Evolución del bienestar del consumidor español

AutorFrancisco Alvira Martín
Páginas11-21

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0. El bienestar del consumidor español Introducción

Parece obvio que el bienestar del consumidor es el resultado de múltiples y vanados aspectos, de entre los que deben destacarse la renta y los precios de los productos. Un continuado aumento de los ingresos percibidos y/o un descenso de los precios dan como resultado un aumento de la capacidad de compra. Ahora bien, este aumento de la capacidad de compra debe venir acompañado de una suficiente oferta de bienes y servicios, con un nivel de calidad adecuado para que tenga un efecto sobre el bienestar -o el sentimiento de bienestar- del consumidor. Estos cuatro aspectos señalados -ingresos y precios, cantidad y calidad de la oferta- deben, además, contextualizarse en el tiempo para comprender mejor su efecto en el bienestar -real o percibido-.

El consumidor -y para el caso, todo actor social- mantiene unas determinadas expectativas que guían su acción y son, además, producto de su experiencia en el pasado. El bienestar que sienta y su satisfacción dependerá de la comparación entre lo esperado -las expectativas- y lo conseguido.

A principios de 1983 el consumidor español estaba esperando el cambio prometido por el PSOE. Este cambio se ha producido, pero no exactamente como se había prometido 1.

Los ingresos no sólo no han crecido, sino que, a nivel global, el desempleo ha seguido aumentando -menos ingresos por hogar- y los propios ingresos de los que tienen un empleo han disminuido en términos reales, al situarse por debajo de la inflación. La capacidad de compra se ha visto disminuida en un mayor grado, debido al aumento de la presión fiscal.

Este proceso de ajuste económico parecía inevitable y el Gobierno no ha podido hacer nada al respecto. Sin embargo, ha actuado sobre los precios, rebajando de un modo apreciable la tasa de inflación, y también ha actuado sobre la calidad de la oferta, potenciando un mayor nivel de calidad de los bienes y servicios ofertados a través de la inspección y de la elaboración de una nueva legislación, de la que, sin duda, "La ley de Defensa del Consumidor" es el máximo exponente. Estos cambios normativos suelen tener un impacto muy tardío sobre el contexto real del consumo, por lo que, probablemente, todavía no se ha sentido su impacto.

A la vista de estas características del contexto económico que rodea al consumidor, resulta interesante analizar el grado en que este ha interiorizado estos cambios y cómo han afectado a su bienestar subjetivo.

El concepto de bienestar del consumidor admite múltiples facetas y aspectos: es, en una palabra, multidimensional. De estas múltiples facetas me ocuparé tan sólo de las siguientes:

- La calidad de los productos y servicios de uso cotidiano.

- Los precios de los mismos.

- La experiencia del fraude en las compras.

- La higiene de los productos alimenticios, y

- La actividad inspectora de la Administra ción.

A nivel subjetivo individual, estas múltiples facetas y/o dimensiones se condensan o resumen en una sola dimensión de "bienestar" o "malestar", o mejor, de mayor a menor grado de bienestar. El procedimiento exacto por el que se produce esta condensación o resumen no está en estos momentos especificado, y el análisis de este indicador sintético se basa en las respuestas específicas obtenidas ante preguntas de tipo sintético/global.

Este aspecto sintetizador será también estudiado en este artículo.

1. La calidad de bienes y servicios de utilización frecuente

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En las cuatro encuestas realizadas en 1983 y 1984 se ha medido la calidad percibida por el consumidor español de una serie de bienes alimenticios (carnes y pescados, frutas y verduras, conservas, productos lácteos), ropa y calzado y dos tipos de servicios (reparaciones de electrodomésticos y aparatos del hogar y reparaciones efectuadas en el hogar). Para todos los productos y servicios se midió la calidad en comparación con el inmediato pasado (calidad actual) y la calidad esperada en el futuro inmediato (calidad futura). Luego, utilizando la metodología del índice del Sentimiento del Consumidor del Survey Reseach Center, de la Universidad de Michigan 2, se construyeron los correspondientes índices para cada uno de los productos/servicios, de modo que cada uno de ellos dispone de dos índices:

- Uno de la calidad actual frente al pasado.

- Otro de la calidad esperada en el futuro.

En el cuadro 1 aparecen los índices de los diferentes bienes para las cuatro encuestas efectuadas.

El primer dato que resalta a la vista es el hecho de que todos los índices se encuentran en el entorno de 100, que constituye el punto neutro de los índices. No hay ningún índice que sea inferior a 90 ni ninguno que sea superior a 110. Por tanto, y hablando de un modo global, desde el punto de vista del consumidor la calidad de los diferentes productos/servicios puede calificarse de pasable.

Junto con el hecho de que todos los índices estén en el intervalo de 100±10, cabe destacar que las variaciones existentes, tanto de un producto/servicio a otro como de una fecha a otra, son también muy pequeñas. La tendencia general es de mejora, pero esta mejora es muy pequeña.

Una tercera y última reflexión general se encuentra más oculta entre los diferentes índices del cuadro 1.

Además de una tendencia de los índices a crecer a lo largo de estos años, existe un componente estacional que hace difícil a veces ver la tendencia existente. Los resultados del cuadro 2, en donde se reflejan diferencias entre los índices controlando la variación estacional, ponen de relieve este componente cíclico/estacional, que quedaba oculto en el cuadro 1. Las diferencias entre los diferentes índices (actual, futuro y total) son todas positivas, excepto en algunos productos muy aislados (carnes y lácteos).

[ VEA LA TABLA EN EL PDF ADJUNTO ]

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Los productos alimenticios

Como puede verse en el cuadro 3, el índice de calidad global actual de productos alimenticios (carnes, frutas, conservas y lácteos) experimentó una caída en noviembre de 1983, para luego ir lentamente subiendo hasta noviembre de 1984. La ganancia total del índice es de 3 puntos.

Del 83 al 84 ha habido una clara subida, aunque muy moderada, puesta en evidencia no sólo por la diferencia entre los índices de julio de 1983 y diciembre de 1984, sino también por las diferencias entre el año 84 y 83, controlando el mes en que se realizó la medición (+1 para julio y +4 para noviembre).

No sucede lo mismo para el índice global futuro, que no sube en estos dos años. Sin contar con la estacionalidad, dicho índice desciende 2 puntos de julio de 1983 a noviembre de 1984, mientras que si tenemos en cuenta la estacionalidad estaría estancado o habría subido ligeramente.

El índice global total experimentó un descenso de julio de 1983 a noviembre del mismo año y luego sube para quedarse estancado.

La tendencia queda definida como un ligero aumento de la calidad de los productos alimenticios dentro de unos valores de calidad moderados.

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