Paul Ricoeur: una filosofía sin fronteras (27 de febrero de 1913-20 de mayo de 2005)

AutorTeresa Picontó Novales
CargoUniversidad de Zaragoza
Páginas503-506

Page 503

El 20 de mayo de 2005 murió el filósofo francés Paul Gustave Ricoeur a los noventa y dos años de edad. Sin lugar a dudas ha sido uno de los grandes pensadores de la segunda mitad del siglo XX. Autor de una inconmensurable obra y pensador político enfrentado entre otras problemáticas a los diferentes totalitarismos que han atravesado el pasado siglo. Igualmente se opuso a guerras tan dispares como la de Argelia (1954-1962), mostrándose a favor de la independencia del país magrebí; asimismo y más recientemente desaprobó la guerra de Bosnia. Políticamente defendió el antiautoritarismo y la izquierda. Militante socialista desde 1933 y al mismo tiempo profundamente cristiano (protestante) y pacifista. Lo cierto es que su cristianismo distó siempre del de muchos otros colegas y contemporáneos suyos, en el sentido de que ha sido capaz de delimitar y al mismo tiempo conciliar la inextinguible dimensión religiosa de su pensamiento con su implacable dimensión crítica.

Llegados a este punto habría que destacar hasta qué punto la guerra fue una de las experiencias que más marcaron tanto la vida como la obra de Ricoeur. Huérfano de guerra (su padre ya viudo muere en la batalla del Marne en 1915). Al estallar la Segunda Guerra Mundial, Paul Ricoeur fue movilizado y participó en el conflicto bélico contra los alemanes, siendo hecho prisionero de guerra en 1940 y no será liberado hasta más de cuatro años después. Desde de aquí se comprende con facilidad su casi obsesiva preocupación por el mal y su constante reinterpretación de la por él denominada problemática del mal, de la pena, de la falta y del sufrimiento. Es en esta y compleja problemática donde descubrió la estela del desastre colectivo. Sobre todo ello habla con rigurosidad, así como con una claridad y sinceridad admirables en su libro La Critique et la Conviction (1995). Por esta razón y por el testimonio de lo que él denomina ´el tiempo de contacto entre la memoria y la historiaª en el que ´los últimos supervivientes de aquella época, de la que formó parte, están cediendo su lugar a los historiadoresª (La Critique et la Conviction). En el libro La Mémoire, histoire, Page 504 l'oubli (2000), se interroga acerca del problemático y doloroso vínculo que existe en la historia, por un lado y la memoria, el perdón y el olvido por otro. Puntualizando como ´al inscribir la demanda de perdón dentro de la esfera política, tal y como exigía Hannah Arendt, los protagonistas de estos valientes gestos han contribuido quizás a abrir una brecha en lo imprescriptible y en lo imperdonable. Una brecha no sólo del dolor sino de la propia justicia. Una brecha que sería tarea conjunta del trabajo del recuerdo, del trabajo del duelo y de la demanda de perdónª (La...

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