"La movilidad laboral y geográfica de la población extranjera en España"

AutorGuillermo Rodríguez Folgar
Páginas245-246

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Pablo Pumares Fernández, Arlinda García Coll Y Ángeles Asensio Hita MTAS, Colección Documentos del Observatorio Permanente de la Inmigración Madrid, 2006 217 págs

En el marco del crecimiento inusitado que la población extranjera en España ha experimentado desde el año 2000, el presente trabajo aborda este tema centrándose en cómo se ha producido la incorporación de los extranjeros al mercado laboral, si se han originado cambios relevantes en los últimos años, si se pueden observar procesos de movilidad laboral ascendente y en qué medida se han visto afectados los trabajadores españoles.

Para ello, los autores consideran necesario incorporar al estudio dos elementos como son la inserción laboral de los extranjeros en relación con el mercado laboral español, así como las relaciones entre movilidad geográfica y movilidad laboral, ya que ambas formas de movilidad tienen repercusiones importantes sobre el proceso de integración social de los extranjeros y sobre el papel que juegan en el mercado laboral.

El estudio se centra en el período 1995- 2004 y, dentro del mismo, los autores distinguen dos subperíodos, situando la divisoria en el cambio de milenio, ya que si bien a lo largo del período se crea empleo a un ritmo similar, en un primer momento está compuesto básicamente por españoles mientras que en el segundo la presencia de extranjeros es enorme.

Atendiendo a los grupos de cotización a la Seguridad Social, en el primer subperíodo los empleos, que ocupan básicamente españoles, se concentran en mayor medida en los trabajadores manuales y los escalones inferiores de cuello blanco del Régimen General. Por el contrario, se observan pérdidas en los regímenes especiales de Empleados de Hogar, del Mar y de la Minería del Carbón y un escaso crecimiento del R.E.Agrario, que indican el poco interés que suscitan en los trabajadores españoles.

En el segundo subperíodo, por el contrario, las categorías que más crecen en términos relativos son las de mayor cualificación. La primera conclusión que se deduce es que esta inyección de trabajadores extranjeros en el mercado de trabajo formal no sólo no ha producido un empeoramiento de la estructura por regímenes y grupos de cotización sino que, por el contrario, ha favorecido el crecimiento de los grupos superiores a un ritmo acelerado, en particular si se compara con el subperíodo precedente.

Esto es consecuencia del mayor impacto de los extranjeros en las categorías inferiores que ha facilitado que el desplazamiento hacia arriba de los españoles pueda darse a mucha más velocidad.

A su vez, esta concentración de los extranjeros en las ocupaciones manuales y el fuerte crecimiento de los españoles en las de cuello blanco parecen abundar en el predominio de la complementariedad frente a la competencia entre ambos grupos. Por otra parte, los extranjeros contribuyen a que el R.E. Agrario y el R.E. de Empleados del Hogar no pierdan trabajadores o los pierdan en menor medida sino que además aportan juventud a estos regímenes envejecidos.

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Por sectores, construcción, hostelería, agricultura y hogares que emplean personal doméstico siguen concentrando a la gran mayoría de trabajadores extranjeros. Sin embargo, dentro de ellos, la construcción es la que gana protagonismo a expensas de los dos últimos y, aunque puede ser coyuntural, esto introduce cambios cualitativos importantes para los trabajadores extranjeros, en primer lugar porque supone un movimiento desde actividades que se desarrollan en buena medida dentro de los regímenes especiales a otras que predominantemente lo hacen en el Régimen General, lo que implica una mejora de condiciones por sí misma y, en segundo lugar, porque la construcción ofrece muchas más posibilidades de promoción a medida que se gana en experiencia y habilidades.

El análisis de los cambios de régimen de cotización de los trabajadores extranjeros indica, efectivamente, que hay un desplazamiento, claro y generalizado en todos los grupos según origen y sexo, hacia el R.E. de Trabajadores Autónomos y, sobre todo, hacia el Régimen General desde los demás regímenes especiales, lo que debe interpretarse como una movilidad laboral ascendente que, en el caso de los nacionales, es todavía mayor.

Se confirma, pues, que en estos últimos años se ha producido una movilidad laboral ascendente de los trabajadores extranjeros (y mayor aún en los nacionales).

