Prólogo

AutorJuan Ignacio Peinado Gracia
Cargo del AutorCatedrático de Derecho mercantil. Universidad de Málaga
Páginas11-25
PRÓLOGO
Juan Ignacio PEINADO GRACIA
Catedrático de Derecho mercantil
Universidad de Málaga
«A la posada Almayer se podía llegar a pie, bajando por el sendero que
venía de la capilla de Saint Arman, pero también en carruaje, por la carretera
de Quartel, o en barcaza, bajando el río. El profesor Bartleboom llegó por ca-
sualidad.
— ¿Es esta la posada de la Paz?
— No.
— ¿La posada de Saint Amand?
— No.
— ¿El Arenque Real?
— No.
— Bien, ¿tienen alguna habitación?
— Sí.
— Me la quedo.
— .../...
El hombre abandonó la posada a la mañana siguiente. Había un cielo extra-
ño, de los que corren veloces, tienen prisa por volver a casa. Soplaba el viento
del norte, fuerte, pero sin hacer ruido. Al hombre le apetecía caminar. Cogió su
maleta y su bolsa llena de papel, y se encaminó a lo largo de la carretera que se
alejaba bordeando el mar. Caminaba rápidamente, sin girar la cabeza. Así no
pudo ver la posada Almayer despegarse del suelo y deshacerse levemente en
mil fragmentos, que parecían velas y que ascendían por el aire, bajaban y su-
bían, volaban y se lo llevaban todo consigo, lejos, incluso aquella tierra y aquel
mar, y las palabras y las historias, todo, quien sabe hacia donde, nadie puede
saberlo, tal vez algún día alguien esté tan cansado que lo descubra» 1.
1 BARICCO, Océano mar, Barcelona, 2007, pp. 19 y 235.

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