Metodologías para estrategias transductivas

AutorTomás R. Villasante
Cargo del AutorFundación CREASVI, Red CIMAS, GT CLACSO
Páginas307-330
METODOLOGÍAS PARA ESTRATEGIAS TRANSDUCTIVAS
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Fundación CREASVI, Red CIMAS, GT CLACSO
Procesos y Metodologías Participativas-Red Sentipensante, y Profesor Honoríco UCM
DOI: 10.14679/13545
1. VOLUNTARISMO Y EXPERIMENTACIÓN PRACTICA AÑOS 60 Y 70
En las ciencias sociales hace años que el debate de las metodologías participativas
está instalado. Sólo que ahora se juntan varias crisis que lo hacen más imprescindible: las
crisis de de tipo ecológico y de la salud globalizada, crisis económicas y de empleos, las
crisis de las democracias formales y la reaparición de populismos, pero también la cri-
sis de utilidad de las ciencias sociales, incluso de las metodologías participativas. Hace
40 o 30 años lo dominante eran las militancias activistas llenas de fe en «la historia» o
la «investigación (acción) participante» llena de basismo, como crítica a las sociologías,
antropologías, psicologías, etc. de tipo convencional. Aquellos años estaban llenos de vo-
luntarismos, experimentación, autocríticas, y también de algunas aportaciones básicas
que hoy se pueden retomar desde unos nuevos paradigmas, de la complejidad, construc-
cionismos sociales, etc.
En 1968 Georges Lapassade hacia estas declaraciones públicas después de la famosa
revuelta: «... Esta fecha del 22 de Marzo de 1968 será célebre porque constituye el verda-
dero comienzo de la Revolución de Mayo. El evento, ese 22 de marzo, a la vez conrma
nuestras tesis y las destruye. Las conrma en el sentido en que el acto consistió aquel día,
para los estudiantes de Nanterre, en ocupar el lugar central de la dictadura de los man-
darines, la Sala del Consejo dónde se reunían, alrededor del Decano, los titulares de las
cátedras que detentaban (que de hecho todavía detentan) todos los poderes en el con-
junto de la institución. Esta admirable iniciativa, de un magníco efecto simbólico, era
el resultado de una invención colectiva. No es quizás inútil precisar que Daniel Cohn
Bendit, que marcó con su inteligencia política todo este periodo insurreccional, no que-
ría ocupar «La Torre» administrativa de Nanterre, y que proponía al contrario ocupar el
departamento de sociología. Pero sus camaradas de lucha, con un instinto revoluciona-
rio muy rme, habían comprendido que estaban más allá de los maestros, que Nanterre
les pertenecía,… Esa tarde todavía Rene Lourau consideraba la ausencia de Daniel Cohn
Bendit y de sus amigos en el «grupo de análisis institucional» y luego su presencia activa
e insurgente, en «La Torre» como un simple «passage à l’acte» con rechazo del análisis.
Estaba equivocado. Comprendió en los días siguientes que el verdadero análisis, era el
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acto de ocupación. La verdadera ecacia era la ecacia simbólica de esta intervención en
los lugares sagrados, cerrados, de la autoridad universitaria. Brevemente, el acto ejemplar
se reveló más verdadero que el análisis y los que cambiarían el mundo no fueron los ana-
listas de la institución; fueron los estudiantes conducidos por militantes del 22 de marzo
que conocían mejor a Marx, Bakunin, Lenin, y a Rosa Luxemburg que sus profesores
de sociología y que sabían sobre todo como ponerlos en práctica hoy… Sí, en efecto, el
psicólogo es un agente de la represión cultural. Los famosos seminarios son a menudo
verdaderas empresas de control social... Es necesario ponerse en guardia contra los mé-
dicos de las fábricas, contra los psiquiatras, y en general contra todos aquellos que en
nuestra sociedad se arrogan la misión de ayudar a los otros, de escucharlos, de compren-
derlos, e incluso de «curarlos».
«Una palabra más sobre lo que concierne a las experiencias prácticas sobre grupos
restringidos. Es necesario mantener lo que generalmente la observación corriente nos
enseña sobre el problema de los grupos, el principio mismo de toda psicología expe-
rimental que hace de los hombres observados y manipulados en los laboratorios, un
objeto para otros hombres. Tratar al hombre como un objeto de investigaciones y ex-
perimentación, he ahí un camino peligroso, deshumanizante. Esto es lo que anuncian
ya las empresas totalitarias de dominación... Así, después de mayo, no queda nada
de los mitos de una psicosociología política que nosotros habíamos difundido des-
de 1962 (Argument, y Coloquio de Royaumont)… Los estudiantes de sociología han
comprendido antes que sus profesores.... De hecho, la sociología ocial (sociología de
la Acción, de las Organizaciones o del Consenso) estaba muerta en el departamento
de sociología de Nanterre antes del mes de mayo. Los sucesos de mayo han acabado
su destrucción. Nanterre 68: sería simplemente el n del socioanálisis y la vuelta al
Marx de la Praxis”.
En paralelo a estos seminarios centroeuropeos, en América Latina otros cientistas
sociales como Orlando Fals Borda (Colombia) o Rodrígues Brandâo (Brasil) discutían
la utilidad de las ciencias sociales convencionales para los movimientos campesinos y
en general para la construcción de lo «popular». La IAP, la investigación-acción-partici-
pante, recorrió el entonces llamado Tercer Mundo como una puesta en práctica de unas
ciencias sociales críticas con los sistemas imperantes, al tiempo que muy operativa para
determinadas comunidades marginadas. La creencia basista de que todo lo que venía del
pueblo tenía un valor tan importante como lo que venía de la academia, dio un revolcón
a las ciencias sociales en todo el mundo. El testimonio de la pionera española de la IAP
nos puede dar un ejemplo de cómo fueron recibidos en Europa sus trabajos intuitivos y
artesanales. Paloma López de Ceballos (1989) plantea:
«Entonces me encuentro con la estupenda sorpresa de que esta investigación partici-
pada parece tener valor cientíco. La London School of Economics, de la Universidad
de Londres, y la Escuela de Altos Estudios de la Sorbona, se ofrecen a homologar los
libros publicados para que reemplacen la Licenciatura y el Master en Antropología
Cultural y/o en Sociología. Escojo la Sorbona de París por motivos de proximidad
cultural y trabajo los veranos en el British Museum para beneciarme de su fasci-
nante documentación. Tras un examen oral complementario sobre conocimientos y
aptitudes, llevado a cabo por mi Director de estudios H. Desroche y sus colegas, el

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