Cuando Putin se adelanta a ZP en el drama de Airbus

Lo ha dicho». En aquella mañana de Toulouse, el 18 de enero de 2005, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, se decidió a proclamar ante el presidente francés, Jacques Chirac, el primer ministro británico, Tony Blair, y el entonces canciller alemán, Gerhard Schröder, que España deseaba aumentar su participación en EADS-Airbus, el grupo aeronáutico europeo que vivía aquel día una fiesta por su victoria sobre la tecnología estadounidense. Nacía el gigantesco A380 de 555 plazas, el mayor avión del mundo y con tecnología europea.

El entonces ministro de Industria, José Montilla, y el consejero español en EADS, Juan Manuel Eguiagaray, sonreían al ver que el presidente se implicaba por fin en el reto de corregir el error -que atribuyen al Gobierno del Partido Popular- de no haber obtenido más influencia en el grupo europeo, cuando fue formado por Alemania, Francia y España en el año 2000.

Zapatero jugaba fuerte y parecía inminente que embarcaría a algún florentino, indra, o fornesa. Y, si no -dado que el negocio aeronáutico atrae al capital español mucho menos que el ladrillo o la luz-, se daba por hecho que el Estado español, a través de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (Sepi) aumentaría su participación. La Sepi tiene un raquítico 5,4% desde 2000, frente al 44% franco-alemán. Era una época en que el privatizador ministro José Piqué daba por cumplida su misión con integrar a Casa en el invento y asegurar su futuro. Además, los alemanes no querían tanto capital público en el nuevo grupo.

Ahora, el Gobierno socialista considera que EADS -con 8.000 empleados en España- es más que estratégico. Pero no ha hecho nada en veinte meses. Es más, hay una ironía. El pasado miércoles, el asesor de Zapatero, Miguel Sebastián, se mostraba públicamente convencido en Moncloa de que España podrá superar a largo plazo en poderío y riqueza a las economías de Francia y Alemania. A la misma hora, el banco estatal ruso Vneshtorgbank, siguiendo instrucciones del presidente, Vladimir Putin, seguía comprando a manta acciones de EADS y ya se acerca al 10% del capital. El doble que España.

Putin, convencido de que la industria aeronáutica rusa necesita aliados para poder exportar al mundo, está aprovechando la crisis de EADS para intentar poner un pie en la organización. Los ejecutivos del grupo europeo lo ven interesante, pero no los políticos. De momento, Chirac ha convencido a la canciller, Angela...

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