La investigación sobre los bienes intangibles en la administración pública

AutorMaría José Canel/Paloma Piqueiras/Gabriela Ortega
Páginas11-28

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La riqueza de los países la produce, en más de un 60 %, capital que es intangible. Así lo afirmó el Banco Mundial en el año 2006 (World Bank, 2006) y lo reafirmó en el año 2011 (World Bank, 2011) en unos estudios con los que esta entidad se había propuesto explorar qué es lo que genera riqueza en las naciones (Where is the Wealth of Nations? y he Changing Wealth of Nations son los títulos de los informes correspondientes). Estos trabajos constataron que el capital humano y la calidad de las instituciones de un país se han constituido en los principales motores de la producción y del crecimiento (World Bank, 2011: 13-14). Pero poco se sabe sobre la riqueza intangible, dónde está, qué la causa y cómo se mide; explorarla es lo que pretende hacer esta monografía.

A pesar de que la intangibilidad en el sector público es mayor que en el privado (Cinca, Molinero et al., 2003; Queiroz, Callén et al., 2005), y de que la gestión de intangibles se ha mostrado como un enfoque conceptual de gestión estratégica válido para las administraciones públicas (Kong y Ramírez, 2010), el sector público es todavía reacio a los bienes intangibles (Luoma-aho y Makikangas, 2014). En España, si bien hay casos interesantes de intangibles, la mayor parte se centran en el bien intangible capital intelectual, aplicado fundamentalmente a universidades (Guthrie, Ricceri et al., 2012: 74; Dumay, Guthrie et al., 2015). En general la gestión de la intangibilidad en el sector público es todavía escasa. Apenas se cuentan con casos de bienes intangibles relacionados con el reconocimiento del comportamiento de las organizaciones por parte de los stakeholders, como son la reputación del sector público, la legitimidad o la marca.

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Esta monografía es resultado de un proyecto de investigación que se propuso explorar el concepto de bien intangible en el sector público, y para eso desarrolló trabajo en dos niveles:

  1. Por un lado, en el nivel conceptual, con el in de explorar la definición de bien intangible, su procedencia, los elementos que la componen, y los requerimientos para su traslación del sector privado al público.

  2. Por otro, en el nivel práctico, para identificar, analizar y evaluar ejemplos y casos de bienes intangibles en el sector público (en el ámbito local, regional y nacional), con el in de proponer buenas prácticas aplicables a las administraciones públicas españolas.

El foco es la dimensión comunicativa del bien intangible y, por tanto, los bienes intangibles son legitimidad, compromiso (engagement), RSI (responsabilidad social institucional), marca y transparencia (respecto a este último, como se verá en la argumentación del capítulo correspondiente, no se entiende como un bien intangible en sí mismo, sino como algo que facilita, protege y refuerza otros bienes intangibles).

La estructura de la monografía es la siguiente. En este primer capítulo se explica el desarrollo de la investigación: objetivos, planificación del trabajo y logros. Le sigue un capítulo en el que se introduce el concepto de bien intangible y se analiza el contexto de la Administración pública para el que esta investigación considera propicio introducir los bienes intangibles como una propuesta válida de gestión pública (capítulo II). A continuación, cinco capítulos se centran en los siguientes bienes intangibles: legitimidad, compromiso (engagement), marca, y responsabilidad institucional (capítulos IIIVI). En cada uno de ellos, y siguiendo los mismos criterios de análisis, se exploran los conceptos relacionados con cada bien intangible, se propone una definición específica y se argumenta su necesidad en la Administración pública. Estos capítulos, además, establecen los criterios necesarios para la identificación de buenas prácticas aplicables al sector público y analizan varios casos específicos, para terminar sugiriendo implicaciones para la práctica profesional. El capítulo VII explora la relación que hay entre transparencia e intangibilidad, atendiendo, de nuevo, a los conceptos, así como a varios casos prácticos de transparencia en la Administración pública. La gestión de la intangibilidad requiere unas capacidades específicas por parte del gestor público, y es el tema del que se ocupa el capítulo VIII. Por último, el capítulo IX recoge las conclusiones e implicaciones para la práctica.

Por lo que respecta a este capítulo I, la estructura es la siguiente. Primero se establece el ámbito de estudio de la comunicación que se lleva a cabo en la Administración pública; segundo, se explican los antecedentes de esta investigación y se especifica cuál es la innovación al respecto; en tercer lugar, se presentan los objetivos; en cuarto lugar, se explica el desarrollo de la investigación (indicando qué actividades se han llevado a cabo) y, por último, se referencian los resultados.

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1. Aclaración conceptual inicial: el ámbito de la comunicación en el sector público

La presente investigación contempla los bienes intangibles en el contexto de una definición amplia de comunicación en la Administración pública. Tras la revisión de la literatura, entendimos por comunicación del sector público (Canel y Luoma-aho, en prensa, a):

La comunicación orientada a unos objetivos, entre las organizaciones y sus stakeholders, que facilita el desarrollo de las funciones del sector público en los distintos contextos culturales o políticos, y llevada a cabo con el propósito de construir y mantener el bien público, así como la confianza entre ciudadanos y autoridades

.

Esta definición asume la versión más actual del debate sobre la publicness (Antonsen y Jørgensen, 1997; Bozeman y Bretschneider, 1994; Meier y O’Toole, 2011; Moulton, 2009) y, por tanto:

  1. Contempla las organizaciones públicas en sentido amplio, es decir, considera no solo las organizaciones controladas por el Estado o Gobierno, sino también toda organización que participa en la provisión de un servicio público. Por tanto, los casos que se exponen en este trabajo incluyen también fundaciones públicas o incluso casos de empresas privadas contratadas para la provisión de un servicio público.

  2. Incluye una conceptualización de la comunicación intrínsecamente ligada a la creación de valor, y por tanto atribuye a la comunicación la posibilidad de hacer que los valores se hagan manifiestos.

  3. Es una conceptualización que está abierta a la constante modificación de las barreras que separan el sector público del privado, algo que es necesario para introducir la práctica de los bienes intangibles.

2. Antecedentes

La revisión de la literatura sobre las percepciones públicas del sector público, y más específicamente sobre el concepto y práctica de los bienes intangibles en el sector público, permite establecer los siguientes rasgos de los antecedentes y estado actual del objeto de investigación de este proyecto.

Los estudios precedentes muestran que:

  1. En la mente de los públicos hay unas generalizaciones iniciales negativas sobre las organizaciones públicas, caracterizadas por la burocracia, lentitud, ineficiencia y corrupción (Vilma Luoma-aho, 2008).

  2. Los juicios que los ciudadanos realizan de la política, los políticos, la gestión pública y, en general, lo público son resultado de una compleja dinámica que, con

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    frecuencia, carece de relación causa-efecto entre recursos públicos empleados, políticas públicas, logros de gestión, información, comunicación, satisfacción ciudadana y confianza (Van de Walle y Bouckaert, 2003; Carmeli y Tishler, 2005; James, 2009 y 2011a; James y Moseley, 2014; Sanders y Canel, 2015).

  3. Una de las causas de los juicios negativos que los públicos realizan del sector público radica en la deficiente gestión de expectativas con la que contextualizar al ciudadano en lo que puede y debe esperar. De manera que una comunicación defectuosa (bien porque dio lugar a expectativas inviables, irrealistas o indeterminadas) perjudica la reputación de las instituciones públicas (Olkkonen y Luoma-aho, 2015; Olkkonen y Luoma-aho, 2014), reduce la satisfacción de los ciudadanos con los servicios públicos y mina la confianza (James y Moseley, 2014). Gestionar las expectativas de los ciudadanos con una adecuada comunicación se está convirtiendo en una necesidad central del sector público (Luoma-aho, Olkkonen et al., 2013; Olkkonen y Luoma-aho, 2014), y requiere de un...

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