Historia y experiencia jurídica

AutorAntonio Viñas
Cargo del AutorProfesor Titular de la Universidad Autónoma de Madrid

Entre las diversas perspectivas que cabe adoptar para asomarse al estudio de la realidad histórica, se opta aquí por un punto de vista que pretende ser omnicomprensivo y concibe la historia como una descripción de lo que ocurre en la que lo actual se presenta como una continuidad, no siempre lineal y progresiva, de un pasado que se proyecta en el futuro y cuyo objetivo es registrar los datos más variables y cambiantes de los acontecimientos sucesivos. Seguir el proceso histórico exige partir de un momento dado, cual es el presente, para proyectar la mirada retrospectiva o prospectivamente. Si lo que importa es controlar una especial situación jurídica no debe ser prioritario solamente el recurso al estudio abstracto e ideal, sino que, por el contrario, éste habrá de hacerse a través de un contacto más íntimo e interrelacionado con el marco y circunstancia en que cabe localizar esa situación. La búsqueda de reglas de conducta con validez universal se ha de promover con un elevado grado de abstracción y flexibilidad a fin de hacer posible su aplicación a supuestos muy individualizados, temporal y espacialmente. Esto implica que el objeto a considerar, al no ser definido con precisión, ofrece caracteres un tanto confusos, puesto que, en principio, la imagen diseñada, más que consecuencia de una clara percepción, puede presentarse como una conjetura un tanto alejada de la realidad.

El análisis histórico que se preconiza exige proceder con cierta cautela, pues, el cambio de situación y contexto, en períodos de relativa brevedad, dificultan la elaboración de conceptos universales y permanentemente válidos (distingue tempora et concordabis iura). La antigüedad greco-romana, objeto de especial atención en esta circunstancia, exhibe un mosaico en el que la transcendencia y pretensión de formular ideas con validez atemporal se alternan con la introducción de elocuentes innovaciones. Así como la primitiva ciudad-estado se dota de una organización en la que convergen las distintas voluntades individuales, sometidas al imperio de una ley común para atender los fines de una reducida colectividad, de igual modo y paulatinamente, los nuevos tiempos, provocan la quiebra de esta estructura cuando el afán de universalidad empieza a divisarse en el horizonte cultural. En la segunda mitad de la República, la civitas romana registra detalles de similar transformación, al ser demandadas, por parte de la nueva situación política, respuestas más ágiles y menos localistas. Es el instante en el que el formalismo de épocas precedentes deja paso a una iniciativa más voluntarista, a una racionalización más progresiva de la vida comunitaria, cuyo impulso más decidido vendrá dado por la peculiar aportación romana al ámbito jurídico, ya que sus reglas y principios, más innovadores y pragmáticos que los griegos, facilitan la obtención de resultados más eficaces y duraderos. Es uno de los episodios en los que la razón histórica, entendida como síntesis de una adecuada combinación, habrá propiciado un nuevo curso de los acontecimientos más acorde con la existencia real y efectiva.

Percatarse de lo dicho supone referir el mencionado momento histórico a su propio contexto, lo que implica, si se quiere entender bien lo ocurrido, no prescindir en la inmediata valoración de la antropología, de la psicología social y, en general, del ambiente cultural predominante. Cuando la complejidad se acentúa y hay multiplicidad de circunstancias, no procede el aislamiento ni...

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