Crisis económica. Tercer Sector, Economía Social y Economía Solidaria en el continente africano
Autor | Edmundo Sepa |
Cargo del Autor | Presidente Fundador de ETANE |
Páginas | 197-220 |
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Conocidas y explicadas las causas y el origen geográfico de la actual financiera internacional2, así como las diferentes iniciativas que se están poniendo en marcha a escala mundial, especialmente a través del G-20 y la Unión Europea, vamos a centrarnos en el presente trabajo a describir, eso sí, de forma muy resumida, su proceso de expansión y efectos en África, así como el escenario futuro y posible en el continente, cuando se dé por superada.
¿Por qué una región tan aparentemente alejada y apenas insertada en el sistema financiero internacional como es África, puede verse afectada con tanta virulencia por una crisis cuyo origen geográfico está tan alejado del continente?. Simplemente, porque África no está tan excluida del Sistema de Intercambios y Relaciones Económicas Internacionales, como generalmente se pretende hacer ver a la opinión pública de las llamadas economías avanzadas, como tendremos tiempo de constatar más adelante.
Una observación previa a la que no ha prestado todavía la suficiente atención, antes de concluir esta introducción: el gigantesco volumen de
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capitales y la consecuente abundancia de liquidez de que dispusieron los países industrializados y algunos emergentes, antes de que explotara la crisis, nunca llegó África ni al resto de países y regiones periféricas, utilizando la expresión de Samir Amín, que es tanto como decir que no llegaron a beneficiarse de esta bonanza económica. Dicho en otros términos, toda esta sobre abundancia de capital circuló en los países industrializados y en los emergentes, de ahí que sus efectos sean comparativamente mucho más notables desde el punto de vista de la liquidez, de la producción industrial y de la contracción de su capacidad de consumo. Es cierto que África se está viendo afectada, como tendremos ocasión de constatar más adelante, pero no en calidad de perjudicado activo, sino más bien pasivo.
Otra premisa importante previa al abordaje de los efectos de la crisis financiera internacional sobre el continente africano, es la recomendación de no perder de vista su especificidad en los siguientes aspectos:
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Desde la época de la Trata negrera, la historia económica de África se ha caracterizado por un modelo de explotación intensiva basado fundamentalmente en el expolio, el descontrol y la extraversión. Los diferentes modelos de explotación del continente importados nunca lo fueron con el objetivo de satisfacer las demandas locales, u aspecto que jamás ha sido considerado como algo prioritario.
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El estado del bienestar de las sociedades industrializadas instaurado tras el fin de la segunda guerra mundial, no existe ni ha existido nunca en el continente africano. Una circunstancia que ha dado lugar a que la percepción y la lectura de la crisis en África sea totalmente diferente a la que se tiene en las primeras ya que en el caso que nos ocupa, existen muchos factores de crisis anteriores no resueltos todavía que se han sumado a la actual crisis financiera internacional.
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Es importante subrayar igualmente que, al menos en el caso africano, crecimiento económico no se ha traducido en sinónimo de
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mejora de las condiciones y de la calidad de vida de las poblaciones, entre otras razones, porque el concepto de distribución de la riqueza, tal como se entiende y aplica en las llamadas economías avanzadas, ha sido sustituido por el de apropiación por parte de los dirigentes; de lo contrario, países como Nigeria y Angola que llevan más de treinta años produciendo petróleo a gran escala, y más recientemente Guinea Ecuatorial, sus las poblaciones deberían estar gozando ahora de mejores condiciones de vida tendiendo en cuenta los elevadísimos ingresos lleva tiempo generando el llamado oro negro.
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La cuarta observación que no debería perderse tampoco de vista es que, en África, el concepto de Estado soberano, tal como se entiende en los países industrializados no existe pues, a pesar de las independencias, los dirigentes africanos siguen privados de la capacidad de decidir libremente sobre las estrategias de desarrollo de sus países, con lo cual, las prioridades en materia de producción y distribución no siempre se ajustan a las necesidades de la población. Dicho en otros términos, a pesar de la proclamación del llamado Estado africano, el continente sigue teniendo la consideración de zona de expansión económica de las ex potencias administradoras, especialmente Francia e Inglaterra.