Según los autores, la movilidad laboral observada tiene limitaciones y riesgos. El riesgo más claro tiene que ver con su continuidad en el tiempo, sobre todo si se produjera un período de crisis económica. En este sentido, la concentración en el sector de la construcción, tan expuesto a ciclos de vértigo, hace temer consecuencias dramáticas para todos, pero en particular para los extranjeros.

Si parece claro que los extranjeros han tenido un efecto positivo sobre la estructura por regímenes, queda menos clara su repercusión sobre otras características del mercado de trabajo como por ejemplo la temporalidad, si bien la inestabilidad laboral no es algo nuevo sino que viene arrastrándose desde hace varios años de la mano de la globalización, la decidida apuesta de las empresas por la llamada "flexibilidad" y las mayores facilidades de la legislación para llevarla a cabo.

La abundante presencia de extranjeros en el mercado laboral puede favorecer una intensificación de dicha inestabilidad o quizá que no se reduzca, pero los datos manejados no permiten constatarlo. Tampoco se puede asegurar lo que hubiera ocurrido de no producirse el aporte de extranjeros, pero, según el estudio, es más fácil pensar que determinadas actividades se hubieran seguido abandonando, antes que producirse una mejora en las condiciones laborales. Sin embargo, lo que sí parece claro es que son los extranjeros no comunitarios los más expuestos y los que sufren en mayor medida esa precarización laboral.

Por otro lado, a juicio de los autores, resultan más evidentes los efectos positivos que la incorporación de los extranjeros ha tenido sobre la estructura por regímenes y grupos de cotización y sobre el balance de la Seguridad Social. De la misma manera hay que considerar la mejora del dinamismo que se deriva del aumento de la demanda de bienes y servicios en el país de destino, originado por el incremento de la población que provoca la inmigración.

Por grupos de procedencia, la mayoría de los resultados tienden a ratificar la jerarquía laboral basada en la "etnoestratificación". En líneas generales, los comunitarios y los de los países más desarrollados, en general, ocuparían la parte alta de la pirámide laboral y los africanos la base. Entre ellos se situarían los demás grupos de origen sin una jerarquía tan clara, pues variaría según la variable utilizada (por ejemplo, más trabajos de oficina en los iberoamericanos pero menos temporalidad en los asiáticos).

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Los comunitarios presentan la estructura más favorable por sectores y por regímenes de la Seguridad Social. Se concentran clara- mente en el sector servicios y destacan sobremanera en el R.E. de Trabajadores Autónomos (sobre todo británicos y alemanes), asociado en parte con negocios relacionados con el turismo y en los grupos superiores del Régimen General, más relacionados con profesionales y con empresas transnacionales.

Los europeos no comunitarios, en cambio, tienen muy poca presencia en el sector servicios y entre los trabajadores de cuello blanco, pero sobresalen en industria y construcción y dentro del grupo de oficiales del Régimen General. Los asiáticos son los que se concentran en mayor medida en el sector servicios y son también los que presentan mayores porcentajes de contratos indefinidos.

Por último, los africanos son los que tienen mayor presencia en el sector agrario y menos en el de servicios y es el colectivo en el que la inestabilidad laboral se ceba en mayor medida. Así mismo, registran, con diferencia, las mayores tasas de paro y de temporalidad.

En cuanto a movilidad geográfica interior, los extranjeros registran unas tasas particularmente intensas que cuadruplican las de los españoles y suponen el 23,4% de las migraciones interiores. Las mujeres registran tasas similares a los hombres en los movimientos intraprovinciales pero decaen claramente en los interprovinciales, en proporción cinco veces más que los españoles.

Concluyen los autores destacando que los rasgos presentados por la movilidad de los trabajadores extranjeros en España corresponden a los propios de un país de reciente inmigración. En este sentido, se aprecian sensibles diferencias entre países de nueva inmigración respecto a países de larga tradición inmigratoria, pues en estos últimos suele existir una red social consolidada y segregada especialmente según grupos étnicos -fruto de la presencia desde hace décadas de colectivos de inmigrantes- que actúa como factor de sedentariedad, cosa que, según los autores, no sucede, por lo menos de momento, en España.

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