Hermenéutica: el lector modelo

AutorJuan Alfredo Obarrio Moreno/Sandra Adams
Cargo del AutorLicenciado en Historia y en Derecho. Catedrático de Derecho Romano (Univ. de Valencia)/Licenciada en Filología Alemana por la Universidad de Mainz
Páginas34-47
34 Juan Alfredo Obarrio Moreno - Sandra Adams
II. HERMENÉUTICA: EL LECTOR MODELO
“Una tesis es como una partida de ajedrez, tiene cierto número
de movimientos, pero desde el principio hay que estar capacitado
para predecir los movimientos a efectuar con vistas a dar jaque
mate al adversario; de otro modo, no se conseguiría nada”.
Umberto Eco, Cómo se hace una Tesis.
1. El estudio del pasado
“si creemos que hay que investigar lo que uno no sabe seremos
mejores y más esforzados y menos estériles”.
Platón, Menón.
En su Metafísica, al abordar una cuestión que conllevaba cierta aridez,
Aristóteles afirmó que “respecto a estos temas, no sólo es difícil alcanzar la
verdad sino que ni siquiera es fácil presentar con claridad las dificultades”72.
Sin duda, preguntarse por las cuestiones que la Historia ha dejado como
legado conlleva una notable dificultad, más aún si entendemos, como soste-
nía Ortega, que el pasado es siempre una cierta forma de presente, porque
“El pasado no está allí, en su fecha, sino aquí, en mí. El pasado soy yo –se
entiende, mi vida”, de ahí que “la historia es la realidad del hombre. No
tiene otra. En ella se ha llegado a hacer tal como es. Negar el pasado es
absurdo e ilusorio, porque el pasado es lo natural del hombre y vuelve al
galope. El pasado no está ahí y no se ha tomado el trabajo de pasar para que
lo neguemos, sino para que lo integremos”, por esta razón “el hombre no es
nunca un primer hombre, sino siempre un sucesor, un heredero, un hijo del
pasado”73; una verdad que años más tarde recogería Emilio Lledó, quien nos
hizo comprender que “hacer historia es reivindicar la continuidad, humani-
zar el tiempo”, por lo que, al reivindicarla, exige que se vuelvan a analizar,
una y otra vez, aquellos relatos, hechos o textos que han llegado hasta noso-
tros como restos de un período de la Historia que requiere una interpreta-
ción “desde el pasado que lo proyecta, pero también desde el futuro que lo
acoge y determina”74. No es esta una concepción ni novedosa ni minoritaria
72 Aristóteles, Metafísica, Madrid, 2003, B, 996a 15-17.
73 José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas, Barcelona, 1983, p. 21.
74 Emilio Lledó, Lenguaje e historia, Barcelona, 1978, pp. 61-62.

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