La baja retribuida en los Estados Unidos y el modelo californiano.

AutorGillian Lester
Cargo del AutorCatedrática de Derecho del Trabajo. Universidad de Berkeley California
Páginas87-114

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La baja familiar permite a los trabajadores disfrutar de permisos para ausentarse del trabajo de modo temporal para poder cuidar a hijos recién nacidos o adoptados, así como a miembros de la familia que sufran una enfermedad. En el presente capítulo se estudiará la legislación vigente en Estados Unidos en la actualidad sobre las bajas familiares, así como iniciativas recientes para aprobar leyes a nivel estatal que permitan la sustitución del salario durante las bajas familiares, con especial atención a la ley sobre las bajas familiares retribuidas recientemente adoptada en California.

1. Razones para una baja familiar retribuida

Diferentes estudios muestran que se derivan toda una serie de beneficios al aumentar la duración del tiempo que los padres pueden pasar en casa después del nacimiento de un niño. Las madres que vuelven a trabajar seis semanas después del parto tienen menos probabilidades de dar el pecho que aquellas que disfrutan de bajas más largas1y los hijos de madres que vuelven a trabajar tres meses después del parto tienen menos probabilidades de recibir vacunas y atención de seguimiento que aquellos cuyas madres pueden tener bajas de maternidad más largas2. También una mayor duración de las bajas de los padres tiene efectos positivos a largo plazo en la implicación paterna en la crianza de los hijos3. El hecho de disponer de políticas

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de bajas retribuidas aumenta la duración de las bajas de los padres tras un nacimiento o una adopción, lo que tiene resultados positivos en la salud de niños y madres4.

El cuidado personal por parte de miembros de la familia también tiene efectos positivos en la salud tanto de los niños como de los adultos5. Al permitir mejor a los padres que se ocupen personalmente de los miembros de la familia que enferman, las políticas de bajas familiares retribuidas pueden mejorar la salud de los niños de más edad6. Incluso la salud de los propios trabajadores puede beneficiarse de la oportunidad de disfrutar de una baja retribuida7.

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Estas pruebas podrían favorecer políticas que permitan a un miembro adulto de la familia dejar de trabajar completamente. Por ejemplo, el gobierno podría pagar subsidios a las familias con dos padres y un solo sueldo que tengan hijos o ancianos dependientes. Sin embargo, no estoy de acuerdo con esas políticas, partiendo de la base de que las normas sociales tradicionales animarían a las mujeres a quedarse en casa para cuidar a la familia, reforzando por lo tanto el predominio de los hombres en la economía de mercado y de las mujeres en la esfera doméstica. Desde este punto de vista, una importante ventaja de las políticas de baja retribuida es que permiten a los trabajadores cuidar de su familia personalmente mientras siguen conectados al mercado del trabajo retribuido y por lo tanto pueden permitir a ambos miembros de la pareja cuidar de la familia sin reforzar la desigualdad económica entre hombres y mujeres8.

Aún teniendo empleos a tiempo completo, las mujeres pasan considerablemente más tiempo que los hombres cuidando a otros miembros de la familia9. Asimismo, es más probable que interrumpan su trabajo o dejen sus empleos para cuidar a la familia10. Una combinación de normas sociales que favorecen que a las mujeres se les atribuyan papeles de cuidadoras y la racionalidad económica ayuda a explicar este patrón. Dada la diferencia de sueldos entre hombres y mujeres, si uno de los trabajadores de una familia debe dejar de trabajar para cuidar a niños o ancianos, a menudo será más económico que lo haga la mujer porque el coste de los salarios sacrificados será menor. El problema de esto es que reduce la conexión de las mujeres con la población activa e interfiere con su poder adquisitivo y su posibilidad de ascender en sus carreras con respecto a los hombres. A un nivel estructural más amplio, las elecciones de las mujeres

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sobre sus carreras pueden seguir esta pauta: anticipando la necesidad futura de interrumpir su trabajo por razones familiares, puede que las mujeres hagan inversiones menores en su capital humano o acepten trabajos "flexibles" que tengan horarios parciales o temporales y aporten ventajas menores a su carrera a largo plazo. A la inversa, puede que los padres hagan una inversión personal más fuerte en sus carreras previendo la interrupción del trabajo de las madres, haciendo que sea más fácil que la familia pase a estar dentro del modelo de un único sueldo proveniente del elemento masculino. Asimismo, puede que las empresas también inviertan menos en las trabajadoras, al considerar que es más probable que se vayan cuando aumenten las obligaciones familiares. En cualquiera de estos casos la desproporcionada tendencia a que las mujeres dejen de trabajar lleva a un círculo vicioso que mina la igualdad entre hombres y mujeres en el mercado de trabajo.

Si nuestro objetivo es aumentar la participación de las mujeres dentro del conjunto de los trabajadores, el efecto que se prevé que tendrán las políticas de bajas retribuidas es ambiguo. Las bajas retribuidas deberían hacer que fuese más fácil para las personas que cuidan a otras conseguir sacar tiempo de su trabajo, pero a su vez esto podría servir como una vía hacia el abandono del trabajo, especialmente en el caso de las madres. Esto podría significar que las políticas de bajas retribuidas podrían en realidad reducir la vinculación de las mujeres a la población activa. Por otra parte, la existencia de bajas retribuidas debería reducir los riesgos y costes (tanto de pérdida de trabajo como de pérdida de salarios) asociados con la necesidad de equilibrar trabajo y familia. Por lo tanto, una hipótesis alternativa es que la baja retribuida aumentará los incentivos para que las mujeres hagan inversiones iniciales en su capital humano y en su carrera laboral y por lo tanto animará a aquellas que se encuentren en la tesitura de elegir entre continuar en el mundo laboral o dejarlo (pasando a depender o bien de los ingresos de su pareja o de la asistencia social) a que sigan dentro del mercado laboral. Presumiendo que una trabajadora se coja una baja, el hecho de que se proteja su puesto de trabajo podría servir para animarla a volver a su anterior empleo, permitiéndole optimizar los conocimientos y habilidades de las que ya dispone. Finalmente, al reducir el coste del salario sacrificado, las políticas de baja retribuida pueden aumentar la relativa disposición de los hombres a disfrutar de permisos del trabajo, reforzando de este modo las normas sociales que dan validez a la implicación de los hombres en el cuidado de los demás y mejorando la capacidad de los hombres para crear vínculos con sus hijos y asumir más adelante mayores responsabilidades en el cuidado de la familia11.

Los estudios que han examinado la relación entre las bajas retribuidas y la participación de las mujeres en el mercado laboral concuerdan con esta última hipótesis, al menos con respecto a las políticas que permiten bajas retri-

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buidas de corta duración. En Europa, donde las políticas de bajas retribuidas son muy importantes, su existencia se asocia con un aumento en los niveles de empleo de las mujeres, especialmente con respecto a las mujeres en edad fértil12. Las políticas que ofrecen bajas de muy larga duración, sin embargo, pueden tener el efecto opuesto13.

El resto del presente capítulo se dedica a revisar y valorar el principal programa federal referido a las bajas familiares, la Ley de bajas familiares y médicas, y después pasa a estudiar las iniciativas estatales que aumentan la protección federal.

2. Baja federal no retribuida -la ley de bajas familiares y médicas de 1993-

La Ley de bajas familiares y médicas de 1993 (en adelante FMLA, según sus siglas en inglés) es la ley federal de los Estados Unidos que concede el beneficio de la baja a los trabajadores, tanto hombres como mujeres, que necesiten un permiso a causa de una enfermedad o para cuidar a un miembro enfermo de su familia14. Sus párrafos iniciales declaran que el objetivo de la FMLA, entre otras cosas, es el de "equilibrar las necesidades del trabajo con las de las familias, promover la estabilidad y la seguridad económica de las familias, así como los intereses nacionales en la preservación de la inte-

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gridad familiar15". Reconociendo la desigualdad entre los roles de género de hombres y mujeres a la hora de cuidar a la familia16, la FMLA busca de modo explícito "promover el objetivo de la igualdad de oportunidades laborales para hombres y mujeres17".

Entre 1984 y 1993 se introdujeron en el Congreso estadounidense diferentes versiones de la ley que acabaría convirtiéndose en la FMLA18. Aunque en las versiones iniciales de la ley se incluyó el componente de la sustitución del salario, al final los propulsores de la iniciativa abandonaron este elemento para aumentar la viabilidad política de la propuesta19. El Presidente Bill Clinton firmó la FMLA en febrero de 1993, siendo la primera ley aprobada después de su elección.

2.1. Prestaciones reconocidas

La FMLA permite a los empleados disfrutar de hasta doce semanas de baja laboral no retribuida y con el puesto de trabajo...

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