Prensa y representaciones de las condiciones laborales de las trabajadoras canarias en la Gran Recesión (años 2007-2012).

AutorCarrascosa Puertas, Lara
CargoMISCEL

Sumario: 1. Introducción. 1.1. Las cifras de empleo y desempleo. 1.2. Mujeres, trabajo y estereotipos de género. 1.3. Las representaciones de género de los medios. 2. Objetivos y metodología. 3. Resultados de la investigación. 4. Discusión y conclusiones. 5. Referencias bibliográficas.

The Media portraits of working conditions of Canarian women workers in the Great Recession (years 2007-2012)

  1. Introducción

    El grado de empleabilidad de las mujeres ha sido históricamente menor que el de los varones, un hecho derivado de la división patriarcal que establecía que la esfera privada era la propia de las féminas mientras la pública estaba destinada a los varones. Aunque siempre ha habido mujeres trabajadoras, estas pertenecían a los estratos más pobres de la sociedad, por lo que el avance hacia la normalización del derecho al trabajo en igualdad de condiciones ha sido y es lento. Prueba de ello es que las mujeres en España cobran por una jornada a tiempo completo el 91,3% del salario del hombre y el 87,7% si se trata de una jornada parcial (Instituto Nacional de Estadística, 2019).

    En situaciones de crisis económica, además, se da la perversa circunstancia de que las féminas se convierten en "competencia" de los varones en los puestos de trabajos más estables o mejor remunerados, o bien son las únicas que conservan el trabajo en el hogar porque este es precario, por horas, y en muchas ocasiones sin contrato de trabajo, cuando no son directamente las primeras en ser despedidas de las empresas por las representaciones ideológicas que se construyen en el mercado laboral sobre los géneros y la necesidad de un empleo (Martínez Guirao y Téllez Infantes, 2016).

    1.1. Las cifras de empleo y desempleo

    En Canarias, las mujeres trabajan, pero no en igual proporción ni en las mismas condiciones que los hombres. La tasa de empleo en 2018 de las mujeres canarias era del 43,60%, mientras que la de hombres era de 53,10%, según datos del Instituto de la Mujer y para la Igualdad de Oportunidades (2019). Sin embargo, la tasa de paro en el mismo período fue tres puntos más elevada en las canarias que en los canarios (21,42% frente a 18,90%).

    A nivel nacional, la tasa de ocupación femenina en 2018 se situó a nueve centésimas de la registrada antes de la crisis económica y la tasa de paro femenina se redujo por quinto año consecutivo hasta el 16,26% (una cifra aún alejada del 10,82% del 2007) (Sepe, 2019). La misma tendencia al alza de la tasa de empleo y a la bajada del paro, sin alcanzar nunca las cifras de 2007, se dio en Canarias, donde la tasa de empleo femenina previa a la crisis era del 45,02% y la de paro de 12,92%. A pesar de estos datos, en cada una de las muestras estadísticas tomadas a nivel nacional o regional, se da una constante: la tasa de paro de las mujeres siempre es más elevada que la de hombres y la de ocupación siempre es más baja. Es decir, las mujeres tienen más riesgo de sufrir el desempleo y sus consecuencias que los hombres.

    En Europa, de nuevo, se repite el mismo patrón: la tasa de empleo de las mujeres entre 20 y 64 años en el 2018 era de 66,5% frente al 78,3% de los hombres (Idecast, 2018); y el valor de la brecha de género (diferencia en puntos porcentuales de la tasa de paro) en la UE-28 entre mujeres y hombres de 15 y más años llegó a alcanzar 10,9 puntos en el año 2013, si bien es cierto que, paulatinamente, esa diferencia ha disminuido hasta llegar al 6,6 del año 2019 (INE, 2009-2019).

    Entre las ocupadas, además, se registra una brecha salarial por la que las trabajadoras canarias cobraron de media en 2016 por hora trabajada 11,60 euros en lugar de los 12,79 euros de los hombres (Instituto de la Mujer y para la Igualdad de Oportunidades, s/f). Una cifra que, aunque no presenta una diferencia tan marcada como la media nacional (16,1 euros/hora los varones y 13,9 euros/hora las mujeres, según datos del INE de 2017), es significativamente inferior a la media nacional, lo que subraya la especial fragilidad económica y social de los trabajadores y trabajadoras del Archipiélago respecto a los de otras regiones de España.

    Comprobamos, así, que las mujeres, a pesar de ser la mitad de la población española, son un colectivo doblemente discriminado, ya que tienen más dificultades para emplearse que los hombres y, cuando lo hacen, sus salarios, de media, son inferiores.

    Por otro lado, además de analizar las cifras, es fundamental reflexionar sobre las particularidades del contexto canario en la declinación de los macroprocesos relativos a la metamorfosis de la relación salarial y de las condiciones de la fuerza de trabajo. La realidad canaria de la relación salarial flexible acentúa el proceso de precarización: la estructura económica y las condiciones previas a la crisis de 2008 (entre otras, la consolidación de un modelo productivo basado en el monocultivo turístico) han aumentado significativamente el desequilibrio de poder entre capital y trabajo. La vulnerabilidad del empleo se ha amplificado en la etapa de la crisis y ha sentado las bases para una nueva socialización del trabajo en el momento de la recuperación (Stendardi, 2020).

