La mitología homérica y el derecho

AutorJosé González Díez
CargoRegistrador de la Propiedad
Páginas510-521

Page 510

El Derecho es tan antiguo como el hombre, no así la Ley o derecho positivo, que es su expresión concreta, que no se encuentra en la Prehistoria humana ni aun en los albores de los tiempos prehistóricos. El desenvolvimiento de aquél corre parejas con el de la noción de lo justo hasta llegar a la elaboración de una ciencia del derecho o filosofía del mismo, que supone ya un estado del hombre bastante perfecto y que, por lo tanto, no pudo existir en las sociedades primitivas. Como dice el eminente tratadista Giuseppe Carie, el derecho comenzó a ser para el hombre un modo de ejecutar y de acción, a veces grosero y violento, dictado por los instintos mismos de su naturaleza y por un sentido preciso y profundo de lo justo ; luego estos modos uniformes de obrar originaron en la sociedad ciertos hábitos, ritos y costumbres solemnes que debieron ser una imitación simbólica de los primitivos modos de hacer, groseros y violentos ; y, por último, el conocimiento y la custodia de estos ritos y costumbres reconocidos como leyes, acabaron por dar origen a aquella primitiva prudencia jurídica (jurisprudencia), que fue la primera forma de la ciencia del derecho.

El derecho, según esto, debió comenzar a manifestarse como un modits agendi inspirado en un sentido interno de lo justo (actio) ; luego estos primitivos modos de obrar, cambiándose en ritos, en fórmulas y ceremonias consagradas por la ley, constituyeron las primeras leyes (leges actionis) ; y, por último, el conocimiento de esos ritos y costumbres expresados por fórmulas enPage 511 que nada debía mudarse por no decaer del propio derecho, constituyó la primera ciencia del derecho (jurisprudentia). En otros términos, el derecho comenzó afirmándose como potesad que correspondía a la persona, después fue constituyéndose como una legislación que pusiera límites a las extralimitaciones o excesos individuales y, por fin, más tarde tomó la forma de una ciencia que gradualmente se propone desenvolver la idea de lo «justo» aplicándola a la inmensa variedad de los actos hB»¿anos.

Esta elaboración de la idea del derecho y su consiguiente desenvolvimiento a través de la historia tuvieron un proceso lento y laborioso, cuya mayor gloria corresponde a la filosofía griega y al derecho romano, aunque haya estado reservado a nuestra época el estructurar científicamente la filosofía del derecho a través de los distintos sistemas o escuelas.

Grecia, madre de la filosofía y del arte, lo fue también del derecho en su acepción más elevada, y de su influjo en el derecho romano día idea la adición, muy verosímil, del origen de la ley de las XII Tablas, indudablemente de marcado sabor helénico. Pero en donde es más decisivo el influjo griego en Roma, es en su mitología, copiada casi .servilmente por la señora del mundo antiguo; y como la mitología helénica fue el aglutinante de las civilizaciones griega y romana, y vino a actuar de levadura en el fermento jurídico de ambos pueblos, plasmando y estructurando el antropomorfismo de sus Deidades al estilo de las monarquías dóricas, a las que hace aparecer en íntimo contacto con ellas, fueron el Olimpo griego y el Panteón romano los que modelaron el estado social y jurídico de los dos más grandes pueblos de la antigüedad, pero con predominio decisivo del griego sobre el segundo, que debió principalmente el secreto de su grandeza organizadora, en el orden de las leyes y régimen administrativo de sus vastos dominios, a las aportaciones del espíritu helénico, de tan ponderada y sugestiva esplendidez creadora.

A reserva de estudiar en otro artículo el ciclo luminoso de la filosofía griega, la más espléndida floración del pensamiento humano, y su aplastante influencia sobre las concepciones filosófico-jurídicas de todos los tiempos sucesivos, será objeto del presente un ligero examen de algunos aspectos de la mitología helénica,Page 512 preferentemente la del ciclo homérico, de contextura tan bella y original a la par que de tan magníficas proporciones.

En los tiempos mitológicos, la noción de la justicia, la idea de lo justo parece desprenderse de la noción de la divinidad, pues, como observa Grote, en la época homérica cualquier vínculo paternofilial, de parentesco o de hospitalidad, y toda promesa hecha en obsequio de ésta, iba unida a la idea de Zeus como testigo y fiador. La idea de ley no existía más que en germen en la conciencia griega, y ese vocablo «ley» no se encuentra en Hornero, y solamente en dos ocasiones en Hesiodo, los dos grandes creadores que tanto contribuyeron a poblar ele mitos el Olimpo, aunque su religión, como reconocen Berlini y Zeller, no haya sido la religión primitiva de los griegos, sino que debió ir precedida de una religión más sencilla y con carácter predominantemente naturalista, como lo es precisamente la religión de Herodoto, atribuida a los antiguos pelasgos. No es mi propósito ocuparme de Hesiodo, aunque en su poema conocido con el nombre de «Obras y días» describe minuciosamente y nos presenta en toda su crudeza el cuadro completo de la vida de los campesinos griegos, habiendo sido él mismo víctima del más ignominioso despojo por parte de su propio hermano, que le usurpó su herencia, y a pesar de su famosa teogonia, porque sus ficciones poéticas no encajan perfectamente en la estructura de las sociedades griegas y carecen de imparcialidad sus enérgicas condenaciones de la injusticia, inmoralidad y corrupción de los jueces que consumaron su despojo y las acusaciones a los reyes de haber infringido en falsos juicios los sagrados preceptos de Zeus.

A pesar de la mezcla inextricable de elementos eólicos y jónicos en la lengua de...

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