,4 %, mientras que el industrial era del
48,4 %, teniendo además la villa un muy desarrollado sector terciario (50,2 %).
El inicio de la siderurgia moderna en Bizkaia se produjo con la apertura en
1841 del alto horno de Santa Ana de Bolueta, que funcionaba todavía con car-
bón vegetal. En 1855 se inauguró en Barakaldo la fábrica de Nuestra Señora del
Carmen, que empleaba ya carbón mineral; en 1880 surgiría la de San Francisco
del Desierto (conocida como la Mudela). El hito más importante de la industria
siderúrgica vizcaína, sin embargo, es la fundación en 1902 de Altos Hornos de
Vizcaya. La época de mayor bonanza económica, desarrollo industrial y creci-
miento demográfico es la de las décadas de 1910-1920 y muy especialmente los
años de la Primera Guerra Mundial, 1914-1918, aprovechando la neutralidad
española en dicha guerra. Posteriormente, tras unos años de crecimiento mode-
rado llegó a Bizkaia, y muy especialmente a Bilbao, la repercusión de la crisis
de 1929, ya desde los inicios de la década siguiente, con graves consecuencias
económicas pero sobre todo sociales por el aumento drástico del paro.
Aunque la industrialización de Bizkaia estuvo esencialmente vinculada a la
siderurgia, no por ello dejó de abarcar a otros sectores, como la construcción
naval, la metalurgia, el cemento, las harineras, etc. A modo de ejemplo, en el pe-
riodo 1879-1918 se instalaron en Sestao siete grandes factorías pertenecientes
a cuatro sectores industriales: el siderúrgico (San Francisco, 1879; La Vizcaya,
1882); el metalúrgico (La Iberia, 1888; Aurrera, 1885; Babcock-Wilcox, 1918);
la construcción naval (Astilleros del Nervión, 1888) y el cemento (Cementos
Portland, 1899). También tuvo relevancia en Bizkaia la fabricación de explosi-
vos. En 1872 se fundó en Galdakao la Sociedad Española de Dinamita, que en
1896 capitaneó la operación de integrar siete fábricas de dinamita y mechas
españolas en el trust Unión Española de Explosivos. Un aspecto, inicialmente
vinculado al tráfico marítimo, que tuvo un importante desarrollo fue el de los
seguros. En el año 1900 se fundó Seguros Aurora, que en 1929 se integró en la
red del Banco de Bilbao. En 1901 se creó Seguros la Polar, vinculada al Banco
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de Comercio y posteriormente al de Bilbao. En 1905 se estableció la SURNE,
como Entidad de Socorros Mutuos, dirigida a los viajantes y representantes
y en 1918 Seguros Bilbao, dirigida por José María Soroa, que inicialmente se
dedicó a asegurar el tráfico marítimo y luego amplió su negocio a los seguros
de incendios, vida, accidentes de trabajo, etcétera.
Igualmente, Bilbao fue un importante foco de desarrollo del sector finan-
ciero. En 1856 se promulgó la ley de bancos, que eliminaba el monopolio del
sector detentado hasta entonces por el Banco de España. Al amparo de esta ley,
y un año más tarde, se fundó con capital local el Banco de Bilbao. Resulta muy
elocuente la génesis de este banco. Por estos años, el Crédit Mobilier francés
pretendía crear una sucursal en Bilbao con el apoyo de industriales locales. Sin
embargo, algunos de los capitalistas bilbaínos más destacados, agrupados en
la Junta de Comercio, decidieron aportar sus capitales para la creación de un
banco propio independiente. De esta manera, la mayor parte de las firmas más
destacadas de la industria y el comercio de la Villa se agruparon para fundar
el Banco de Bilbao: los Epalza, Ybarra, Zubiría, Zabalburu, Aguirre, Uhagón,
Mac Mahón, etc. Inicialmente su competidor más importante era el Banco de
Comercio, fundado en 1891, pero acabó absorbiéndolo en 1901. Por su parte, el
Banco de Vizcaya fue fundado en Bilbao en 1901; se fusionó con el Banco Vas-
congado en 1903 y absorbió a la banca Jacquet e hijos, también de Bilbao, en
1915. En 1918 adquirió la banca Luis Roy Sobrino de Madrid, sobre cuya base
abrió su primera sucursal en la capital; en 1935 tenía ya 75 sucursales reparti-
das por el País Vasco, Cataluña, Valencia y Madrid. Por lo demás, con antece-
dentes en 1887, en 1906 se fundó la Caja de Ahorros Municipal de Bilbao y en
1920 la Caja de Ahorros Vizcaína. En 1891 se creó la Bolsa de Bilbao, aunque
ya venía funcionando como tal con anterioridad de manera informal. Hacia
1901 contaba Bilbao con 35 bancos y casas de cambio, sumando las entidades
surgidas en la Villa y las sucursales de otras bancas foráneas.
Acompañando a la industrialización y urbanización de Bizkaia se produjo
un gran despegue de las comunicaciones y especialmente del ferrocarril. Este
proceso había empezado antes de 1876, pero va a tener un gran impulso des-
pués de este año, especialmente en la década de 1880. Así se creó una tupida
red ferroviaria que tenía su epicentro en Bilbao, las minas y el puerto exterior,
con las líneas: Bilbao-Tudela por Miranda (inaugurado en 1863); Bilbao-Mus-
kiz (1865); Bilbao-Durango (1882); La Robla-Balmaseda (1884); Bilbao-Las
Arenas (1887); Bilbao-Portugalete (1888); Durango-Zumarraga (1889); Las Are-
nas-Plentzia (1893); Bilbao-Sondika (1895), Lutxana-Mungia (1896), Bilbao-
Santander (1898), Durango-Elorrio (1903), etc. Otra infraestructura esencial
para la economía vizcaína fue la del Puerto exterior, construido en 1906 bajo
proyecto de Evaristo de Churruca.
El comercio también se modernizó. Desde mediados del siglo XIX empeza-
ron a aparecer grandes tiendas que anunciaban los descomunales almacenes
actuales y en los que se vendía ropa confeccionada y otra variada suerte de
objetos. El caso más interesante es el de los Almacenes Amann, ubicado en Be-
lostikale de Bilbao. Esta tienda fue creada por el descendiente de comerciantes
alemanes Emiliano Amann Palme (Bilbao, 1822-1892) en 1864 y mantenida por
sus hijos tras su muerte. Ocupaba tres plantas del edificio y llegó a tener hasta

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