Homicidios
| Autor | Dr. Bernat-Noël Tiffon Nonis/Dr. Jorge González Fernández |
| Cargo del Autor | Psicólogo Forense privado (Senior)/Médico Forense con más de treinta años de ejercicio profesional |
| Páginas | 23-48 |
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HOMICIDIOS
3.1. Impulsividad patológica de un menor homicida con grave
TDAH y nivel intelectivo limite
3.1.1. Introducción
El Trastorno de Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) es uno
de los trastornos del neurodesarrollo más frecuentes en niños y adolescentes.
Los síntomas nucleares son la falta de atención y la hiperactividad/impulsivi-
dad, siendo habitual que se acompañe con dificultades de aprendizaje, baja
autoestima, ansiedad y problemas de conducta.
En términos generales, en los delitos de sangre perpetrados por sujetos
con impulsividad patológica no existen condicionantes para una atenuación
de la pena, de no concurrir con algún otro tipo de trastorno mental de natu-
raleza grave (Tiffon y González-Fernández, 2021).
Desde el punto de vista jurídico-legal, la impulsividad patológica su-
pone una ruptura parcial o significativa, que no total, de los mecanismos in-
hibitorios de la conducta, influyendo negativamente en sus capacidades cog-
nitivas y al mismo tiempo en sus capacidades volitivo-motivacionales (Tiffon
y González-Fernández, 2021).
Con relación al TDAH, Jensen y cols. (1997) establecieron unas clasi-
ficaciones (en Brown, 2003) considerando la existencia de un TDAH subtipo
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CASOS PRÁCTICOS DE PSICOPATOLOGIA Y PSICOLOGIA CRIMINAL Y FORENSE
DR. BERNAT-NOËL TIFFON NONIS | DR. JORGE GONZÁLEZ FERNÁNDEZ
agresivo y un TDAH subtipo ansioso. De modo que, y siguiendo los estudios
de Jensen y cols. (1997), los datos sugieren que las personas con un TDA que
sea co-mórbido con trastorno disocial, tienden a un CI más bajo, presentando
mayores déficits en lectura/aprendizaje, evidencias de alteraciones neuropsi-
cológicas y elevados niveles de susceptibilidad familiar. Añade que, según en
qué situaciones sociales, «algunos sujetos con TDAH actúan con un distancia-
miento peculiar, dando escasas pruebas de interés o conexión emocional hacia quie-
nes le rodean; otros, se relacionan de forma muy incómoda, sintiéndose extraños
a medida que intiman. A menudo, estos niños y adolescentes impresionan tanto a
compañeros como a adultos, como si fuesen «extraños» porque, sorprendentemente,
parecen alejarse incluso de las expectativas sociales más básicas» (Brown, 2003).
La expresión emocional en estos niños, adolescentes y adultos con ca-
racterísticas atípicas «puede ser muy diferente a la de la mayoría de las otras per-
sonas, incluyendo las otras con TDA. Pueden reaccionar ante frustraciones apa-
rentemente menores con emociones «catastróficas» repentinas y sostenidas (p. ej.
llanto inconsolable o violento, rabia amenazadora). En otras personas de este gru-
po, la expresión emocional está en principio ausente, incluso en situaciones en las
que se podría esperar placer, tristeza o cólera intensos, el individuo puede simple-
mente alejarse o parecer totalmente inafectado» (Brown, 2003).
La singularidad de la casuística no solo radica en el impacto crimino-
lógico del asesinato en sí; también pivota sobre el estado mental del perpe-
trador y por cuya sentencia (condenatoria) –basándose en los profesionales
de la Salud Mental del sector público, así como en los Médicos Forenses y en
otras circunstancias que rodean al caso– no apreció circunstancia modificati-
va de la responsabilidad criminal (CMRC) basada en la existencia de altera-
ción psíquica (Tiffon, 2021).
3.1.2. El caso
Tal como consta como hechos probados en la sentencia, el devenir fue
el siguiente:
«Guiando el agresor (de 14 años) a la víctima (de 14 años) hacia el camión esta-
cionado junto a la acera, quedó el «amigo» a escasa distancia de ambos, conocedor
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