Origen y características de la economía de las plataformas virtuales

AutorJosep Gunnar Horrach Armo
Páginas27-53
CAPÍTULO 1
ORIGEN Y CARACTERÍSTICAS DE LA ECONOMÍA
DE LAS PLATAFORMAS VIRTUALES
I. INTRODUCCIÓN
En los últimos años ha irrumpido con fuerza un nuevo fenómeno eco-
nómico impulsado por el auge de las tecnologías de la información y comu-
nicación, conocido comúnmente como «economía colaborativa», «sharing
economy» o «economía de las plataformas virtuales» 1. Este fenómeno se ca-
racteriza por la utilización más ef‌iciente de los recursos disponibles gracias a
la intermediación de plataformas virtuales (PV) que facilitan el intercambio
y la compartición de bienes y servicios entre particulares a una escala antes
inimaginable. Partiendo de esta premisa, en este primer capítulo analizamos
el origen, el concepto y las características de la llamada «economía colabo-
rativa» y explicamos por qué entendemos preferible abandonar esta concep-
tualización y utilizar en su lugar la expresión «economía de las plataformas
virtuales» (EPV).
Este análisis resulta necesario porque en el presente trabajo nos centra-
mos, principalmente, en las actividades ilícitas realizadas en línea a través de
PV. En concreto, nos centramos en los ilícitos desleales cometidos a distan-
cia (tanto aquellos realizados por los usuarios que actúan a través de las PV
como los realizados por estas), si bien en ocasiones también hemos tenido
que ampliar el objeto de estudio a las actividades realizadas off‌line para tener
una visión completa de ciertos ilícitos desleales, los cuales están formados
por un conjunto de actos concatenados, algunos de ellos realizados en línea y
otros realizadas de forma directa y presencial. Este análisis previo resulta ne-
cesario para poder determinar la jurisdicción y la ley aplicable en los ilícitos
desleales cometidos a distancia en el ámbito de la EPV.
1 No obstante, esta realidad disruptiva ha sido conceptualizada de otras formas, siendo conceptos
comúnmente utilizados los siguientes vocablos anglosajones: «sharing economy», «collaborative con-
sumption», «access-based consumption», «collaborative economy» y «circular economy». En este sen-
tido, vid. el estudio elaborado por el Centro Común de Investigación (JRC) de la Comisión Europea:
C. CODAGNONE y B. MARTENS, «Scoping the Sharing Economy, Origins, Def‌initions, Impact and Regula-
tory Issues», Institute for Prospective Technological Studies Digital Economy Working Paper, 2016, p. 5.
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II. DE LA ECONOMÍA COLABORATIVA A LA ECONOMÍA
DE LAS PLATAFORMAS VIRTUALES
El presente epígrafe tiene como objetivo analizar cómo surgió la econo-
mía colaborativa y por qué, paulatinamente, se está abandonando esta deno-
minación en favor de la conceptualización más rigurosa de «economía de las
plataformas virtuales» (EPV). Esta denominación será la que utilizaremos a
lo largo de esta obra, pues no nos limitaremos al estudio de las plataformas y
transacciones que tienen un carácter estrictamente colaborativo, sino al con-
junto de transacciones que pueden realizarse de forma genérica en el marco
de las PV.
1. Orígenes de la economía colaborativa en sentido estricto
No resulta una tarea sencilla f‌ijar la fecha exacta del origen del fenóme-
no colaborativo, debido fundamentalmente a tres factores. En primer lugar,
porque no hay un consenso sobre el contenido y la conceptualización de la
economía colaborativa. Si bien es cierto que las primeras def‌iniciones sobre
esta nueva realidad hacen referencia a unos f‌ines altruistas, colaborativos y
alejados de la idea de lucro, no es menos cierto que muchas de las transaccio-
nes anunciadas bajo este rótulo no cumplen tales características.
En segundo lugar, aun aceptando que la economía colaborativa respon-
diera a unos ideales altruistas, de compartición y realmente colaborativos,
debemos tener en cuenta que las transacciones colaborativas así def‌inidas
son inherentes a la propia sociedad. Así, por ejemplo, prácticas tan comunes
como compartir bienes entre particulares se llevan realizando desde antaño 2.
Ahora bien, este fenómeno se ha visto incrementado de forma exponencial
con la aparición de las nuevas tecnologías 3, potenciando los modelos cola-
borativos ya existentes, constituyendo una práctica más ef‌iciente y escalable.
En tercer lugar, desde el surgimiento de las nuevas tecnologías de la in-
formación y comunicación, destacando la aparición de internet, un gran nú-
mero de plataformas virtuales han sido creadas de forma paulatina para dar
entrada al fenómeno colaborativo. Como suele suceder en estos casos, la rea-
lidad se ha adelantado a la conceptualización de dicho fenómeno, por lo que
la economía colaborativa llevaba años practicándose, en sus distintas moda-
2 K. STOKES et al., «Making sense of the UK collaborative economy», Nesta, Londres, 2014, p. 7.
Como indican los autores de este estudio, «las actividades e ideas que conforman la economía colabo-
rativa no son nuevas. Las personas, a lo largo de la historia, han llevado a cabo negocios exitosos en
torno al alquiler, el intercambio y el leasing de bienes y servicios de todo tipo (desde lavanderías a al-
quiler de coches y agentes inmobiliarios). Las actividades colaborativas informales y personales como
el “couchsurf‌ing”, el autostop, las tiendas de intercambio y la vida comunitaria han prosperado durante
mucho tiempo en las comunidades, a menudo fuera de los marcos regulatorios u organizacionales».
3 COMISIÓN NACIONAL DE LOS MERCADOS Y LA COMPETENCIA (CNMC), «Consulta pública sobre los nue-
vos modelos de prestación de servicios y la economía colaborativa. Documento 2: Efectos de los nuevos
modelos económicos sobre el mercado y la regulación», Madrid, 2015, p. 1.

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