Reflexiones (para seguir pensando...)

AutorIñaki Rivera Beiras
Páginas157-159

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En fin, muchos más ejemplos podrían citarse pero los que se han mencionado son ya suficientemente elocuentes. ¿Qué está sucediendo?, ¿es ésta una herencia de la tolerancia cero o una versión renovada de la cultura de la emergencia y/o excepción? o, tal vez, ¿es éste, precisamente, el resultado de la conjunción de aquellas dos líneas? Veremos cuánto tarda en verificarse la difusión de esta nueva política penal en los países europeos. La tendencia es clara: gestión punitiva de la pobreza, mercado económico de total flexibilización, criminalización cada vez mayor de la disidencia y reducción del Estado. El espacio de lo público parece caminar en esa dirección. El escenario punitivo no parece así que se pueda contraer. Pero, como seguramente, una vez más, fracasará en sus funciones declaradas, quien pueda, deberá prepararse para comprar seguridad, privada.

A propósito del futuro de la penalidad, puede aprovecharse también la reflexión realizada por Matthews a propósito de vincular el paso del fordismo al postfordismo. Señala este autor una de las paradojas más inquietantes del postfordismo, que en ciertas áreas donde han descendido los medios legítimos de subsistencia económica, se verifica una tendencia (muy propia de EE.UU.) a la construcción de alguna penitenciaría local a fin de generar cierta forma de empleo para la población local (op. cit.). Y agrega que, tal y como había anticipado Christie (1993), existe ya el peligro real de que el control del delito se convierta en una industria que sirva para reemplazar a las que han declinado o desaparecido. «Por lo tanto, en vista de que existen lazos causales entre el desempleo, el crimen y el encarce-

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lamiento, es posible concebir un escenario donde, y como el desempleo estructural ocurre en ciertas áreas, el nivel de delito y el encarcelamiento aumenten y, en consecuencia, se construyan más penitenciarías. De este modo, la cárcel se convierte tanto en producto de (y en solución al) problema del creciente desempleo» (ibídem). Concluye el autor británico indicando que, bajo este contexto entonces, es probable que la distinción entre la clase obrera «respetable» y la «desorganizada» se haga más pronunciada.

Ya no va quedando espacio para seguir especulando sobre el futuro. Para ir acabando, podría ser oportuno hacerlo con las palabras de un gran escritor, una de las mentes lúcidas y todavía comprometidas con este desordenado tiempo. Indicaba hace no mucho tiempo Saramago, a...

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