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Conviene igualmente matizar sobre el hecho de que no es la crisis en sí la que nos ocupa y preocupa, sino la forma en que esta ha incidido o está incidiendo e influyendo en las relaciones comerciales y los compromisos financieros de los países occiden-tales con África. Me explico, a pesar de la crisis, los acuerdos y las intervenciones militares siguen manteniéndose. Dos matices que vienen a colación por la comparación entre la actitud del grupo de países occidentales y la República Popular China, puesto que en el segundo caso, no sólo no hemos asistido a unos efectos negativos sino todo lo contrario. Lejos de reducir sus compromisos financieros con la crisis como pretexto, China ha encontrado en ella la oportunidad de potenciar su penetración y fortalecer su presencia en África, ocupando espacios o áreas económicas que bien han sido abandonadas por los países occidentales o simple-mente, no les parecían interesantes y además, sin servirse de argucias militares. Intentaremos más adelante ampliar las referencias a China y su estrategia actual en África, para compararla con la de los llamados países avanzados.
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La última observación que hacemos en la introducción de este trabajo es para desmentir una afirmación tan generalizada como falsa: a pesar de su posición en la división internacional del trabajo, África no está excluida del sistema mundial, más bien al contrario; otra cosa es la forma en que se ha producido y se mantiene esta integración3.
Primer mensaje pues: es erróneo analizar los efectos de la actual crisis financiera internacional en África como si antes del 2007, el continente se encontrase en una situación de placidez. No. Existía una situación de crisis que, evidentemente, se ha agudizado tras el crack del 2007 pero que en términos generales, no va ha incorporar nuevas formas de pobreza sino ensanchar aún más las desigualdades.
Siguiendo con esta introducción contextualizadora comparación entre África y las economías avanzadas, nos detendremos seguidamente en una muy breve descripción de la situación en que se encontraban los países avanzados antes de la crisis, tal y como hemos hecho con el caso africano:
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Existencia de un importante excedente de capital que sólo circulaba en el conjunto de países de la OCDE y algunos emergentes.
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Registro de tasas de crecimiento económico sostenido (PIB) en coherencia con las previsiones de los Organismos y Agencias es-
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pecializadas, que no permitían prever caídas bruscas y entrada en recesión de sus economías.
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Existencia de altos niveles de empleo y consumo, como reflejo de la fortaleza de las economías necesitadas incluso de población inmigrada para garantizar su funcionamiento a pleno rendimiento.
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Fortaleza de la arquitectura institucional del Estado del Bienestar, con un altísimo grado de satisfacción del funcionamiento de los servicios sociales nacionales básicos como sanidad, educación, vivienda, empleo, pensiones, etc., que incluía la protección social de los grupos más vulnerables, así como existencia generalizada de niveles relativamente altos de paz social en sus respectivas sociedades.
Por tanto y en comparación con África, la solidez de los países de la OCDE antes de la explosión de la crisis financiera internacional estaba, en términos generales, fuera de dudas.
No es fácil describir la situación global del continente, en un espacio tan corto, puesto que esta varía según la región y la estructura productiva de las respectivas economías. No obstante y, en vista de que se trata de un trabajo aproximativo, y porque todavía el continente en conjunto sigue presentando rasgos bastantes comunes, intentaremos presentar una radiografía general basándonos en los estudios, informes y datos macroeconómicos que habitualmente vienen publicando los Organismos multilaterales, esto es, Banco Mundial, FMI, OCDE, Banco de Desarrollo Africano, FAO y UNECA, fundamentalmente, y la iniciamos con esta primera cita:
Durante el primer decenio del siglo XXI, África ha registrado unas tasas de crecimiento relativamente elevadas, la media continental, durante el periodo 2004 - 2007 alcanzó el 6,1 % del PIB a partir de un nivel próximo de 0 % en 1992. Obviamente, estas tasas varían de un país a otro, y de una región a otra, pero este crecimiento bastante rápido ha sido general, incluso algunos llegaron ha registrar tasas superiores a...
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