Las políticas públicas locales

AutorJosé Manuel Canales Aliende - Pedro Luis Pérez Guerrero.
Cargo del AutorProfesores del Área de Ciencia Política y de la Administración de la Universidad de Alicante.
Páginas75-88

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12.1. El concepto de política pública

Este concepto apareció, por vez primera, en los EEUU a finales del siglo XIX, dentro del enfoque metodológico propio de la Ciencia Política y de la Administración. Surgió de una idea implícita, consistente en la posibilidad de sustituir la política por el conocimiento, creando una Administración Pública acorde a los criterios científicos. Desde la Segunda Guerra Mundial, este enfoque se intensificó, buscando acomodar las ciencias sociales al esquema positivista de las ciencias naturales, primando los métodos cuantitativos sobre los cualitativos. Esta aproximación comenzó posteriormente a implantarse en algunos países europeos durante los años setenta59, como un método complementario a los métodos tradicionales estrictamente jurídicos y gerencialistas.

Sin embargo, este método60más orientado hacia los hechos que hacia los valores, fue derivando hacia posturas de índole tecnocrático, sin tomar en consideración ni el contexto ni las motivaciones subjetivas61de los actores participantes en el proceso de elaboración e implementación de las políticas públicas. Por otra parte, resultaba difícil la conexión del análisis de las estrategias sectoriales de los poderes públicos con la dimensión global de tales actuaciones62.

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Sin embargo, recientemente se han cuestionado los métodos positivistas, concibiendo las políticas públicas más desde los puntos de vista simbólico, histórico y cultural que desde la creencia en la posibilidad de generar soluciones eficientes a los problemas sociales, independientemente de los contextos en que se produzcan tales problemas63.

PETERS64considera que una política pública es "la suma de las actividades de los gobiernos, bien por medio de una actuación directa, bien por medio de agentes, en la medida en que tenga una influencia sobre la vida de los ciudadanos. "

Por su parte, BAENA65realiza una definición más específica, entendiendo que una política pública es "toda decisión conformadora, en principio de carácter innovador, que va acompañada de las medidas administrativas necesarias para su seguimiento y ejecución".

12.2. Las características de las políticas públicas locales

Las políticas públicas locales presentan unas características que las hacen específicas en relación con las políticas públicas de otros niveles territoriales. CANALES ALIENDE66distingue entre dos grandes tipos de políticas públicas locales: las estrictamente tales, con origen y ámbito puramente circunscrito al contexto local, siendo una expresión del principio de autonomía local; y las de localización o ejecución de políticas públicas de niveles territoriales superiores, es decir de los niveles comunitario, estatal y autonómico. Esta distinción encaja con la establecida por ARENILLA SÁEZ67, que entiende la existencia de políticas públicas duras y blandas. Las primeras son conformadoras, permaneciendo durante amplios períodos de tiempo y afectando al núcleo esencial del Estado. Las segundas desarrollan a las anteriores en un territorio concreto, con un menor alcance en las decisiones. La capacidad de los Entes Locales para influir en las primeras es bastante limitada, llevándose a cabo a través de los grandes ayuntamientos o de la Federación Española de Municipios y Provincias.

Las características que diferencian a las políticas públicas locales de otras propias de otros niveles territoriales son:

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  1. Una prestación de servicios más directa, continua y localizable.

  2. La cercanía al ciudadano.

  3. La diferenciación en función de sus destinatarios.

  4. La divisibilidad.

  5. La tangibilidad.

  6. La personalización de las prestaciones.

  7. El intento de integrar simultáneamente los aspectos territoriales y sectoriales de las políticas.

12.3. La evolución de las políticas públicas locales en España

A partir de las primeras elecciones municipales de la democracia actual, en 1979, los municipios españoles se encontraron con una situación compleja. El país se hallaba inmerso en una profunda crisis económica y los Municipios arrastraban serios déficits prestacionales de todo tipo desde tiempos pretéritos (falta de alcantarillado en muchos Municipios de más de dos mil habitantes, falta de servicio de provisión de agua potable, falta de alumbrado eléctrico en algunos municipios rurales, falta de asfaltado en muchas calles, ausencia de servicio de basuras en algunos municipios de tamaño medio-bajo, etc)68

Por este motivo, éstos centraron su actuación en políticas públicas relacionadas con las obras públicas y las infraestructuras básicas. Se trataba de una época en la que primaba una orientación ejecutiva, percibiéndose las élites locales más como instrumentos al servicio de la gestión que como agentes de liderazgo de fenómenos de transformación más ambiciosos. En esta situación, la estructura de las políticas públicas era relativamente poco compleja y el rol del gobierno local se centraba en la dimensión operativa, es decir de ejecución de políticas diseñadas en otros niveles territoriales, no produciéndose una concepción estratégica de las políticas. El papel de los partidos políticos consistía en ir ocupando los diferentes puestos gerenciales, satisfaciendo, de este modo, a sus clientelas políticas69.

A partir de los años noventa, se observan ciertos cambios. Superados los problemas de infraestructuras en su mayor parte (aunque sigan existiendo carencias en algunos Municipios rurales y de montaña), los Gobiernos Locales modifican la orientación de sus políticas públicas. Con el tiempo se ha implantado en España un modelo económico con preponderancia del sector servicios, en un sistema que podríamos catalogar como post-industrial, con descentralización productiva y segmentación de las ofertas. Las clases medias se van volviendo más exigentes en sus demandas, solicitando una mayor personalización y profesionalización en la prestación del servicio público. Por el contrario, ese mismo modelo económico favorece la dualización de la sociedad, en que el grupo de excluidos (coyunturales o estructurales) se ve ampliado, requiriéndose una mayor actuación local en materia de servicios sociales, al no poder ser atendido por la Administración

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Central. Además, se observan importantes cambios en la cultura política local. Los partidos políticos no son capaces de articular correctamente las demandas ciudadanas, refugiándose en su antiguo rol de agencias de colocación. Estas demandas participativas proceden de una clase media más educada y, al mismo tiempo, más individualista. Se produce, por tanto, una tendencia a una mayor politización de la agenda pública local. En esta politización las políticas públicas aseguran la legitimación de los equipos de gobierno locales y, muy especialmente, de los Alcaldes70.

En el momento actual asistimos a cuatro orientaciones en las políticas públicas locales: la ampliación de los campos de su actuación, la dinámica de su profundización cualitativa, la asunción de roles estratégicos, y la transversalidad en su aplicación71.

  1. La extensión de las políticas

    Se observa una tendencia a la ocupación de campos hasta hace poco tiempo inéditos o cuya presencia era casi testimonial, siendo el caso de las políticas municipales de empleo y promoción económica o las nuevas políticas socio-culturales72. Se ponen en práctica las denominadas políticas públicas de segunda o tercera generación, poco presentes en las agendas políticas de hace algunos años. Las políticas de apoyo a la familia y de seguridad ciudadana son hoy novedosas, a la vez que prioritarias.

  2. Profundización cualitativa

    En algunas políticas que ya se estaban llevando a cabo se atienden aspectos nuevos anteriormente no tratados o se renueva el enfoque de algunas actuaciones (por ejemplo, en materia de urbanismo, se han intensificado las políticas de rehabilitación urbana).

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  3. La asunción de roles estratégicos.

    La fuerte competencia global ha favorecido el establecimiento de una visión estratégica de las políticas públicas locales, con objetivos a largo plazo. La gestión estratégica pretende ser un posicionamiento de las instituciones ante el mundo de finales de los noventa, un mundo cada vez más competitivo, globalizado y desregulado. Los gobiernos locales no son ajenos a las incertidumbres y a la necesidad de supervivencia que impone la globalización con sus constantes ajustes (desaparición de una factoría importante, destrucción de la flota pesquera, caída de los precios de un tipo de cultivo, etc. son ejemplos de la realidad española más reciente)73. Este posicionamiento estratégico se suele observar especialmente en la resistencia o la confrontación con un agente externo (una Administración superior o una multinacional), en las campañas de colaboración entre los sectores público y privado, en los grandes proyectos de desarrollo urbano vinculados a un evento y en la movilización aparejada a los procesos de afirmación de la identidad colectiva y de la autonomía política74. La dirección y la planificación estratégica local van a constituir una característica esencial y prioritaria frente las precedentes etapas más orientadas al ámbito...

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