Los peligros de la investigación en derecho comparado

AutorRonald J. Allen
Cargo del AutorProfessor of Law, Northwestern University. Traducción de Gonzalo Seijas
Páginas21-43
LOS PELIGROS DE LA INVESTIGACIÓN
EN DERECHO COMPARADO
Ronald J. ALLEN *
Resumen: Este artículo es parte de un festschrift en honor a la notable carrera de
Michele TARUFFO y a su sorprendente erudición ref‌lejada en su amplia y signi-
f‌icativa obra. Adelanto desde este momento una crítica: él también ha acepta-
do fácilmente como cierta la persistente retórica de que el sistema adversarial
estadounidense no persigue la precisión en la litigación y que es dominado
por un modelo deportivo en donde gana el más fuerte e inteligente, sin impor-
tar la verdad de lo que este af‌irma, y que los sistemas jurídicos continentales
están mucho más orientados hacia la determinación de la verdad. Al analizar
esta retórica veremos que se encuentra fundada en llamativas caracterizacio-
nes erróneas sobre ambas concepciones sobre el litigio. Por ello, el objetivo
de este trabajo es proveer de una descripción más acertada, aunque bastante
general, de ambas concepciones, que sugiere que la retórica lo ha entendido
al revés; presentando información sugerente acerca del sistema jurídico esta-
dounidense y los sistemas continentales que entra en conf‌licto directo con la
retórica. Además, la predicción obvia es que un sistema jurídico más preciso
y ef‌iciente debería generar crecimiento económico e innovación. Se presenta
pues cierta información sugerente que muestra que desde 1980 los Estados
Unidos dominaron a Francia, Alemania, España e Italia en ambos aspectos,
tendiendo a disconf‌irmar la efectividad comparativa de los sistemas jurídicos
europeos. El título «Los peligros de la investigación en derecho comparado»
se debe a las variables complejas a las que aludiré en todo el trabajo.
* John Henry Wigmore, Professor of Law, Northwestern University. Traducción de Gonzalo Seijas.
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Agradezco a Jordi FERRER y a los organizadores de este congreso por su
invitación. Si mis comentarios son menos coherentes y convincentes de lo
habitual, tengo una justif‌icación. Para llegar a Girona, tuve que volar desde
Haikou, provincia de Hainan, China, anteayer. No puedo decir sinceramente
que ha sido un placer hacerlo, pero sí que fue un honor haber tenido la opor-
tunidad de ello. Hay muy pocas circunstancias que me hubieran impedido
venir a rendirle homenaje a un viejo amigo a quien admiro profundamente.
Lo admiro por muchas razones. Admiro su calidez y su amabilidad y me con-
sidero afortunado de ser su amigo. Admiro su intelecto, una navaja af‌ilada y
punzante. Admiro su laboriosidad. En realidad, estoy sorprendido por su labo-
riosidad: publica libros tan seguido que es difícil saber exactamente cuántos,
por no hablar del constante f‌lujo de artículos que produce. Y, como su ami-
go, me complace enormemente que haya recibido el debido reconocimiento
a su prodigiosa y perspicaz erudición. Recientemente tuvimos un congreso
en la Northwestern University acerca de los fundamentos de la prueba en el
derecho y sus implicaciones para los países en desarrollo. Un poco desver-
gonzadamente, publicitamos el congreso anunciando que participarían en él
el grupo de académicos especialistas en derecho probatorio del mundo más
impresionante jamás congregado, incluidos los académicos más importantes
de seis de los siete continentes. Por supuesto, no era tan difícil reunir un grupo
tan impresionante, al invitar a Michele a la conferencia teníamos a uno de los
académicos más destacados de al menos tres continentes por sí solo, y, hasta
donde sé, probablemente tiene el mismo estatus en Australia, África y Asia del
que tiene en Europa, Latinoamérica y Estados Unidos.
Con todo el respeto a aquellos de nosotros que hemos envejecido un poco
con el transcurso del tiempo, algunas veces en el campo de la academia ju-
rídica la longevidad es confundida con la importancia académica. Yo sé que
es un secreto que no debería develar en lo que seguramente será un mundo
incrédulo, pero algunas veces la gente es invitada a conferencias o algunos
otros eventos no porque tenga algo interesante o útil que decir sino porque son
amigos de los organizadores. Sí, sé que es chocante, pero no deja de ser verdad.
Habiendo sido invitado a muchas conferencias, puedo atestiguar que esta es la
única explicación posible. Y, pensando al respecto, ello podría explicar por qué
Michele ha sido tan buscado para participar en conferencias de todo el mundo:
su calidez y su amabilidad son contagiosas. Sin embargo, para introducir un
tema al que volveré más adelante, debemos ser mejores empiristas que eso y no
confundir correlación con causalidad. El motivo real por el que es conocido y
tan buscado como disertante es precisamente la calidad de su trabajo. Cuando
estaba preparando este comentario, me di cuenta de que mi presentación estaba
prevista al f‌inal de los dos días del evento y asumí que los disertantes anteriores
habrían tratado muchos de los múltiples aspectos de la obra de Michele. Por
tanto, decidí limitar mi alabanza a dos aspectos de su obra que conozco perso-
nalmente y que demuestran todas sus fortalezas intelectuales.

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