Miscelánea Jurídica

AutorJosé M. del Río y Pérez
CargoAbogado y Registrador de la Propiedad
Páginas207-212

Page 207

Los delitos de chantage contra los Registradores de la Propiedad y contra los funcionarios públicos1

Por último, introduce el proyecto en el campo de las infracciones penales, claramente definidas, las figuras del delito de chantage, que el Gobierno ha creído deber no consentir permanezcan más tiempo sin sanción adecuada.

Así reza el preámbulo del importantísimo Decreto-ley inserto en la Gaceta del 24 de Febrero del pasado año, refrendado con gran acierto y oportunidad por el señor ministro de Gracia y justicia. Con gran acierto porque, como ya atinadamente se razona en la exposición de motivos el chantage encierra «hechos punibles de naturaleza compleja, merced a la cual escapan con relativa facilidad a la acción de los Tribunales» los malhechores. Y con gran oportunidad, porque son delitos que «se extienden cada día más por las condiciones de la vida moderna y cuyo desarrollo es de necesidad imperiosa atajar».

Y así es, en efecto, pues en la vorágine de la vida van sucumbiendo los viejos ídolos y los antiguos ideales ante las nuevas creaciones del modernismo imperante y arrollador ; es la eterna ley de la renovación y del progreso, por la que se inventa y descubrePage 208 el vapor, la electricidad, la fonografía, la telefonía, la telegrafía, la autolocomoción, la radiodifusión, etc.

Es el triunfo del espíritu sobre la materia y el refinamiento de la Humanidad. Pero la Humanidad se estimula y perfecciona en el camino del bien, y con sus inventos llega hasta los umbrales de la gloria, mas también se refina en el camino del mal y llega y traspasa los linderos del delito. Por ello, los tiempos novísimos sustituyen el tipo del clásico y vulgar delincuente nato de Lombroso por el complicado chanlagista o estafador. Son las formas modernas de la criminalidad que no pueden sustraerse a la mencionada ley del progreso y que obligan a los gobernantes, por un elemental instinto de conservación y hasta de prestigio en el concierto europeo, a promover la reforma progresiva de las leyes penales 2.

Escuetamente puede definirse el chantagista como «el pistolero moral». Es decir, un pistolero que se diferencia del vulgar en que es mucho más refinado, más astuto, y, por tanto, más peligroso, pues así como éste atenta contra la vida, aquél atenta contra el honor, empleando el arma de la coacción y buscando la impunidad. Ante la escuela clásica que gradúa con acierto la gravedad del delito por la intención del agente, delinque tanto o más, y es, desde luego, más peligroso el moderno chantagista que el vulgar pistolero.

Su diagnóstico y su tratamiento lo formula con precisión el artículo 5.º del citado Decreto, especialmente en sus números 2.º y 3.º, que tienen una trascendental importancia para los funcionarios públicos y en especial para los Registradores de la Propiedad, que por nuestra enojosa misión como liquidadores de Derechos reales y por la rigurosa legislación a que estamos sometidos en materia de ausencias, licencias, etc., ofrecemos un blanco formidable para los profesionales del chantage, ya que éstos pueden esgrimir el arma innoble de la denuncia por fútiles y muchas veces falsos motivos, tratando de cohibirnos en el desempeño de nuestrasPage 209 funciones como liquidadores de Derechos reales...

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