La reforma laboral y la estrategia de política económica en España

AutorJorge Uxó González
CargoProfesor de Teoría Eeconómica. UCLM
Páginas255-264

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1. El reto de la política económica en España: crecimiento y creación de empleo

Desde que el pasado mes de junio se aprobó una nueva reforma del funcionamiento del mercado de trabajo en España se han venido publicando numerosos trabajos en los que se resumen de forma crítica sus detalles y las principales modificaciones que introduce desde el punto de vista del Derecho del Trabajo. El propósito de estas páginas es algo distinto, en tanto que pretende situar esta reforma laboral en el contexto global de la estrategia de política económica que se está aplicando actualmente en España.

El elemento central de cualquier estrategia es una definición precisa de sus objetivos. Y en el caso de España no debería haber duda: sólo puede ser la recuperación del empleo perdido y la vuelta, lo más rápida posible, a las tasas de paro anteriores a la crisis (8% en 2007). Y esto significa fundamentalmente lograr tasas elevadas de crecimiento del PIB. Por tanto, aunque no sea el único, la medida en que contribuyen a este objetivo sí debería ser un criterio fundamental para valorar las medidas que se están aplicando, incluida la reforma laboral.

No es necesario insistir en que la crisis económica ha tenido en España efectos muy graves sobre el empleo. Según Eurostat, la tasa de paro de septiembre de 2010, corregida de estacionalidad, fue del 20,8% de la población activa y ahora hay en España casi 2 millones de empleados menos que al principio de la crisis. Pero conviene añadir algo de precisión en este punto. La magnitud del desafío –volver a la tasa de paro del 8%– es considerable. Por ejemplo, si España creciese los próximos

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años a la tasa que prevé el Fondo Monetario Internacional (0,7% en 2011, y una media del 2% para el periodo 2012–2015) seguiría teniendo un desempleo cercano al 15% en 2015. Para que ese año la tasa de paro se situase en el 8%, el crecimiento medio desde 2011 debería ser en realidad el doble del previsto, en torno al 3,4%.

Pero si la economía española no crece más rápidamente no es por la escasez de recursos productivos, ya que en 2010 habrá de media 4.500.000 personas paradas y la utilización de la capacidad productiva de las empresas es de sólo el 74%; el problema de la economía española es la escasez de demanda agregada. El Indicador de Confianza Empresarial que elabora el Consejo Superior de Cámaras de Comercio así lo atestigua: el 79% de las compañías encuestadas señalan que la debilidad de la demanda es el factor más importante que perjudica la marcha de los negocios (la media desde 2003 se sitúa en el 55%). Por tanto, las medidas adoptadas por el gobierno deberían centrarse primero en resolver las limitaciones que impiden que la demanda agregada se sitúe en el nivel compatible con una recuperación sostenida del empleo.

Ahora bien, si se quiere que esta recuperación del empleo sea duradera, no basta con aplicar cualquier tipo de medidas que sirvan para lograr una expansión a corto plazo de la demanda agregada: es necesario, además, lograr un cambio en el mode-lo de crecimiento de la anterior fase expansiva, que se ha manifestado como clara-mente insostenible. Particularmente, es necesario que se corrijan los desequilibrios con el exterior, ya que el déficit por cuenta corriente tiene como la otra cara de la moneda el aumento de la deuda externa.

2. Las causas de la insuficiente demanda agregada y las limitaciones de la estrategia actual de política económica

Durante el periodo expansivo que precedió a la crisis actual, el elevado crecimiento de la economía española (3,8% de media entre 1997 y 2007) estuvo impulsado principalmente por el gasto de las familias, sobre todo en inversión residencial, y tuvo como consecuencia un aumento muy importante de la deuda privada y de la deuda con el resto del mundo. La deuda de los hogares más la de las sociedades no financieras pasó del 83% del PIB al 218% del PIB, mientras la deuda pública estaba cayendo del 60% al 36%. Y la deuda española en poder del resto del mundo subió del 27% al 110% del PIB. Sobre estas bases, el crecimiento no podía continuar indefinidamente. Aunque inicialmente la deuda tiene un efecto expansivo –en tanto que se dedica a financiar un mayor nivel de gasto– el servicio de la deuda al que hay que hacer frente en los periodos siguientes acaba generando el efecto contrario: después de pagar los intereses y las amortizaciones, queda una menor renta disponible para financiar el consumo y la inversión. Por tanto, para mantener el mismo ritmo de crecimiento es necesario que la deuda crezca cada vez más rápidamente, lo que hace que todo el proceso sea muy dependiente de la capacidad de los hogares y las empresas para seguir obteniendo financiación.

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La crisis empezó en el sector inmobiliario y financiero, pero dio lugar inmediatamente a una gran caída en la demanda de consumo como consecuencia de su efecto sobre la riqueza y el nivel de endeudamiento, la realización de ahorro preventivo, la incertidumbre para las familias, el desempleo y la dificultad para obtener crédito. También supuso un drástico recorte de la inversión, por el empeoramiento de las expectativas, la caída en la utilización de la capacidad productiva instalada y la dificultad de las empresas para acceder al crédito necesario para financiarla. Finalmente, el carácter global de la crisis económica hizo que la demanda de exportaciones se redujera notablemente.

En una situación como ésta, las autoridades trataron de resolver primero los problemas del sistema financiero, pero inmediatamente se comprendió que, para romper el círculo vicioso de la recesión–deflación era imprescindible también una actuación decidida e inmediata sobre la demanda agregada. Una forma de lograrlo es a través de la política monetaria, y de hecho los bancos centrales redujeron los tipos de interés de intervención, aunque el BCE lo hizo más tímidamente (hasta el actual 1%) y con mayor retraso que, por ejemplo, la Reserva Federal en Estados Unidos. Sin embargo, la situación de los...

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