Derecho penal comparado. La definición del delito en los sistemas anglosajón y continental, Atelier, Barcelona, 2011, de J. Bernal del Castillo
| Autor | Ángel J. Sanz Morán |
| Cargo | Catedrático de Derecho penal Universidad de Valladolid |
| Páginas | 165-170 |
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En el contexto de la creciente exigencia de armonización de los sistemas jurídico-penales, especialmente en el ámbito europeo, cobran especial significación los intentos de aproximación entre el modelo continental y el anglosajón lo que exige, ante todo, un conocimiento preciso de sus respectivos contenido y alcance. La más reciente monografía del Profesor Bernal, que aquí reseñamos, tiene como objetivo principal ofrecer un estudio comparado de la definición del delito -o, con mayor precisión, de sus elementos centrales desde el punto de vista estructural-, mostrando los principios político-criminales subyacentes. Sólo desde el conocimiento preciso del sentido que cobran las correspondientes categorías doctrinales y jurisprudenciales se puede posibilitar un deseable acercamiento entre los mencionados sistemas legales, bien entendido -y en ello insiste el autor del estudio que presentamos- que no se trata de que uno de los modelos "colo-nice" al otro, sino, al contrario, que la aproximación entre ellos se realice desde el debido respeto a las respectivas tradiciones jurídicas.
Veamos, con la concisión obligada, cuál es el contenido de esta aportación1. En el primero de los capítulos, de carácter introductorio, se nos ofrece el planteamiento general de la obra. Tras constatar la "tendencia de aproximación de sistemas penales en el derecho europeo contempo-
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ráneo" (pp. 15-17), se ocupa Bernal de las "vías de aproximación de sistemas penales"(pp. 17 y ss.), que reduce a dos: la que denomina "institucional" y la de "aproximación de principios penales comunes"; rechaza la primera, aduciendo la dificultad de construir un Derecho penal europeo unificado "sin una verdadera unión política" (p. 19), así como la necesidad de atender a las diversas tradiciones jurídicas coexistentes en Europa y se inclina por la segunda "respetuosa tanto con la efectiva necesidad de una armonización de los sistemas penales europeos como con la vigencia de una autonomía de los Estados" (p. 21). Y cierra el capítulo una breve caracterización del criterio metódico adoptado: el "método comparativo de sistemas" (pp. 23 y ss.)
El segundo capítulo indaga acerca de la "aceptación de principios penales generales comunes en el Derecho Penal de Europa". Comienza afirmando la común herencia en materia de principios penales (pp. 27 y ss.) -o, en expresión de Bernal, la "idiosincrasia valorativa europea" (p. 28)-, para minimizar a continuación el problema que comporta la inexistencia en el medio anglosajón de una parte general sistematizada al estilo continental (pp. 31 ss.), dada la posibilidad de ponerse de acuerdo en torno a una serie de principios irrenunciables, "que proceden de exigencias valorativas esenciales en el Derecho Penal moderno, delimitado por las Constituciones y normas internacionales sobre la base de los derechos humanos y la cooperación entre Estados en lucha contra la delincuencia" (p. 34). Se ocupa nuestro autor a continuación de las "fuentes de determinación de los principios esenciales del Derecho Penal europeo" (pp. 35 y ss.), destacando el papel de las Declaraciones de Derechos y los Tribunales Internacionales, para concluir el capítulo con una reflexión sobre "el papel de la política criminal y la dogmática penal en el proceso de armonización de los principios penales" (pp. 38 ss.)
El capítulo tercero cobra especial significación en el contexto de la obra que comentamos, pues se centra en el principio de legalidad "como primer elemento de armonización de los sistemas penales en Europa" pp. 47 y ss.) y es notoria la diversa concreción que las exigencias de seguridad jurídica cobran en los dos sistemas jurídicos aquí comparados. De ahí que se...
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