Transparencia y derecho a la información. Un esbozo de crítica al desarrollo del parlamento abierto

AutorJosé Tudela Aranda
Páginas139-160
VI
TRANSPARENCIA Y DERECHO A LA INFORMACIÓN.
UN ESBOZO DE CRÍTICA AL DESARROLLO
DEL PARLAMENTO ABIERTO
PRESENTACIÓN
Escribir sobre la transparencia y el acceso a la información en los Par-
lamentos contemporáneos es casi tanto como un ensayo de reflexión global
sobre el Parlamento. Al menos, lo sería sobre una de sus principales líneas de
transformación. El trabajo académico y de numerosas organizaciones interna-
cionales respaldan esta afirmación. Una comunidad asentada sobre la idea de
apertura parlamentaria, sustento de una documentación suscrita por numero-
sas organizaciones (Martínez Santa María, 2018) 1. Algunos presupuestos de
estas tesis merecerían comentario singular, ya que parecen eludir la naturale-
za esencialmente representativa del Parlamento y confiar en la participación
como auténtica legitimadora de la misma. También, por su alcance, cada una
de ellas merece su propia reflexión. No puede ser este el objeto de las páginas
que siguen. Su alcance, necesariamente, es mucho más modesto. Las mismas,
eso sí, se insertan en la reflexión general sobre la institución parlamentaria
que pretende subyacer a este volumen. Una reflexión que si bien ha evolucio-
nado con el tiempo, tiene como línea de continuidad advertir del anacronismo
en el que se desenvuelve. Anacronismo frente al que, como se verá en estas
páginas, se ha querido comenzar a reaccionar, precisamente incorporando a
su ordenamiento los principios antedichos. Sin embargo, ello se ha realizado
1 La apertura parlamentaria «hace que los ciudadanos tengan información sobre el trabajo
parlamentario, les capacita para participar en el procedimiento legislativo, les permite exigir a
los parlamentarios que rindan cuentas por sus acciones y garantiza que los intereses de los ciu-
dadanos se vean representados» (http://blog. okfn.org/2012/08/31/introducing-the-declaration-on-
parliamentary-open-ness/).
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sin una visión integral del alcance de las reformas que requiere la institución
y, aún más importante, sin alma. Es decir, sin el convencimiento y energía que
reformas de este calado requieren para trasladarse de la teoría a la práctica.
En este punto, me es obligado retornar al comentario que realicé en el inicio
de este volumen. Algo se ha hecho mal cuando después de tantos esfuerzos,
manifiestos, incluso reformas normativas, en relación con el parecer ciudada-
no, el Parlamento sigue donde estaba.
De esta manera, en las páginas que siguen me limitaré a exponer una su-
cinta relación del estado de la cuestión en el ámbito normativo, con una breve
presentación teórica. Un marco que me ha de servir como puente para una
reflexión final que trata de subrayar la necesidad de cambiar el enfoque, la
perspectiva, con la que se aborda esta cuestión.
1. PUBLICIDAD Y PARLAMENTO. UN BINOMIO INSEPARABLE
Y PARADÓJICO
Como se pudo ver al estudiar la función de información, la publicidad es
comúnmente aceptada como una de las características esenciales del trabajo
parlamentario y uno de los requisitos inderogables del régimen democrá-
tico. El modelo social resultante de la revolución tecnológica contemporá-
nea no ha hecho sino incrementar su relevancia. Las ideas que la hicieron
fundamento del Parlamento clásico son hoy principio inspirador de toda la
regulación sobre transparencia y acceso a la información y documentación
parlamentaria.
La publicidad sigue siendo un principio esencial de la vida parlamentaria.
Pero, necesariamente, su comprensión y significado no puede ser el mismo
que hace doscientos años, siquiera que hace veinte. Hace ya tiempo que no es
suficiente proclamar la publicidad como principio inviolable o publicar me-
diante los correspondientes boletines oficiales los aspectos fundamentales del
trabajo parlamentario. Tampoco disponer de una página web que informe con
más o menos profusión informe sobre la actividad parlamentaria (Sarmiento,
2015). Quizá salvaguarden los estrictos requisitos jurídicos, pero poco más. La
publicidad nunca ha sido una mera exigencia jurídica y hoy lo es menos que
nunca (Pau i Vall, 1995). En la actualidad, el principio de publicidad parla-
mentaria ha evolucionado sumando las exigencias del principio de transparen-
cia y, en definitiva, de la cultura del Parlamento abierto (Rubio y Vela, 2017;
Aranda, 2017b). Hoy, el principio de publicidad parlamentaria no podrá con-
siderarse efectivo si no se proyecta sobre un eficiente desarrollo del principio
de transparencia, con su correspondiente traducción en el reconocimiento del
derecho de acceso a la información y una eficaz política de comunicación, que
logre una divulgación real de ese material que debiera ser accesible para todo
el mundo (Gallardo, 2014). El tiempo presente puede considerarse un tiempo
de tránsito para el Parlamento en general y, en particular, para el mencionado
principio de publicidad.

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