El derecho a la salud ante los determinantes sociales los determinantes sociales en el derecho a la salud

AutorCarlos Lema Añón
Páginas27-69
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LOS DETERMINANTES SOCIALES
EN EL DERECHO A LA SALUD
Carlos Lema Añón
Universidad Carlos III de Madrid
1. EL DERECHO A LA SALUD MÁS ALLÁ
DE LA ASISTENCIA SANITARIA
Anuk tiene 16 años y muchos proyectos. Ha vivido siempre
en una aldea cercana a Yandongi en la República Democrática
del Congo, pero pronto se irá a la capital, a Kinsasha, para
buscar nuevas oportunidades junto a sus primos. Se considera
afortunada, al menos en comparación con muchos de sus veci-
nos. Ha sobrevivido a dos de sus hermanos, que no llegaron a
cumplir cinco años, ha logrado completar toda la escuela y no
es portadora de VIH, como algunos de sus compañeros de cla-
se. Siempre ha tenido buena salud y, al contrario que sus
padres, recibió las principales vacunas más o menos a tiempo.
No es que tuviera facilidades para ver a los médicos, pero a
unas horas de camino hay un viejo centro de salud en el que se
garantizaban las atenciones básicas. Al menos mejor que cuan-
do unas décadas atrás este centro había sido, sin saberlo,
unfoco en la expansión de la primera epidemia conocida de
Carlos Lema Añón
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ébola 1. Pero los problemas en la aldea ahora son otros. La nue-
va concesión minera a una empresa canadiense para la explo-
tación de cobalto ha traído algunos puestos de trabajo en las
aldeas vecinas, aunque para muchas mujeres la perspectiva no
sea especialmente halagüeña. Y río abajo, donde está la aldea
de Anuk, ya no hay más pesca y muchos son conscientes de
que están siendo envenenados. La capital es más prometedora:
sus primos viven en un denso barrio periférico algo precario,
en una casa provisional sin alcantarillado, pero cree que ten-
drá más oportunidades que en su aldea.
Joe lleva ya un tiempo jubilado en el mismo barrio de la
ciudad de Manchester que lo vio nacer. Arrastra su dolor cróni-
co de espalda y la presión arterial se ha disparado de forma
preocupante. Pero no se considera especialmente desafortuna-
do con su salud. Después del ataque que tuvo hace unos años
es como si hubiera vuelto a nacer. Tuvo acceso a un excelente
hospital público y a buenos médicos, sobrecargados de trabajo
pero que lo atendieron con gran profesionalidad. Así ha sido
toda su vida, desde que nació en 1948, el mismo año que tam-
bién nació el Sistema Nacional de Salud, por lo que permitirse
los tratamientos médicos nunca ha sido un problema. Última-
mente no es fácil que el médico de familia te dedique demasia-
do tiempo y lleva ya unos meses esperando para una pequeña
intervención en su mano izquierda, pero confía que si vuelve a
tener otro ataque todo saldrá bien de nuevo. El resto no ha ido
tan bien. En 1966 entró a trabajar como aprendiz en una
empresa auxiliar de locomoción, en la que a base de trabajo
duro y habilidad fue ascendiendo, creó una familia y logró
adquirir una vivienda en su barrio de siempre. Las cosas cam-
biaron en 1985, cuando se anunció que la fábrica cerraría, por-
que –decían– los componentes que producían podían comprar-
se más baratos en otro lugar. Le siguieron meses de huelgas e
incertidumbre, pero desde que finalmente echaron el cierre,
1 Véase GARRETT, Laurie, The Coming Plague. Newly Emerging Diseases in
a World Out of Balance, Nueva York, Picador 1994, esp. pp. 100-154.
Los determinantes sociales en el derecho a la salud
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Joe no ha vuelto a conseguir otro trabajo similar. Siguieron
años de alternar el seguro de desempleo con chapuzas tempo-
rales hasta alcanzar la jubilación. Ahora lo que a Joe le preocu-
pa es que las perspectivas de sus hijos no son mucho más hala-
güeñas.
María Fernanda vive en Madrid desde hace quince años,
desde que dejó a su bebé en Ecuador al cuidado de la abuela. Le
ha ido bastante bien en España: siempre ha trabajado en la
limpieza y ha podido enviar dinero y ahorrar para casi comprar
una casa en su ciudad de Santo Domingo. Lo ha hecho con
grandes sacrificios, madrugones con jornadas interminables,
soportando más de un desprecio, en el metro y ahorrando hasta
el último céntimo. Pero siempre se sintió arropada y ayudada,
como ahora ella ayuda a su sobrina, recién llegada, y con la que
hasta comparte habitación. Su plan siempre ha sido regresar a
Ecuador, pero ahora más que nunca, porque cada vez se le hace
más difícil trabajar con sus dolores de articulaciones. Los médi-
cos no acaban de darle una solución, pero hasta en esto se sien-
te afortunada. Aunque estuvo unos años como irregular, nunca
le faltó la posibilidad de ir al médico y cuando en 2012 se reti-
raron cientos de miles de tarjetas sanitarias, ella ya había regu-
larizado su situación. Pero ahora está perdiendo demasiadas
jornadas y como no está dada de alta como trabajadora sus
ingresos se resienten. Aunque, sobre todo, le resulta cada vez
más doloroso trabajar, por lo la idea de volver le ronda cada
vezmás, aunque sabe que en Ecuador las cosas no serán fáciles.
Los casos de Anuk, Joe y María Fernanda son ficticios. Pero
son lo suficientemente típicos o incluso estereotípicos como
para ser, no solo perfectamente plausibles, sino incluso repre-
sentativos e idealizados de situaciones lo suficientemente
comunes en sus respectivos contextos. Y efectivamente el con-
texto aquí lo es todo, puesto que las vidas y las vicisitudes de
Anuk, Joe y María Fernanda, también sus posibilidades y
expectativas, así como los resultados de sus decisiones, no se
explican si no es a través de esos contextos. El hecho de perso-
nalizarlos y de hacerlo de forma estereotipada, permite en todo
caso trasladar de forma visible e individualizada lo que son

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