    Esta realidad está especialmente acentuada en Canarias, dado que esta comunidad autónoma está en cada serie anual por debajo de las tasas de ocupación y de ganancia por hora trabajada nacionales y por encima de las tasas medias de desempleo, como puede verse en la Tabla 1 y 2.

    1.2. Mujeres, trabajo y estereotipos de género

    Una de las causas que puede explicar esta situación de vulnerabilidad femenina es la histórica y aún vigente dedicación de la mujer a las labores del hogar, tareas no remuneradas ni reconocidas de ninguna forma. Un extremo que ha suscitado el debate sobre si esto tiene que ver con la naturaleza alienante del trabajo doméstico o con la consideración de la mujer como un ser inferior. En palabras de Millett (2017: 394): "tanto en una sociedad en la que el hombre teja y la mujer pesque, como en otra en la que el hombre pesque y la mujer teja, la actividad del varón gozará, de modo axiomático, de mayor prestigio y recibirá mayor remuneración, por hallarse ligada a un poder y a una posición sociales superiores". En la misma línea, varios estudios relacionan el tener hijos con una menor empleabilidad de las féminas, dado que la inmensa mayoría de las mujeres que no trabajan o trabajan a tiempo parcial tienen hijos (Klettner et alt., 2016). Que a las mujeres se les atribuya socialmente la responsabilidad del cuidado y el trabajo doméstico las aboca a una mayor precariedad laboral que a los hombres, sufriendo una mayor pobreza relativa y enormes tensiones en el intento de compaginar las distintas jornadas laborales (remuneradas y no remuneradas) (Carrasco, Borderías y Torns, 2011; Folbre, 2006).

    En España, el 84,5% de las mujeres realizan tareas domésticas a diario, frente al 41,9% de los hombres (EIGE, 2020). En Canarias los datos presentan la misma tendencia. En 2019, el 87% de las excedencias para el cuidado de hijas/os en esta comunidad autónoma fueron concedidas a mujeres. En el caso de las excedencias para cuidados de familiares, las mujeres también son mayoría con un 75% (Ministerio de Trabajo y Economía Social, 2020). Los resultados del estudio de De Vera, Ondé y Martín-González (2019) muestran que en España las personas adultas dependientes no cuentan con el apoyo institucional que necesitan y el cuidado informal es el principal recurso del que disponen. Asimismo, se constata que, independientemente de sus características personales y de las de la persona dependiente residente en el hogar, son las mujeres de la familia las que proporcionan dicho cuidado informal.

    Las mujeres son también, mayoritariamente, las titulares de los contratos parciales, que en las últimas décadas se han convertido en una fórmula de ocupación flexibilizadora cada vez más común en España, auspiciada por las reformas laborales de nuestro ordenamiento jurídico. Ese aumento de la contratación parcial entre las mujeres "constituye una forma de canalización de empleos poco cualificados, con remuneraciones inferiores, que reduce sus posibilidades de acceder a las prestaciones laborales, tales como pensiones, seguros médicos y subsidio por desempleo y otorga menores oportunidades de promoción profesional" (Ortíz, 2014: 74). Y, sin embargo, el discurso en pro de la contratación parcial como favorecedor de la conciliación de la vida laboral y la maternidad ha propiciado que el crecimiento de este tipo de empleo a tiempo parcial sea un factor más de la vulnerabilidad de las mujeres en el mercado de trabajo.

    En la Tabla 3 se observa cómo el 74,12% de las personas ocupadas a tiempo parcial son mujeres. Además, cuando el motivo es por "Cuidado de niños o de adultos enfermos, incapacitados o mayores" u "Otras obligaciones familiares o personales" el porcentaje de mujeres supera el 90%.

    Los datos muestran como la crianza de las/os hijas/os y el cuidado de personas dependientes continúa siendo una responsabilidad femenina que sitúa a las mujeres en una posición de inferioridad, impidiéndoles desarrollar su carrera profesional en igualdad de condiciones. Tanto a nivel español como europeo, se observa que tener hijas/os beneficia a los hombres en el empleo y perjudica a las mujeres. En España, las mujeres presentan un 36% de contratos a tiempo completo, en comparación con el 50% de los hombres. En el caso de las parejas con hijas/os, el porcentaje es del 52% para las mujeres, y del 75% para los hombres; la brecha de género es cinco veces mayor que la de parejas sin hijas/os (EIGE, 2017). A la hora de buscar trabajo o mantenerlo, tener hijas/os penaliza la carrera laboral de las mujeres e impulsa la de los hombres (González, Cortina y Rodríguez-Menés, 2019; De la Rica 2016; Conde-Ruiz y Marra, 2016).

    Si analizamos las tasas de actividad y ocupación por sexo y edad en España, se observa cómo a partir de los 30 años las dos tasas comienzan a descender para las mujeres, mientras que en el caso...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR