Género y seguridad: déficits y potencialidades de la agenda 1325. Ante el actual contexto de crisis global sanitaria

AutorRaquel Vanyó Vicedo
Páginas109-128
Género y seguridad: décits y potencialidades de la Agenda
1325
...
ante el actual contexto de crisis global sanitaria
Raquel Vanyó Vicedo1*
DOI: 10.14679/1864
1. INTRODUCCIÓN: EL VIGÉSIMO ANIVERSARIO DE LA AGENDA MUJE
RES, PAZ Y SEGURIDAD
En el ámbito de los derechos de las mujeres, el año 2020 iba a ser, en principio, un año
de conmemoraciones. El vigésimo aniversario de la resolución 1325 sobre mujeres, paz y
seguridad del Consejo de Seguridad, coincidía, a su vez, con los 25 años de la aprobación
de la Declaración y Plataforma de Acción de Pekín y con los 75 años de la creación de
Naciones Unidas, respectivamente. Efemérides históricas que, si bien merecían celebrar-
se por todo lo alto, precisamente por los numerosos avances que han propiciado a lo largo
de estos años, se han visto empañadas por la irrupción del covid-19.
En efecto, la crisis sanitaria marca un punto de inexión en nuestras vidas, pero, como
cualquier proceso de cambio y transformación, y por muy abrupto que este sea, ofrece
también una oportunidad única para transversalizar la perspectiva de género en este frá-
gil y volátil contexto securitario. Al n y al cabo, nos encontramos ante una crisis de se-
guridad, en la que la Agenda 1325, debería tener cabida.
Por esta razón, aprovecharemos las siguientes líneas para reexionar sobre esta cues-
tión. Esto es, para resaltar los décits y las potencialidades de la Agenda 1325 ante el ac-
tual contexto de emergencia sanitaria como herramienta política.
Ello nos permitirá, de un lado, revisitar el pasado para extraer enseñanzas y aprender
de los errores cometidos. Lo que posibilitará, de otro lado, ir más allá de la típica retros-
1 *Este trabajo se ha realizado en el marco de dos proyectos de investigación: el proyecto
“Prioridades de la revisión estratégica de la política europea y global de seguridad. El test de la presencia de
colectivos de riesgo y la seguridad preventiva” (DER2017-86861) del Ministerio de Ciencia, Innovación y
Universidades, y el proyecto “Seguridad internacional y europea: de la prevención de conictos armados
a las estrategias para la construcción de una ciudadanía inclusiva y plural” (Prometeo/2018/156),
nanciado por la Generalitat Valenciana.
Raquel Vanyó Vicedo
110
pectiva autocomplaciente a la que aboca cualquier aniversario, para poder interpelar el
presente desde un enfoque crítico basado en las aproximaciones feministas a la seguri-
dad. Solo así será posible obtener un diagnóstico completo y objetivo de los aspectos a
mejorar. Esta es precisamente el objetivo de las siguientes líneas.
2. SEGURIDAD Y GÉNERO: EL FLANCO DÉBIL DE LA RESOLUCIÓN 1325
Cuando volvemos la vista atrás y analizamos con detenimiento las resoluciones que
siguen la estela de la número 1325 y que han venido congurando progresivamente aque-
llo que ahora se conoce como Agenda Mujeres Paz y Seguridad, podemos observar con
nitidez que el término seguridad aparece básicamente como muletilla; en la mayoría de
los casos, como parte de la locución “mantenimiento de la paz y seguridad internacio-
nales”.
Hasta la fecha, son ya diez las resoluciones sobre mujeres, paz y seguridad del Consejo
de Seguridad que conforman esta Agenda, a saber: la resolución 1820 de 19 de junio de
2008, las resoluciones 1888 de 30 de septiembre y 1889 de 5 de octubre de 2009; la reso-
lución 1960 de 16 de diciembre de 2010; las resoluciones 2106 de 24 de junio y 2122 de
18 de octubre de 2013; la resolución 2242 de 13 de octubre de 2015; las resoluciones 2467
de 23 de abril y 2493 de 29 de octubre de 2019; y la resolución 2538 de 28 de agosto de
2020. Del análisis de estas resoluciones, vemos cómo el término seguridad se difumina,
en parte, porque casi todos los esfuerzos por integrar una perspectiva de género se han
concentrado en el ámbito del conicto armado, los procesos de paz y el posconicto; y
en parte, también, porque la violencia sexual contra las mujeres, predominante en estos
escenarios, acaba monopolizando sobremanera la agenda securitaria (Lirola, I., y Martín,
M., 2016).
La seguridad se congura así en el sentido clásico del término, esto es, mediante un
enfoque tradicional de corte belicista que no deja de reproducir un modelo sesgado sin
cuestionarlo. De hecho, las pocas menciones que hacen las resoluciones a la “reforma
del sector de la seguridad” no se conciben más allá de esos ámbitos de intervención, de
manera que se invisibilizan muchos otros aspectos relacionados con esta que son igual-
mente importantes desde la perspectiva de género. Pese a todo, estos cánones y esquemas
hegemónicos, estatocentristas, militaristas y androcéntricos, siguen articulando todo el
trabajo de Naciones Unidas, en general, y el de los diferentes Estados y organizaciones
regionales, en particular.
Como resultado, la concepción de la seguridad en la Agenda 1325 arrastra estos mis-
mos lastres, hasta el punto de convertirla en algo meramente accesorio a la paz, exento de
autonomía y singularidad propia. Por eso decimos que la seguridad es el anco débil de
la resolución 1325. Basta revisar los esfuerzos e iniciativas que se han adoptado hasta la
fecha en el marco de estas resoluciones para ilustrarlo:
De un lado, la mayor parte de las iniciativas en materia de seguridad se dirigen a pro-
teger a las mujeres de la violencia sexual; fenómeno generalizado en estos contextos, pero
que al opacar toda la Agenda, imposibilita atender otros focos de inseguridad igualmente
necesarios. Conviene neutralizar, por tanto, esta narrativa hegemónica de mujeres como

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR