Donde las instituciones financieras no llegaban: trascendencia del crédito informal en el ámbito rural de la extremadura del siglo XIX

AutorAntonio Hidalgo Mateos
Cargo del AutorUniversidad de Extremadura
Páginas1125-1148
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CAPÍTULO 64
DONDE LAS INSTITUCIONES FINANCIERAS
NO LLEGABAN: TRASCENDENCIA DEL CRÉDITO
INFORMAL EN EL ÁMBITO RURAL
DE LA EXTREMADURA DEL SIGLO XIX
ANTONIO HIDALGO MATEOS
Universidad de Extremadura
1. INTRODUCCIÓN
A finales del siglo XVIII se publicaba en Madrid el Almanak Mercantil
o Guía de los comerciantes en el que se puntualiza que se puntualiza que
cambiar equivale a "dar y tomar dinero a cambio: y algunas veces se usa
por negociar y tratar con él llevando intereses."616 Pese a que la utiliza-
ción del término comerciante-banquero está vinculada a los orígenes
mercantiles de buena parte de los banqueros privados,617 tal y como ve-
mos, existía un alto grado de indefinición618 en la identificación del
616 Editado por Diego María Gallard, en el que nos encontramos con los nombres y direcciones
de los banqueros madrileños, que están agrupados bajo el nombre de Cambiantes y de Corre-
dores de letras. En el Diccionario de Autoridades de 1726, aparece definido el "cambiador"
como "el que trueca y permuta alguna cosa con otro (...) en significación más ceñida, la per-
sona pública que, con autoridad del Príncipe o de la República, pone el dinero de un lugar a
otro con intereses..."
Tal y como cita Jaime Boy y su Diccionario teórico, práctico, histórico y geográfico de Comer-
cio, hacia 1839, la voz cambista es "voz antigua, que corresponde a la de la gente, o corredor
de cambios cuyo oficio es frecuentar la Plaza, Bolsa, o Lonja de Comerciantes para informarse
del curso del cambio en las diferentes plazas extranjeras, a fin de poder con su intervención
hacer remesas, libranzas o negociaciones de letras o billetes de cambio", contra poniéndolo al
"comercio o giro de dinero, que se hace de una plaza a otras, por medio de las letras de cam-
bio, dando el metálico en una ciudad, y recibiendo una letra para cobrarlo en otra el valor co-
rrespondiente", por lo tanto, cambio equivale también a la reducción de moneda de un país a
la de otro en función de un precio convenido de ante mano. (Tedde de Lorca, 1983, pág. 302)
617 (Lindoso-Tato, 2022)
618 Indefinición que no fue exclusivo a la península y que se repitió en otras zonas de Europa.
Tomando como ejemplo el caso británico, por la precocidad de la génesis de su sistema finan-
ciero moderno, el trabajo de Roberts, al analizar el uso de la terminología asociada a los
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cambio con el crédito, donde "los comerciantes que se dedican única-
mente a las operaciones de cambio se llaman banqueros". Los "cambian-
tes" que aparecen en las sucesivas ediciones del almanak no eran exclu-
sivamente banqueros, actuando también como prestamistas, descon-
tando, avalando y girando efectos a corto plazo, a la vez que comercia-
ban con monedas de diferentes países, aparte de vender diversos géne-
ros, sintetizando de manera clara la dedicación al crédito y al comercio
dentro de la realidad comercial en que el importante mercado de bienes
de consumo del Madrid decimonónico se había convertido.619
El sistema bancario español estaba claramente polarizado en el siglo
XIX, entre las instituciones bajo firma individual, sociedades colectivas
o comanditarias banqueros, comerciantes-banqueros y casas de
banca, por un lado, y las constituidas con forma de sociedad anó-
nima620 bancos y sociedades de crédito, por otro, en una evidente e
inevitable convivencia de modelos antiguos y modernos621 que, seguro,
se complementaron para evitar el colapso de la actividad económica que
hubiera representado el, a priori, fracaso de la modernización del sistema
bancario decimonónico.
Secundamos, por tanto, la idea622 de que dicha carencia de bancos in-
centivó el desarrollo de un sistema alternativo capaz de, en directa rela-
ción con la importancia del desarrollo económico de las diversas regio-
nes españolas, atender las necesidades de intermediación financiera de-
ficientemente cubiertas. Inversamente al grado de fracaso de la banca
moderna potenció y consolidó el crecimiento y difusión de la denomi-
nada como banca tradicional, entre la que estarían los comerciantes-ban-
queros.
Merchant Banks británicos desde el siglo XIX, Viena a identificarlos con la élite de los banque-
ros privados ingleses. (Roberts, 1993)
619 (Tedde de Lorca, 1983, pág. 302)
620 Para profundizar en el estudio de la constitución de los bancos y sociedades de crédito en
su conjunto como sociedades anónimas en el sistema bancario español del siglo XIX ver los
trabajos de (Tedde de Lorca, 1974) y (Tortella, 1975)
621 Las discrepancias y puntualizaciones el respecto y su relación con la estructura organiza-
tiva y funcional en (García López, 1989, págs. 378-379)
622 (García López, 1989, págs. 378-379)

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