El tratamiento de las situaciones de dependencia en el derecho contemporáneo

AutorRafael de Asís - Agustina Palacios
Páginas15-28

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La autonomía y la independencia son pues dos de los referentes conceptuales y fundamentadores de los derechos humanos. Ahora bien, en el debate contemporáneo, el tratamiento de la situación de dependencia y de la falta de auto- nomía, se lleva a cabo desde un concepto algo más restringido, proyectado sobre ciertos colectivos que están en unas situaciones específicas.

Este tratamiento, se corresponde así con dos de los grandes procesos históricos de los derechos: la generalización y la especificación. El proceso de gene- ralización supone la extensión de la titularidad de los derechos a sujetos y colectivos que no los poseían. En este sentido, es el intento de compaginar la idea de igualdad formal con la de la universalidad. Por su parte, el proceso de especificación implica el reconocimiento de derechos a sujetos y colectivos concretos (específicos), que se encuentran en situaciones especiales, mane- jando, por tanto, una de igualdad material.

2.1. Sobre el concepto de situación de dependencia

El Consejo de Europa definió la situación de dependencia, en el año 1998, como «la necesidad de ayuda o asistencia importante para las actividades de la vida cotidiana» (*Recomendación nº 98 (9) relativa a la dependencia, adoptada el 18 de septiembre de 1998), o como «un estado en el que se encuentran las personas que por razones ligadas a la falta o la pérdida de autonomía física, psíquica o intelectual, tienen necesidad de asistencia y/o ayudas importantes a fin de realizar los actos corrientes de la vida diaria y, de modo particular, los referentes al cuidado personal»6.

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Por su parte, la Ley española de promoción de la autonomía personal y atención a las personas en situación de dependencia, entiende por situación de dependencia: "El estado de carácter permanente en que se encuentran las personas que, por razones derivadas de la edad, la enfermedad o la discapacidad, y ligadas a la falta o a la pérdida de autonomía física, mental, intelectual o sensorial, precisan de la atención de otra u otras personas o ayudas importantes para realizar actividades básicas de la vida diaria o, en el caso de las personas con discapacidad intelectual o enfermedad mental, de otros apoyos para su autonomía personal"7.

Estas definiciones de situación de dependencia contienen, en principio, dos características fundamentales y un presupuesto. Las dos características fundamentales son: a) la existencia de rasgos físicos, psíquicos o intelectuales que limitan en mayor o menor grado la autonomía de una persona en la realización de actividades de la vida diaria; b) la necesidad de asistencia y/o ayuda. El presupuesto es la relevancia que se concede a la independencia y autonomía de las personas.

Sin embargo, cabe aludir a otra definición que se considera más completa, y que refleja más lealmente la complejidad del fenómeno bajo análisis. En el año 2003, un informe elaborado por un Grupo de expertos del Consejo de Europa, define la situación de dependencia como "un estado en que las personas, debido a la falta o la pérdida de autonomía física, psicológica o mental, necesitan de algún tipo de ayuda y asistencia para desarrollar sus actividades diarias. La dependencia podría también estar originada o verse agravada por la ausencia de integración social, relaciones solidarias, entornos accesibles y recursos adecuados para la vida de las personas mayores". Desde esta segunda concepción, como podrá observarse, se añade una nueva característica, al afirmarse que la situación de dependencia puede estar originada o verse agravada por la propia sociedad (este punto es de vital importancia, ya que, si bien limita su proyección a las personas mayores, incorpora la dimensión social del fenómeno).

En todo caso, estos conceptos de situación de dependencia parten de la existencia de una serie de rasgos en la persona, que aparecen como límites a su autonomía funcional. En relación con el significado de los límites se hace necesario saber y determinar qué grado y qué alcance de la limitación es la que se toma como referencia a la hora de plantear el concepto de situación de dependencia, e igualmente si éste se proyecta sobre todas las personas o sobre colectivos concretos.

En efecto, la necesidad de dar una cobertura jurídica realista a estas situaciones, exigen determinar qué grado de dependencia es el que consideramos como relevante para producir algún tipo de respuesta normativa. Las definiciones de las que hemos partido nos suministran un criterio al asociar la situación Page 17de dependencia con la necesidad de ayuda o asistencia. Así, el grado de dependencia relevante viene determinado por la necesidad de asistencia y/o ayuda8.

En lo que se refiere a la determinación del alcance de la limitación, una primera vía de análisis nos es proporcionada, de nuevo, por las definiciones de las que hemos partido. En efecto, en estas definiciones se hace referencia a las actividades de la vida diaria y, de esta forma, son éstas las que constituyen el alcance de la situación de dependencia. En este punto, se ha diferenciado entre actividades básicas y actividades instrumentales9. Las primeras se relacionan con el cuidado personal o autocuidado, y se definen como aquellas habilidades básicas necesarias para llevar una vida independiente en casa. En este grupo se incluyen actividades como comer, vestirse y desnudarse, asearse y lavarse, ir al servicio, ducharse o bañarse, levantarse y acostarse, andar con o sin bastón y poder quedarse solo durante toda la noche. Las segundas son actividades más complejas y requieren un mayor nivel de autonomía personal. Se asocian a tareas que implican la capacidad de tomar decisiones e implican interacciones más difíciles con el medio. En esta categoría se incluyen tareas domésticas, de movilidad, de administración del hogar y de la propiedad, como poder utilizar el teléfono, acordarse de tomar la medicación, cortarse las uñas de los pies, subir una serie de escalones, coger un autobús, un metro o un taxi, preparar la propia comida, comprar lo que se necesita para vivir, realizar actividades domésticas básicas (fregar los platos, hacer la cama, etc.), poder pasear, ir al médico, hacer papeleos y administrar el propio dinero, entre otras.

De este modo, para determinar el alcance de la situación de dependencia, debe tenerse presente que, si bien se trata de un estado en el que una persona necesita de la ayuda de otra para la realización de ciertas actividades, dicho estado dependerá de que dicha ayuda sea necesaria para cualquier tipo de actos elementales o básicos de la vida diaria (aunque dentro de éstos se pueda, asimismo, distinguir, entre el cuidado personal y la gestión del hogar), o bien para Page 18las actividades instrumentales o de relación de la vida diaria. Esto último no circunscribe la valoración de la necesidad de protección de la situación de dependencia al ámbito del hogar, sino que incluye, asimismo, el ámbito relacional, como puede ser la necesidad de ayuda o asistencia de un tercero para el disfrute de una actividad de ocio, de estudio, o la realización de determinadas tareas en el contexto del empleo, por ejemplo.

Ahora bien, las situaciones de dependencia tienen como referente las condiciones de vida de las personas; y, dentro de ellas, ciertas necesidades inmateriales y valores, como la dignidad, la autonomía, la autodeterminación; en definitiva, la posibilidad de gestionar y controlar, solo o con ayuda de otra persona, las dimensiones más íntimas y personales de la vida10. Por ello, si bien la situación de dependencia se asocia frecuentemente a la falta de auto- nomía funcional, ya sea física, psíquica, sensorial o intelectual; debe destacarse que resulta relativamente indiferente el origen subjetivo de esa situación (es decir, que la limitación individual se deba a una enfermedad, accidente, dolencia crónica, deterioro físico motivado por la edad, deficiencia, etc.) ya que lo importante es la consecuencia limitante que la situación de dependencia supone.

Como se ha mencionado, el primer concepto de situación de dependencia del que hemos partido la relaciona con la propia personalidad de un sujeto. No obstante, es posible -y necesario- plantear también la existencia de las limitaciones en relación con el propio medio social y no tanto con la posesión de unos rasgos específicos que harían "especial" a una persona. Precisamente, el tercero de los conceptos de situación de dependencia integraba en cierto sentido esta reflexión. La relación de la situación de dependencia con el medio social y no sólo con los rasgos individuales de la personas, posee importantes consecuencias a la hora de plantear la respuesta normativa frente a estas situaciones11.

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Es importante ser conscientes de que el tratamiento normativo de la situación de dependencia, como también se ha dicho, implica y presupone la valoración positiva de la independencia. Así, la primera finalidad del tratamiento jurídico de la situación de dependencia tiene que ser, precisamente, hacerla desaparecer; o, en otros términos, brindar los medios necesarios a la persona para alcanzar el mayor grado de independencia posible. Para ello, el primer paso, que resulta primordial, es disminuir al máximo los factores sociales que crean o agravan dichas situaciones de dependencia.

A partir de ahí, surgen otros tipos de medidas, entre las que destacan los servicios y prestaciones sociales. Y en este punto, se hace necesario detenernos en la posibilidad de justificar o no acciones de ese tipo en relación con determinadas personas, tanto por parte del Estado como por parte de los ciudadanos, lo que implica, de nuevo, introducir en esta reflexión el discurso de los derechos humanos y el papel de los valores asociados a ellos. Debe aclararse, no obstante, que la falta de autonomía funcional que supone la situación de dependencia...

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