Empleo y desempleo

AutorFrancisco Ramos Martín
Cargo del AutorTutor de los estudios de Ciencias del Trabajo en la Univesitat Oberta de Catalunya

En anteriores capítulos, hemos visto hasta qué punto la estrategia de pleno empleo fue el mecanismo prioritario utilizado por los estados de bienestar para la distribución de recursos y para la integración social. Asimismo, hemos visto cómo las recientes transformaciones del trabajo, provocadas por fenómenos demográficos, económicos, políticos y sociales, alteraban el escenario de pleno empleo en el que se movían las sociedades occidentales, y el fenómeno del desempleo tomaba un relieve que exigía de las autoridades la instrumentación de respuestas directas que lucharan contra él y contra sus efectos en la vida de las personas.

Antes de estudiar estas respuestas (que trataremos más adelante), conviene detenerse un momento en el análisis de los datos y las teorías acerca del fenómeno del desempleo. En consecuencia, el objetivo de este apartado será el de aportar unos instrumentos analíticos y teóricos que permitan analizar el fenómeno del desempleo y estudiar su incidencia en las sociedades occidentales. Para ello, en primer lugar, realizaremos un pequeño repaso a los conceptos e instrumentos que nos van a ayudar a medir y comparar la realidad asociada al empleo y al desempleo. A continuación, aludiremos a las formas que puede adoptar el fenómeno del desempleo y avanzaremos alguna clasificación, que nos permitirá, en el último apartado, postular determinadas medidas y políticas en función de la clase de desempleo a la que nos estemos refiriendo.

Con este aparato metodológico y teórico, realizaremos una breve descripción de la realidad del mercado de trabajo en los países europeos, haciendo especial referencia al caso español, y concluiremos este apartado con unas breves reflexiones acerca de las perspectivas de futuro respecto al fenómeno del desempleo.

1. Conceptos previos: población activa, ocupada y desempleada. Tasas

Ya vimos en los apartados anteriores que las fronteras entre lo que se consideran actividades en mercados de trabajo formales y otro tipo de actividades (reproductivas, informales, de voluntariado, etc.) no son siempre fáciles de trazar. Además, los tránsitos o flujos entre unos estados y otros suelen responder a un criterio definido. El esquema no sería el que se puede observar en la figura 8.1 siguiente, a la izquierda, sino el recogido en la derecha.

Figura 8.1. Los tránsitos entre inactividad, desempleo y ocupación.

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Para analizar con rigor este tipo de fenómenos, existen unas convenciones que vamos a exponer a continuación. Si se analiza la estructura de la población en relación con la actividad laboral, el primer concepto relevante es el de población potencialmente activa, que es el conjunto de población en edad de trabajar (entre 16 y 64 años). Este grupo, a su vez, se puede dividir entre población inactiva, aquella que no ha manifestado interés en permanecer en el mercado de trabajo (estudiantes, prejubilados, amas de casa), y población activa, que es la que permanece en el mercado de trabajo. Esta permanencia, a su vez, puede producirse en un empleo (sea este asalariado o por cuenta propia) remunerado, lo que reflejaría la población ocupada, o puede producirse mediante el registro o la manifestación (mediante encuesta) de la voluntad de trabajar, pero la imposibilidad de hacerlo (población desocupada, sin empleo). (Véase la figura 8.2.)

Figura 8.2. Población con relación a la actividad.

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Conviene atender a un hecho que puede parecer paradójico: la población activa es la suma de la población ocupada y de la desempleada; mientras que la población inactiva es la que, por no buscar trabajo activamente o no estar disponible para trabajar, consideramos que se encuentran fuera del mercado de trabajo.

Paralelamente a esta clasificación de la población en función de su relación con la actividad, empleo o desempleo, es conveniente presentar la misma información en términos relativos; es decir, en referencia a otra magnitud (figura 8.3). En este sentido, conviene definir la tasa de actividad como el porcentaje de población activa respecto a la potencialmente activa (población total comprendida entre los 16 y los 64 años); la tasa de empleo como el porcentaje de población ocupada (con trabajo en el mercado de trabajo, sea este asalariado o no), respecto a la población potencialmente activa, y la tasa de desempleo, como el porcentaje de población desocupada respecto a la población activa.

Figura 8.3. Indicadores más usuales del mercado de trabajo.

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La medida de las magnitudes que afectan al mercado de trabajo siempre es difícil. Reflejar en un momento el estado de un determinado territorio o población respecto a la actividad, el empleo o el desempleo, o reflejar la evolución de esas magnitudes a lo largo del tiempo, no es tarea baladí, aunque parece necesario un cierto consenso respecto de los conceptos y fuentes de información utilizados. Normalmente, se utilizan dos tipos de fuentes de información:

- La basada en datos registrales. En el caso español, el registro administrativo de las personas inscritas como demandantes en las oficinas de empleo del INEM (o de los servicios de colocación en aquellas comunidades autónomas con competencias transferidas).

- La basada en encuestas, como la Encuesta de Población Activa (EPA) que, en España, elabora trimestralmente el Instituto Nacional de Estadística (INE). Este tipo de encuesta, que incorpora los criterios metodológicos de organismos internacionales como la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) o la oficina estadística de la Unión Europea (Eurostat), es la que se utiliza internacionalmente para comparar las realidades de los mercados de trabajo de los diferentes países. De hecho, la EPA forma parte de la Encuesta sobre la Fuerza de Trabajo (Labor Force Survey, en inglés) de la Unión Europea.

A continuación, pasaremos a reflejar la consideración de desempleados que establecen ambas fuentes de información:

1) El desempleo registrado

En el caso español, según la Orden de 11 de marzo de 1985 (BOE, 14-03-1985), por la que se establecen criterios estadísticos para la medición del desempleo registrado, en la estadística mensual de desempleo registrado se incluirán las personas que tengan demandas pendientes de satisfacer el último día del mes en las oficinas de empleo del Instituto Nacional de Empleo.

Se excluyen de éste todas aquellas demandas que al final del mes de referencia se encuentran en alguna de las siguientes situaciones:

- Demandantes que solicitan otro empleo compatible con el que ejercen (pluriempleo).

- Demandantes que, estando ocupados, solicitan un empleo para cambiarlo por el que tienen (mejora de empleo).

- Demandantes perceptores de prestaciones por desempleo que participan en trabajos de colaboración social (colaboración social).

- Demandantes que son pensionistas de jubilación, pensionistas por gran invalidez o invalidez absoluta y demandantes de edad igual o superior a 65 años...

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