Prólogo del autor
| Autor | Stuart P. Green |
| Páginas | 23-26 |
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PRÓLOGO DEL AUTOR
Empecé a pensar por primera vez en lo que acabaría siendo el contenido
de este libro mientras ejercía en un despacho de abogados en Washington,
DC, a principios de los noventa. Se trataba, en realidad, de lo que sólo con
dificultades se podría denominar ejercicio de la abogacía penal. No repre-
sentamos, hasta donde yo sé, a un solo traficante de drogas, asesino o vio-
lador. Por el contrario, nuestra lista de clientes incluía compañías aéreas,
bancos de inversión, empresas farmacéuticas, fabricantes de productos de
consumo y grupos de comunicación. La mayor parte de nuestros clientes
habían alcanzado el éxito mediante lo que, al menos a priori, aparentaban
ser prácticas de negocios legales, aunque quizá fueran agresivas. Sus geren-
tes y empleados se veían a sí mismos como ciudadanos que respetaban la ley.
Sus conductas eran, estoy seguro de ello, no más «desviadas» que las de la
mayoría de otras grandes empresas.
Muchos de aquellos clientes venían a nuestro despacho porque estaban
teniendo problemas con algún organismo o entidad federal, tales como la
Securities and Exchange Commission, la Food and Drug Administration,
la Environmental Protection Agency y otras similares. Con frecuencia, los
clientes querían saber cómo podían evitar la infracción de ciertas disposi-
ciones federales; en otras ocasiones, tenían la preocupación de que ya se
hubiera conculcado alguna ley.
Lo que no dejaba de sorprenderme una y otra vez era que, allí donde
al principio sólo parecía haber una simple conducta correcta (o, en el peor
de los casos, una cuestión de responsabilidad civil), tras un examen más
detenido aparecía el fantasma de la responsabilidad penal. Las sanciones
que yo había supuesto que estaban reservadas para las acciones más injustas
o dañosas de toda la sociedad parecían, por el contrario, poder aplicarse a
conductas que resultaban moralmente mucho más ambiguas.
Hacia finales de los noventa, dejé la práctica profesional de la abogacía
para introducirme en el ámbito académico del Derecho. Aunque seguí man-
teniendo cierto interés en el campo del Derecho penal económico y de la
criminalidad de cuello blanco, comencé a interesarme, como la mayor parte
de los especialistas en Derecho penal, por los conceptos básicos de la Parte
General, como los de acción y omisión, daño y culpabilidad, justificación y
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