El tratamiento del trastorno mental grave mediante dispositivos tecnológicos: hacia un nuevo sistema de apoyo y recuperación de la capacidad natural
| Autor | Sandra Camacho Clavijo |
| Páginas | 95-114 |
CAPÍTULO IV
EL TRATAMIENTO DEL TRASTORNO
MENTAL GRAVE MEDIANTE DISPOSITIVOS
TECNOLÓGICOS: HACIA UN NUEVO SISTEMA
DE APOYO Y RECUPERACIÓN
DE LA CAPACIDAD NATURAL
1. LA DELIMITACIÓN DEL CONCEPTO
DE ENFERMEDAD MENTAL
Según la Organización Mundial de la Salud, enfermedad es el «pro-
ceso y fase que atraviesan los seres vivos cuando padecen una afección
que atenta contra su bienestar al modificar su condición ontológica de
salud» 1. La enfermedad mental puede causar una limitación o ausencia
de autogobierno y ha constituido una de las causas significativas de la
evaluación judicial de la modificación de la capacidad de obrar. Sin em-
bargo, el término enfermedad mental es muy amplio, ya que abarca una
gran variedad de trastornos que son manifestación de alteraciones cogni-
tivas, conductuales o afectivas calificadas como anormales 2.
En efecto, en este término se incluyen trastornos de distintas caracte-
rísticas como son la depresión, el trastorno afectivo bipolar, la esquizo-
frenia y otras psicosis, la demencia, las discapacidades intelectuales y los
trastornos del desarrollo, como el autismo. Así considerada, la enferme-
1 Vid. en página web de la Organización Mundial de la Salud (OMS) (http://www.who.int/
es/), para otros autores la enfermedad es el conjunto de signos y síntomas que tienen la misma
evolución y proceden de una misma causa. L. BERNAD PÉREZ, «La declaración de incapacidad:
presupuestos médicos de la incapacitación civil», El tratamiento jurídico civil de la dependencia,
Actas del Congreso celebrado en A Coruña, 8-9 de noviembre de 2007, Universidad A Coruña,
2008, pp. 101-156.
2 Vid. la Sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TDEH), caso Winterwerp,
de 24 de octubre de 1979 ( TEDH 1979, 4), párrafo 37, donde se establece que el concepto de
enfermedad mental no tiene una interpretación definitiva, «sino que su sentido evoluciona con-
tinuamente con los progresos de la investigación psiquiátrica, la flexibilidad creciente del trata-
miento y los cambios de aptitud de la sociedad hacia los enfermos mentales, especialmente en la
medida que aumenta la comprensión de los problemas de estos pacientes».
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dad mental no tiene una única causa, sino que responde a una interacción
de diversos factores biológicos, psicológicos y sociológicos 3.
Por ello, los dos sistemas de clasificación psicopatológica más relevan-
tes como son la clasificación internacional de enfermedades (10.ª versión)
(en adelante CIE-10) propuesto por la Organización Mundial de la Salud,
y el DSM-IV-TR (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders) 4
de la Asociación estadounidense de psiquiatría, se postulan a favor de
la utilización de un término más adecuado: el trastorno mental. Este se
define como un síndrome o patrón comportamental psicológico de sig-
nificación clínica que aparece asociado a un malestar (dolor), a una dis-
capacidad (deterioro en una o más áreas de funcionamiento) 5. Se utiliza
este término en lugar del de enfermedad porque esta implica la necesidad
de conocer la etiología del diagnóstico médico. Mientras que el término
trastorno mental tiene una acepción más amplia al reconocer un síndro-
me descriptivo que permite comprender una enfermedad subyacente y
que solo en los casos seleccionados y definidos por el DSM representan
dichas enfermedades. El objetivo es la categorización de los trastornos,
no la identificación de las causas.
La relevancia de los dos sistemas de clasificación psicopatológica que-
da patente en la remisión contenida en el concepto de trastorno mental
previsto por la Asociación Española de Neuropsiquiatría 6. A favor de es-
tos sistemas de clasificación estaría el hecho de que su lenguaje clasi-
ficador ha contribuido a que todo el mundo sepa identificar trastornos
como la depresión, la esquizofrenia o el trastorno bipolar, por ejemplo.
En contra de este modelo se apunta la fuerte dependencia del modelo
médico y del tratamiento farmacológico 7. Para algunos autores, esta de-
pendencia del modelo médico ha tenido como consecuencia un potencial
abuso o inflación diagnóstica e incluso error en el diagnóstico al aplicar
categorías que no se corresponden, con el problema añadido que supone
para las personas el estigma de un diagnóstico psiquiátrico que puede
perpetuarse en el tiempo 8.
3 Vid. definición de trastorno mental en Organización Mundial de la Salud (www.who.int/es).
4 DSM son las siglas que se emplean para hacer referencia al Manual diagnóstico y estadís-
tico de los trastornos mentales publicado por la Asociación de Psiquiatría Americana (APA) para
diagnosticar los trastornos mentales. Aunque en la actualidad se ha publicado el DSM-V (vid. en
la página de la asociación, https://www.psychiatry.org/psychiatrists/practice/dsm), en este trabajo
se ha consultado la 4.ª edición.
5 Definición obtenida del manual M. B. FIRST, A. FRANCES y H. A. PINCUS, Diagnostic and
Statistical Manual of Mental Disorders (DSM-IV-TR), Guía de uso, editado por la Asociación Es-
tadounidense de Psiquiatría, Barcelona, Masson, 2005, p. 15.
6 Vid. en la página web de la Asociación Española de neuropsiquiatría: www.aen.es.
7 Vid. en este sentido J. SANJUÁN, Evolución cerebral y psicopatología, Madrid, Triacastela,
2000, p. 23, y J. L. REY PÉREZ y S. RAVENTÓS PANYELLA, «La diversidad mental y los obstáculos a
su pleno reconocimiento social», en A. M.ª MARCOS DEL CANO (ed.), En tiempos de vulnerabilidad:
Reflexión desde los derechos humanos, Madrid, Dykinson, 2020, pp. 97-98.
8 A. FRANCES, ¿Somos todos enfermos mentales?, Barcelona, Ariel, 2014, p. 133, denuncia la
inflación diagnóstica poniendo como ejemplos que el trastorno bipolar infantil en los últimos
quince años ha aumentado 40 veces, el autismo 20, el déficit de atención por hiperactividad se
ha triplicado y el trastorno bipolar de adulto se ha doblado.
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