Recapitulación y conclusiones
| Autor | José Luis Serrano González de Murillo |
| Cargo del Autor | Catedrático de Derecho Penal Universidad de Extremadura (Cáceres) |
| Páginas | 131-149 |
CAPÍTULO IV
RECAPITULACIÓN Y CONCLUSIONES
La Parte Especial del Código Penal tiene por principal cometido
la descripción de los tipos de hechos prohibidos y de sus consecuen-
cias jurídicas, pero además se ocupa del ajuste o adaptación para
con algunos de ellos de los normas de la Parte General, con objeto
para algunos tipos o grupos de tipos, o, en supuestos excepcionales,
la anticipación de la punición a los actos preparatorios, o la posibi-
lidad de desistimiento impropio tras la consumación, la nivelación
de las formas de intervención o de las etapas del delito, o que se
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pecto a las reglas generales, no son ilegítimas en sí, pero ha de exi-
una visión sistemática, para evitar incoherencias y contradicciones,
o simplemente el recuerdo puntual innecesario de reglas generales.
Sin embargo, sobre todo el populismo punitivo imperante en los
últimos decenios ha llevado a que el legislador, descuidando este
vaya en la Parte Especial más allá de su tarea moduladora y suplante
a este con excesiva frecuencia en una función que no le compete: la
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de intérprete de su propia voluntad, incluso aplicando sus propias
normas. Los preceptos que contienen reglas concursales expresas su-
ponen el ejemplo sumo de este exceso en sus competencias.
innumerables problemas a los que conduce la técnica de las reglas
concursales expresas, las cuales en teoría suponen la aplicación de
las reglas generales, relativas a todos los supuestos posibles en abs-
tracto, a algunos de los casos en que se prejuzga que podrían presen-
tar dudas.
Tal multiplicidad de los problemas que con la técnica de las re-
glas concursales expresas se generan (que sobrepasa con mucho las
supuestas ventajas en cuanto a seguridad jurídica), esto es, el escep-
solo de su acierto, sino de su legitimidad, incluso desde el punto de
vista de la técnica legislativa y sus límites.
En el sentido incluso de la imposibilidad técnica de prever reglas
concursales concretas habla una razón de fondo que cabría expresar
lapidariamente: el concurso entre tipos concretos no se puede regular
tanto no se debe ni siquiera intentarlo.
Si, no obstante, se entendiera posible tal labor, subsidiariamen-
te ha de propugnarse la renuncia a regular asistemáticamente casos
concretos al hilo de determinados tipos, y en su lugar emprender la
labor más ambiciosa de regular grupos de formas características de
concurrir tipos.
La principal razón para negar la posibilidad genérica de reglas
concretas expresas reside en que la técnica criticada responde a una
comprensión equivocada de la labor del legislador y sus límites, lo
que ha dado lugar en las regulaciones concursales particulares a una
extralimitación de la labor legislativa.
Para entenderlo, debe tenerse presente que se ha caracterizado
a las normas concursales generales como normas de segundo nivel,
entendiendo por normas de primer nivel las de la Parte Especial que
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