Una nueva modalidad tutelar

AutorEloy Sánchez Torres
CargoAbogado del Estado
Páginas345-349

Page 345

La Deutsche Juristen Zeitung recogió en sus crónicas de Derecho extranjero un caso curioso y nuevo de realidad jurídica. De él, transformado el motivo que guió su recogida, extracto en pro del título de este artículo, los datos que en mi sentir interesan. Ivon Cnimzo es un joven soviet. Habita actualmente, por decisión judicial, en una casa de salud del litoral báltico. Tiene actualmente diecinueve años cumplidos. Es, por lo tanto, desde hace uno, mayor de edad. Procede de una familia finlandesa, presa de una tara hereditaria, al parecer incurable. La enfermedad tiene un proceso típico, casi seguro, ligado mediatamente a la edad. Cnimzo asegura, aseguró en sus escritos, que hacia los veinte años las taras de sus mayores aparecen. Según sus testimonios, a partir de esa fecha es de una garantizable probabilidad la manifestación en los organismos de sus miembros. La revista silencia la enfermedad. Realmente, no interesa. Cualquiera que sea, lo cierto es que se transmite por la generación : que en cada descendiente permanece oculta, insospechada, pero latente; y que en muchos familiares surge ex die sin remedio alguno, de prevención ni de cura.

Su aparición trastorna la capacidad. Fatalmente, en el sujeto jurídico que prende, deriva en locura. Ella surge, tramitados unos ataques epilépticos de duración variable. La familia de los Cnimzo suelen ser, pues, titulares alternativamente capaces. No pueden obrar plenamente hasta los dieciocho años. Obran válidamente, per se, desde los dieciocho hasta la aparición de la tara. Si ella, como generalmente sucede, se presenta, su capacidad se borra, y con ella su independencia jurídica decae. En su primer estado son minoristas. En el segundo, titulares perfectos. En el tercero, inválidos legales.

Ivon Cnimzo se encontraba en 1927 en posesión de cuantos derechos privados consigna la actual legislación civil rusa. ElPage 346 mismo día de su mayor edad autorizó privadamente un documento, concebido, en esencia, de esta manera. «Por si en mi naturaleza encuentra exteriorización, en su día, la enfermedad, en mí probablemente latente, de mis padres, yo, ciudadano ruso, mayor de edad, declaro mi deseo de que si algún día es preciso someterme a cúratela privada (en Rusia hay además una tutela nacional), ,sean mis tutores ...», y aquí el joven soviet entresaca entre sus amistades la de un vecino amigo, el cual, según su voluntad, sería su curador, en lo jurídico, si el temido momento de su locura llegase.

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