Secuestro del lenguaje jurídico y de la legalidad. La seguridad jurídica
| Autor | Jesús López Medel |
| Cargo | Vicepresidente de la Sección de Derecho de la Real Academia de Doctores de España |
| Páginas | 2381-2390 |
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Ante el tema general (Workshop) «Iniciativas individuales para el mejoramiento de la convivencia. Un enfoque jurídico» (Instituto Internacional de Sociología Jurídica - Oñate-Guipúzcoa), no puedo menos de reflejar, anticipadamente, algunas ideas orientadoras:Page 2382
Siguiendo al sociólogo -no hace mucho fallecido- LASWELL, al que me gusta recordar, siempre es bueno -lógica y metodológicamente- preguntar quién, cómo, por qué, para qué y cómo. Máxime, aquí, si de lo que se trata es de describir una realidad, tal como nos viene dada -diría ORTEGA- para una finalidad concreta: la «mejora de la convivencia humana». Y además, desde una perspectiva específica: el enfoque jurídico.
De entrada, habríamos de ratificar lo expuesto por el coordinador Doctor Profesor PEDRALS de la Universidad de Valparaíso (Chile), en su resumen sugerente, singularmente en ese mundo de las «circunstancias» que nos han llevado y nos llevan a vivir el «momento histórico singularísimo» en que estamos. Y esto afecta a la vida personal, la religiosa, la ideológica, la política, la social, la económica, la profesional, etc. Es verdad que estamos en un período de grandes «conquistas tecnológicas», audiovisuales, mediáticas, cinematográficas, bélicas, que se manifiestan como «hallazgos» y a la vez como «ruinas». Hasta se apunta expresamente a cierto complejo «militar-burocrático-financiero», como una especie de trilogía o tripartito que lo envuelve, o lo explica, casi todo.
Es, pues, urgente -puesto que la rapidez de las acciones y comportamientos es inusual- desentrañar o descubrir dónde quedan los valores que están en la raíz de lo humano, desde que el hombre es hombre. Y cuáles son las «iniciativas individuales» que puedan equilibrar o superar el «camino direccional de las abejas» o de las «hormigas». Tratando de restañar el fenómeno de masas, que a comienzos del siglo XX ORTEGA Y GASSET nos describiera en su «La rebelión de las masas» (Obras completas, IV-145), obra que, por cierto, sigue teniendo actualidad, no sólo en una buena parte de la cultura y filosofía occidental -acaso menos de la que debiera- sino en China, Centroeuropa y países del este-marxista.
Unas masas asaeteadas por otro gran fenómeno, que si no es solidario -como la globalización- multiplica las dificultades e incrementa los problemas. Porque la interdependencia de relaciones, acortadas las distancias por los agentes mediáticos móviles y audiovisuales, y la emigración, aceleran la mixtificación de «instrumentos» a utilizar por los hombres, muchos de los cuales ahogan, asfixian la cercanía, o la comunicación personal, como es el caso -del que hablaremos luego- de las aplicaciones técnicas en el Derecho Privado-Civil para nuestra «contratación» con terceros, nuestras relaciones «familiares» o mercantiles, etc.
Quedaría, por último, el cambio sustancial de la noción de «guerra» -al margen o no de la «guerra justa»- por el «conflicto», la Guerra por la Paz, la revolución por el diálogo, etc.
La pregunta sigue en pie: ¿ante toda esta problemática, qué «iniciativas individuales» pueden hacerse positivas para superar y mejorar los ámbitos dePage 2383 convivencia? Es bueno, también, antes, analizar los límites en que nos hemos de desenvolver.
Partimos de una respuesta que debiera ser positiva, por no decir racionalmente optimista. Es siempre la persona la protagonista, y la esperanza. Incluso, o en todo caso, para situar «las iniciativas». Lo que no es óbice para que debamos reconocer unos límites que, a su vez, resultan connaturales, y que haya de partir de ellos. Acaso, sin ellos, no fuese fácil la solución, y merecieran digresiones para la búsqueda de otros hallazgos o caminos.
En un largo estudio nuestro, ya añejo, pero actual, sobre san Agustín, «Justicia y Derecho en san Agustín», Revista Índice, 1983, que resultaría -con el tiempo- la antípoda de Lutero con su Reforma, recordábamos que hay un presente del pasado, un presente del presente y un presente del futuro. San Agustín, para el descubrimiento racional de los grandes Misterios y Fidelidades, partía de su misma existencia y experiencia, y eso le ha dado modernidad y trascendencia a todo su pensamiento.
Es verdad que no podremos detenernos mucho en ese mensaje socioteológico-ontológico, que en el orden iusfilosófico nosotros hemos transplantado a otros estudios (vid. «Actitudes ante la filosófica social». Congreso de Filosofía Jurídica - Lund. Suecia, 1983; «Concepción del mundo y Derecho». RCDI, Libro Homenaje al jurista Tirso Carretero - Madrid, 1985, o «Verdad y Política», L. H. a Gonzalo FERNÁNDEZ DE LA MORA - 2002). Citaríamos aquí el «Dios y el mundo» como aportación central del entonces -2005- Cardenal RATZINGER. En el recorrido en la historia del hombre en el pasado, pero presente hacia el futuro -el hombre se aparece como imagen del Dios que aspira a conocer-, hecho a su «imagen» como algo no ajeno, con la diferencia radical -en el cristiano-, de que es dotado de libertad, de que la que el Ser Creador se desprende como parte de su...
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