El funcionamiento del intragrupo

AutorMaría Isabel García García
Cargo del AutorLicenciada en Periodismo por la UPSA y trabaja como investigadora contratada postdoctoral Margarita Salas en la UNED en Madrid
Páginas115-144
CAPÍTULO 6
EL FUNCIONAMIENTO DEL INTRAGRUPO
Las características individuales no son su cientes para conseguir que una persona
acabe cometiendo delitos relacionados con el terrorismo, sino que es necesario que
interaccionen otros factores que expliquen cómo se transforma el pensamiento de una
persona hasta hacerla comulgar con el ideario extremista o hasta acceder a cometer
actos catalogados como delictivos. Estos factores son los relativos a las redes sociales
del individuo y a la narrativa utilizada por el grupo.
Este apartado analiza los agentes de radicalización de las mujeres de la muestra
desde el entorno o ine y online. En segundo lugar, aborda el funcionamiento de las
redes de captación que facilitaron su implicación en los delitos relacionados con el
terrorismo yihadista. Para lograrlo se presta especial atención al mensaje difundido
en las redes sociales por Daesh y del que se hicieron eco las mujeres que son objeto de
análisis, así como a las interacciones que existieron entre ellas y con otros miembros
del grupo. Gran parte de estas conversaciones se produjeron a través de diferentes
soportes digitales, por lo que resulta imprescindible analizar las características de los
medios de comunicación de masas, así como la in uencia que tienen para con gurar
patrones de conducta.
6.1. LA ERA DE LA CONECTIVIDAD: LA SOCIEDAD EN RED
Modelamos nuestras herramientas, luego ellas nos modelan a nosotros
(McLuhan, 1996, 21)
El concepto de red social no surge con la aparición de las diferentes plataformas
virtuales que inundan en la actualidad la esfera digital. Se trata de un concepto antiguo
que cuenta, según el momento histórico y de la disciplina, de varias interpretaciones
que han tratado de explicar su funcionamiento. El sociólogo español, Félix Requena,
aborda de forma pionera en España su de nición y señala que se trata de una serie de
«vínculos entre un conjunto de nido de actores sociales» (1989, 137). Asimismo, el
MARÍA ISABEL GARCÍA GARCÍA
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académico también añade que las características de estos vínculos (entendidos como
un todo) «tienen la propiedad de proporcionar interpretaciones de la conducta social
de los actores implicados en la red» (1989, 137).
Y es que estas están presentes en todos los ámbitos de la vida de un ser humano,
desde el trabajo a la familia. Se trata, por tanto, de la forma en la que se estructuran
las relaciones personales, unidas por algún tipo de interés personal o económico.
La aparición de la Web 2.0 ha logrado que la in uencia de las redes se potencie ya
que su concepción permite a las personas estar conectadas entre sí desde cualquier
parte del mundo y en todo momento. De esta cualidad nace lo que Manuel Castells
cali ca como Sociedad Red y que de ne como «la nueva estructura social de la Era
de la Información, basada en redes de producción, poder y experiencia» (1998, 350).
Lo que se traduciría como la comunidad de amigos o contactos que se tejen a través
de las diferentes plataformas sociales que hay disponibles en la esfera virtual. Castells
considera que las culturas están hechas de procesos de comunicación y nos entendemos
mediante símbolos o expresiones culturales. Internet ha integrado estos símbolos en
el espacio multimedia eliminando barreras y proporcionando un espacio diverso en
el que se forjan nuevos intereses o promulgan valores, potenciando la construcción de
identidades. La aparición de diferentes redes sociales como Facebook o WhatsApp no
ha hecho más que aumentar dicha capacidad de in uencia.
La  nalidad con la que se utilizan la mayoría de las redes está relacionada con la
creación o potenciación de vínculos sociales. Así, lo que más realizan los usuarios
en las plataformas es chatear y enviar mensajes a contactos(65 por ciento), según
el Estudio Anual de Redes Sociales elaborado por Interactive Advertising Bureau34
(IAB, 2019). Estas interacciones permiten compartir información, emociones, deseos
o preocupaciones y, generalmente, elegimos para hacerlo a la gente que tiene nuestros
mismos intereses. Además, el mundo virtual también aporta un contexto que facilita
la socialización de personas tímidas, ya que la interacción cara a cara resulta más
comprometida que relacionarse a través de una pantalla de un dispositivo móvil.
Hay académicos que están advirtiendo de la adicción que está desarrollando una
buena parte de la población hacia el teléfono móvil (De Sola Gutiérrez, 2018). La
dependencia hacia estos terminales, que les asegura la posibilidad de estar siempre
disponibles en las redes sociales, puede derivar en un aislamiento de la vida real o en
la creación de una nueva identidad, en ocasiones complementaria e idealizada de la
que se tiene en el mundo físico (López García, 2005, 80). Este tipo de trastornos son
más acusados entre la población más joven (Villanueva, 2012; Ruiz-Palmero, Sánchez-
Rodríguez y Trujillo, 2016), que aún no tiene forjada su personalidad. De hecho, un
estudio re eja que una gran mayoría de los adolescentes usan estas plataformas para
sentirse integrados en el grupo (Ballesteros y Picazo, 2019, 61).
Contar con reconocimiento en las plataformas digitales, medido por el número
de visionados de los estados o por la cantidad de me gustas, ayuda a los individuos
34 Se trata de la mayor asociación mundial de comunicación, publicidad y marketing digital presente
en 47 países.

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