La política de consumo en Francia: balance y perspectivas

AutorLaurent Denls
Páginas98-103

    Conferencia impartida con motivo de los actos conmemorativos del Día Mundial de los Derechos del Consumidor, 1984.


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Para empezar deseo agradecer al Ministerio de Sanidad y al Instituto Nacional del Consumo la oportunidad que me brindan al permitirme hablar en estar Jornadas, y quiero remarcar con mi presencia la importancia que el I.N,C. francés concede al mantenimiento de vínculos cada vez más estrechos con sus homólogos españoles y portugueses.

En esta charla hablaremos de la política francesa de consumo a través de sus aspectos más significativos que básicamente son la seguridad y calidad de los productos, la lucha contra la inflación y el fomento del asociacionismo.

En materia de seguridad es necesario citar la Ley de 31 de julio de 1983, relativa a la seguridad de los consumidores. Esta Ley pretende adoptar medios preventivos para controlar la seguridad de los consumidores, existiendo toda una gama de intervención de los poderes públicos (siendo el I. N. C. F. quien vela por el cumplimiento de esta seguridad), para lo cual hemos constituido una comisión compuesta por representantes de los consumidores, de medios profesionales o de personal cualificado. Esta comisión tiene por objeto reunir la información precisa, estudiar los posibles riesgos existentes, proponer las medidas preventivas oportunas y puede ser consultadas por cualquier persona física o jurídica. Quisiera reseñar que el I. N. C. F. ha reclamado recientemente la atención de esta comisión sobre la existencia de un aislante que considerábamos peligroso para la salud de los consumidores y cuya retirada del mercado hemos solicitado. Por tanto, podemos decir que esta comisión está trabajando y que es ahora cuando se está poniendo a prueba su eficacia.

Con respecto a la política de calidad de los productos para el consumo, he de decir que nuestra gran innovación ha consistido en crear unos contratos para mejorar la calidad de los productos. Se trata de contratos privados, negociados entre profesionales y organismos de los consumidores, por los cuales una empresa se compromete a mejorar el producto sobre el cual recae el contrate; estas mejoras pueden llevarse a cabo en el etiquetado, servicio post-venta, precios, etc.

Los productos, objeto de este contrato, se señalan para el público con una etiqueta de "aprobados". En la actualidad ya se han firmado treinta contratos y estamos estudiando otras ciento cincuenta peticiones.

Esta nueva política de la de calidad se basa en una concepción muy interesante, de la que quisiera subrayar algunas pautas. Hoy en día creemos que tenemos que salir de lo que en Francia denominamos consumo "tipo americano", o sea, de un consumismo en el que se considera que el consumidor está en el mercado en una situación a la defensiva, esperando los golpes que pueda recibir de este mercado. Salirse de este consumismo a la americana consiste en esforzarse en hacer subir el movimiento consumidor hacia el nivel de la producción, allí donde los productos son concebidos, en donde su mejora puede ser prevista.

Estos contratos de mejora de calidad son, por tanto, muy interesantes para articular un diálogo entre productores y consumidores con vistas a mejorar estos productos.

Decir que esta política de control de calidad está completamente aprobada en Francia sería excesivo, existen reproches contra la misma, así hay quienes consideran que esta política no constituye una demanda social de los consumidores, sino tan sólo son propuestas empresariales.

Otras voces, por su parte, afirman que estos contratos no mejoran el nivel de consumo de los consumidores, sino que, por el contrario, lo complican aún más. Estas fuentes consideran que esta política está únicamentePage 99 basada en un insuficiente criterio del producto y que la calidad, la noción de calidad no puede ser parte de la del precio, considerando, por tanto, que esta política presenta riesgos infla-cionistas.

Otras críticas afirman que estos contratos no están cimentados sobre comparaciones y que por ello cabe el riesgo de dar una etiqueta a productos que si bien implican cierta mejora, se encuentran, sin embargo, en el nivel medio de las del sector.

Pero la última y la más importante de todas las críticas es la que la considera una política proteccionista y afirma que el Gobierno francés la utiliza para proteger los productos franceses: para que se compre francés. Nosotros rechazamos esta acusación porque nuestros contratos de calidad están abiertos a cualquier empresa con independencia de que sea o no francesa.

También quisiera decir que existe una organización de consumidores que piensa que debe de atraer la atención de la comisión sobre...

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