La lucha contra la delincuencia como misión de la policía

AutorFrancesc Guillén Lasierra
Páginas85-89

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Como se ha avanzado al resumir los planteamientos de Vollmer la lucha contra la delincuencia o, si se prefiere, la lucha contra el infractor, debería ser la misión de la policía. Se puede considerar como el correlato necesario a su respeto por la legalidad, la policía tiene como función prevenir y perseguir todo aquello que la ley establece como nocivo, como conductas desvaloradas, que constituyen infracciones al ordenamiento jurídico y que, frecuentemente, están tipificadas como delito (Medina, 2011). Es importante matizar aquí como el modelo profesional en sus construcciones teóricas más explícitas (Vollmer) prefiere centrarse en combatir el delito y dejar de lado, en la medida que la normativa lo permita, la persecución de otras infracciones con un trasfondo marcadamente moral. Este planteamiento favoreció el hecho de que los departamentos de policía de los Estados unidos estuvieran a partir de la eclosión del modelo profesional muy orientados a la lucha contra la delincuencia (Skogan y Hartnett, 2005) y dejaran de lado, al menos en el discurso, la persecución de infracciones administrativas menores relacionadas con la moral o el vicio. En esta época, la lucha contra la delincuencia pasa a ser una especie de misión redentora de la sociedad. Para simbolizar adecuadamente este hecho se utiliza la expresión guerra contra el crimen (War on Crime), que escenifica muy bien la que ha de ser la actitud de la policía y las dimensiones del problema (Bittner, 1970, 48). Los policías se convierten en una especie de ejército del bien que defiende a la sociedad de todas aquellas acciones comúnmente consideradas como muy asociales. El uso del término guerra tendrá connotaciones no menospreciables que hay que considerar:

· La supervivencia de la sociedad depende del resultado de esta guerra, de la misma manera que las naciones o los estados enzarzados en una guerra arriesgan su futuro en ella. Se trata pues de un riesgo enorme que merece total prioridad dejando de lado objetivos menores.

· Los delincuentes pueden pasar fácilmente a ser considerados como enemigos, no merecedores de ningún respeto ni protección, circunstancia que facilitará que la policía entre en conflicto con los preceptos legales que establecen garantías para los delincuentes.

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· Las causas de una guerra no tienen trascendencia para los soldados de los ejércitos implicados en ella. Su único objetivo y preocupación es vencer al enemigo. En consecuencia las causas que favorecen la aparición de la delincuencia no son de la incumbencia de la policía.

Esta ubicación de la lucha contra la delincuencia en el centro de la acción policial se deben a un intento del nuevo modelo de huir de las ambigüedades y subjetivismos del modelo anterior, dotándolo de objetivos claros, compartidos e indiscutibles que no puedan ser considerados como pertenecientes a una moral minoritaria o muy estrecha. La policía está para combatir los grandes males objetivos de la sociedad: los delitos. El hecho fehaciente de que toda tipificación penal lleva aparejado un juicio moral o de valor previo queda muy soslayado. El modelo no parte de la...

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