Construcción vs. desarrollo: la raíz de nuestros malentendidos sobre el principio de la vida

AutorRichard Stith
CargoValparaiso University School of Law 656 South Greenwich Valparaiso, Indiana 46383-4945, U.S.A. tel.: 219-465-7871, fax: 219-465-7872 richard.stith@valpo.edu
Páginas512-523

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1. Introducción

Si nos distanciamos del contenido de los argumentos a favor y en contra del aborto y de la destrucción de embriones con fines científicos, podemos ver un aspecto interesante en su forma retórica.1 Casi todos los argumentos, o por lo menos la gran mayoría, defienden su fidelidad a un mismo principio, el de la dignidad humana. Sin embargo, en ambos debates, pero sobre todo en este último sobre los embriones, cada lado del debate piensa no sólo que tiene razón, sino que su conclusión es obvia, mientras que la posición del otro lado no sólo no convence sino que carece de todo sentido. El bando que defiende la investigación con embriones (llamémoslo «los defensores») dice que es ridículo afirmar que una pequeña entidad sin cerebro es un ser humano como nosotros, mientras que el bando que rechaza esta conducta (digamos «los oponentes») afirma que es innegable que somos hoy el mismo ser que éramos como embriones.

No es normal esta total incomprensión. Por lo general, podemos entender algo del punto de vista de los que no están de acuerdo con nosotros. ¿Cómo es que aquí los dos bandos se consideran mutuamente absurdos? Y ¿puede la razón jugar algún papel como árbitro entre los dos? Esta es la perplejidad que inspira este ensayo.

La solución que se propone es esta: Cada bando se fundamenta en un distinto modelo de gestación, hasta el punto de que no se le ocurre que el otro bando no comparta su visión fundamental. Y una vez aceptado, cada modelo genera su posición en pro o en contra con una lógica casi absoluta e inevitable. De ahí su excesiva auto-confianza. Por lo tanto, para lograr un diálogo verdadero, es necesario descubrir y discutir estos fundamentos.

De entrada, nos encontramos con un problema metodológico: no podemos investigar directamente las mentes de los participantes en los debates. Y por lo general no van a hablar (ni siquiera a ser conscientes) de presupuestos que les parecen totalmente obvios. Así es que tenemos que contentarnos con algunas citas, sí, pero sobre todo con el poder explicativo Page 513 de los dos modelos. La prueba de que en el fondo del pensamiento de cada lado se encuentra uno de los distintos modelos de la gestación será que dichos modelos nos permitirán pronosticar exactamente la suerte de posiciones que en la realidad haya tomado cada lado del debate.

2. El modelo de construcción

En diciembre de 2005, en una columna en el New York Times, el sociólogo Dalton Conley afirmó que «la mayoría de los americanos ... considera al feto como un individuo en construcción» («under construction» en inglés)2. Pensemos, pues, en algo que es claramente construido, fabricado, armado, montado, juntado, formado -en fin, hecho por alguien. Pensemos en un ensayo que se escribe a mano sobre hojas de papel, por ejemplo. O, mejor, pensemos primero en algo aun más claramente construido, un coche que se monta en una cadena en una fábrica de automóviles. ¿En qué punto del proceso aparece por primera vez el automóvil? ¿Cuándo diríamos «ya hay un coche allí»?

Probablemente, algunas personas dirían que hay un coche cuando tiene pinta de serlo; es decir, juzgarían sin más por su aspecto exterior (tenemos aquí la analogía con el feto de unas diez semanas). Otros esperarían hasta que tuviera una cierta capacidad para moverse - hasta que tuviera motor, quizás (analogía con el antiguo supuesto de «animación» del feto a unos meses). O incluso hasta que pudiese funcionar, o estuviese ya terminado sobre la carretera. (Analogía con la viabilidad o el nacimiento, aunque en realidad el recién nacido no es ni completo ni viable por sí solo.) Y puede haber otras opiniones distintas.

Aunque serían diversos los juicios sobre cuándo empieza a existir un coche, cabe señalar unos puntos en que estaríamos todos de acuerdo. Primero, que no hay una única respuesta verdadera. Todo dependería del concepto de coche que tiene cada individuo, y de lo exigente que sea para considerar que lo fabricado se aproxima a su concepto. Bueno, ésta es la posición sobre el inicio de la vida humana que encontramos comúnmente entre la gente que apoya la libre decisión sobre el aborto. Segundo, estaríamos todos de acuerdo en que el coche tarda en aparecer; no está allí inmediatamente. Si alguien dijera que el coche existe desde el primer momento del proceso de construcción, cuando, digamos, se unen por primera vez dos pedazos de metal, pensaríamos que está loco, que dice algo totalmente absurdo.

