Antonio Remiro y 'las fronteras en Iberoamérica'

AutorLuis Pérez-Prat Durbán
Páginas217-224

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  1. Fronteras en Iberoamérica se trata de un trabajo inédito, realizado en colaboración con Luis Ignacio Sánchez Rodríguez, dedicado al análisis de los límites iberoamericanos, estudiados frontera a frontera. En cuanto a la autoría, se suscita una dificultad, porque en los originales no hay asignación específica por autor de cada frontera. Más allá del estilo característico de los dos autores, algunos índices permiten afirmar quien es el responsable de cada capítulo. Antes de mencionar los atribuibles a Antonio Remiro, un recordatorio al origen de la obra: a lo largo de cuatro campañas anuales, de 1988 a 1992, a cargo de la AECI, los profesores Remiro y Sánchez-Rodríguez recorrieron Iberoamérica, durante un mes por año, de Norte a Sur, haciendo acopio de información y documentación, entrevistándose con los responsables de límites de cada país. Descartaron estudiar la frontera entre México y Estados unidos con la idea de tratar exclusivamente las surgidas entre países nacidos de la herencia colonial hispanolusa, aunque -como excepción- se incluya un estudio de la frontera entre Venezuela y Guayana. Como resultado de los viajes, los autores hicieron acopio de una ingente e imprescindible documentación que, debidamente sistematizada, fue ordenada en dos gruesos volúmenes, uno dedicado a México y Centroamérica y el otro a América del Sur. Por este trabajo, los dos autores recibieron en 1994 el Premio Tribuna Americana, otorgado por la Casa de América.

  2. Aunque no todas, la mayor parte de las fronteras estudiadas son terrestres; excepciones son un capítulo dedicado a la controversia territorial entre Colombia y Nicaragua a propósito del archipiélago de San Andrés, otro a las fronteras marítimas en Centroamérica y Caribe, y un tercero, el único debido a la pluma de Antonio Remiro, dedicado a "El Salvador, Honduras y Nicaragua en el Golfo de Fonseca". Junto a ésta, las fronteras estudiadas por Antonio Remiro son: Honduras/El Salvador, Honduras/ Nicaragua, Nicaragua/Costa Rica, Colombia/Venezuela, Ecuador/Perú, Bolivia/Perú, Bolivia/Chile, Bolivia/Paraguay y Argentina/Chile. Para un total de 370 páginas, la aportación de Antonio Remiro se sitúa en torno a una media de 25 páginas por frontera, salvo las más de cien dedicadas a la

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    frontera colombo-venezolana, las más de cincuenta a la argentino-chilena y las más de treinta a la que hay entre Ecuador y Perú.

  3. Antonio Remiro ha optado por el método cronológico como hilo conductor expositivo. En este sentido, Fronteras en Iberoamérica es una historia de los procesos de delimitación de cada una de las fronteras estudiadas, sin perjuicio de que en ocasiones -como ocurre para la frontera entre Colombia y Venezuela- se atienda a la cooperación transfronteriza, la que en ese caso dio lugar a la construcción de puentes internacionales, como el del río Táchira (canje de notas de 20 de julio de 1925) o el del Arauca (canje de notas de 28 de septiembre de 1965). Recurriendo al mencionado método cronológico, el autor ha expuesto y comentado hasta el mínimo detalle de los largos procesos delimitadores, desde el mismo nacimiento de las respectivas repúblicas y a veces antes, como sucede con la frontera Ecuador/Perú, pues los primeros pasos delimitadores se dieron -antes de que existiese Ecuador- entre la Gran Colombia y Perú, gracias al tratado Monteagudo-Mosquera, de 6 de julio de 1822. Ese acompañamiento al proceso de límites permite afirmar al autor en algunos casos, los menos, que la cuestión fronteriza queda definitivamente zanjada; así en lo que hace a la frontera terrestre entre Nicaragua y Costa Rica, llegando este último país a constitucionalizar (art. 5 de su Constitución de 1949) el tratado Cañas-Jerez y el laudo Cleveland. En otras ocasiones, a fin de concluir su relato, al autor no le queda más remedio que señalar, aunque parezcan finiquitadas delimitación y demarcación, el advenimiento de posibles controversias: es el caso de tres disensos, en opinión de Venezuela -en su frontera con Colombia-, que afectan a la demarcación de la frontera terrestre entre el hito nº 1 y el mar; al trazado de la línea en los Montes de Oca por su piedemonte occi-dental y no por la divisoria de aguas; y a la restitución de la isla de Charo. Finalmente, en otros casos, la pluma del autor se detiene en la antesala de la Corte Internacional de Justicia, quedando explicitado el compromiso de sumisión de Honduras y El Salvador -que es de 24 de mayo de 1986-; la sentencia de la Corte en el asunto de la controversia fronteriza terrestre, insular y marítima, que es de 11 de septiembre de 1992, quedó fuera de los límites cronológicos de este trabajo.

  4. Volviendo a la aproximación metodológica practicada por Antonio Remiro, no cabe duda de que este trabajo es propio de un iusinternacionalista. Pero ya sabemos cómo trabaja el autor y, por lo tanto, es mucho más que eso, es también Historia Diplomática, en el sentido de Historia de los tratados, como entiende la escuela francesa de las Relaciones Internacionales. En...

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