Para la mejor expedición de los negocios que entre sí se ofreciesen: disputas económicas y concordias escribaniles en Andalucía (SS. XVI-XIX)

AutorElizabeth García Gil
Cargo del AutorUniversidad de Málaga
Páginas1188-1208
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CAPÍTULO 66
PARA LA MEJOR EXPEDICIÓN DE LOS NEGOCIOS
QUE ENTRE SÍ SE OFRECIESEN:
DISPUTAS ECONÓMICAS Y CONCORDIAS
ESCRIBANILES EN ANDALUCÍA (SS. XVI-XIX)
ELIZABETH GARCÍA GIL
Universidad de Málaga
1. INTRODUCCIÓN
Los escribanos públicos presentaron fuertes resistencias corporativas
desde el inicio de la institución notarial. Para llevar a término su objetivo
suscribieron diferentes acuerdos donde se recogían actuaciones y proce-
dimientos de su oficio. Con ello pretendían protegerse de la pérdida de
poderes y privilegios que se inició en el reinado de los Reyes Católicos
y se incrementó en época de Felipe II, pero también de sus propios com-
pañeros de oficio. En las siguientes páginas analizaremos diferentes con-
cordias suscritas por escribanos del Reino de Granada y del Reino de
Sevilla desde finales del siglo XVI hasta inicios del XIX. En ellos se
pueden vislumbrar los diferentes mecanismos llevados a cabo por estos
profesionales de la pluma para proteger sus intereses a lo largo de los
siglos.
2. EL OFICIO DE ESCRIBANO PÚBLICO
La institución del notariado fue uno de los pilares fundamentales del
régimen jurídico. Su misión primordial fue la de atribuir fe pública a las
actas notariales, es decir, los documentos entre las distintas partes que
suscribían un contrato. Tenían la misión de otorgar veracidad al docu-
mento que signaban, recogiéndolo de manera exacta, legal y real. Con
ello se garantizaba el negocio jurídico, convirtiendo la escritura en un
instrumento jurídico con valor legal ante posibles litigios. Aunque su
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origen fue romano693, no fue hasta la publicación de las Partidas en el
siglo XIII cuando se les reconoció autoridad pública. Con anterioridad
a ellas también quedaron recogidos en el Fuero Real y el Espéculo. Las
Partidas definirían qué tipo de escribanos existían y cuáles eran sus fun-
ciones:
Escribano tanto quiere decir como home que es sabidor de escrebir et
son dos maneras dellos: los unos que escriben los privillejos, et las cartas
et las actas en casa del rey, et los otros son los escribanos públicos que
escriben las cartas de las vendidas, et de las compras, et los pleytos et
las posturas que los homes ponen entre sí en las cibdades et en las villas.
Et el pro que nasce dellos es muy grande quando facen su oficio leal-
mente; ca se desembargan et se acaban las cosas que son meester en el
regno por ellos, et finca remembranza de las cosas pasadas en sus regis-
tros, en las notas que guardan et en las cartas que facen, asi como mos-
tramos en el título ante deste que fabla de las escripturas694.
La importancia de estos profesionales residía en que eran los interme-
diarios entre los diferentes estamentos sociales. Nos referimos a una di-
ferenciación que obedece a una distinción entre iletrados y letrados. Se
relacionaban con las élites, con las minorías que acaparaban el poder:
nobleza y clero. Los escribanos prestaban servicio a las instituciones pú-
blicas, pero también a los habitantes de a pie que residían en las villas y
ciudades. Esto los hacía el nexo entre gobernados y gobernantes, siendo
la clave de su importancia (Extremera Extremera, 2001). Por las manos
de los fedatarios pasaban todas las escrituras que las personas registra-
ban, lo que hacía que se pudiese controlar a una sociedad gracias a la
información contenida en los documentos.
Las Partidas van a tipificar las clases de escribano que existían y la cons-
titución de las notarías, así como su desarrollo. Un rasgo importante que
definiría a los notarios sería su poridad. Los escribanos públicos,
693 Los tabelliones romanos son el antecedente de los notarios actuales. Este cargo romano
pasó a denominarse conscriptor o notarius con los germanos, pero no fue hasta el siglo XII
cuando en el norte de Italia se instauró legítimamente la figura del notario como se conoce hoy
día, naciendo entonces los llamados notarius regis, notarius iudex o sacri palatii, es decir,
aquellos que estaban investidos por la fides publicam.
Un trabajo más profundo que recoge la historia del notariado y su auctoritas puede verse en
Bono Huerta (1985), Piñol Alabart (2015) o Pagarolas Sabaté (2007).
694 Partidas, III, XIX, I.

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