Pues esto es exactamente lo que piensa mucha gente cuando los oponentes a la investigación destructora del embrión dicen que este ya es un ser humano como nosotros. Escuchemos lo que dice Michael Kinsley en un artículo publicado en 2006 en el Washington Post sobre los embriones que algunos científicos querían destruir en Page 514 sus investigaciones: «No puedo compartir, ni aun comprender, la convicción de que un punto microscópico -sin más conciencia que una piedra, más primitivo que un gusano- tiene los mismos derechos que tiene el lector de este artículo»3.

Se puede detectar una profunda verdad reflejada en esta crítica del señor Kinsley. Nada puede ser algo hasta que tenga la forma o naturaleza de ese algo. Y ciertamente la forma de una cosa que está en construcción no está presente en la cosa al principio del proceso. Una cosa construida no tiene su forma al comienzo de la construcción porque esta forma se impondrá desde fuera por las personas que la construyen. La forma no está en una cosa construida hasta que la construcción esté esencialmente completa -lo que puede requerir un juicio bastante vago y variable, como hemos visto en nuestro sondeo sobre el coche.

La analogía a la cadena de montaje puede explicar bien la posición de las personas que piensan que el aborto al principio del embarazo no es asesinato pero más tarde sí lo es. Por ejemplo, todos los que dan importancia normativa al latido del corazón, o a la presencia de las manos -o a la manifestación de cualquier otra parte del feto- están (quizás inconscientemente) apelando al modelo de construcción. Están diciendo que sólo después de que llegue un cierto punto en que el feto ya está construido, en que ya tiene fabricada la forma esencial de un ser humano vivo, hay que protegerlo.

Más: hay un cierto acuerdo entre muchos legisladores en permitir el aborto libre solamente hasta el tercer mes de la gestación. ¿Cómo explicar este acuerdo? ¿Qué pasa alrededor del tercer mes del embarazo? El feto manifiesta a la vista, por primera vez, la forma completa del cuerpo humano, aunque todavía muy inmaduro y pequeño. Después del tercer mes, el feto no parece adquirir nada nuevo; su cuerpo solamente madura y crece. Bueno, la idea de montaje explica bien la adición de miembros u órganos; por eso parece apta para entender las primeras etapas embriónicas. Pero es más difícil entender la maduración o el crecimiento como procesos de montaje. En este punto del embarazo, por lo tanto, la fase de construcción puede fácilmente parecer haber terminado. El modelo de construcción nos explica muy bien cómo muchos pueden pensar que el ser humano comienza a existir alrededor del tercer mes de la gestación.

El modelo de construcción nos ayuda a entender otro aspecto de los debates sobre la vida: Cuando Dalton Conley escribió que el feto era «un individuo en construcción», no quería restar todo valor al feto4. Al contrario, quería reconocerle un valor, precisamente como una importante obra en proceso. Su valor, según él, no es tan grande como el valor que tiene un ser humano acabado, pero tampoco Page 515 es ninguno. El aborto no es un asesinato, pero sí algo que debemos intentar evitar, y más a medida que el feto avanza hacia su perfección. Aquí oímos la voz de las muchas personas que tienen posturas intermedias, ni totalmente a favor del aborto ni totalmente en contra.

El modelo de construcción explica la existencia de esta postura intermedia en el debate. Por ejemplo, si el coche fuera de un tipo muy apreciado por algunas personas (como es un ser humano), digamos un Corvette, podemos imaginar que a sus aficionados les parecería muy mal destruir aun un Corvette-en-proceso, durante la cadena de producción. Además, si el autor de la construcción es alguien a quien respetamos, no querremos destruir su obra aunque esté muy incompleta. Si una colega académica ha escrito solamente dos folios de un ensayo, pueden no merecer todavía la etiqueta de «artículo». Pero estaría mal coger una página de su único ejemplar para hacer una lista de compras. Si pensamos que la vida intrauterina está en construcción, es muy posible llegar a una posición en contra del aborto temprano, pero no tan en contra como si ésta se considerara un ser humano realizado5.

Antes de que llegue este punto de realización, la identidad de (y por tanto el respeto a) la cosa en proceso de construcción depende de la forma todavía en las manos creadoras del constructor. Si él dejara de construirla, perdería inmediatamente su valor como ese tipo de cosa «en proceso». Si la fábrica de automóviles de repente se cerrara, lo que quedara en la cadena se convertiría de ser...

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