Marcados por el rastro de las denuncias falsas

El día del padre, ya de madrugada, el regalo que recibió Santiago Arcas a domicilio fue la visita de una pareja de policías nacionales de uniforme. Tenían orden de llevárselo detenido al complejo de Moratalaz porque su ex mujer le había denunciado unas horas antes por maltrato psicológico.

Esa noche y la siguiente las pasó en una celda de 3x2 con olor a humedad y orines. El 21 de marzo, el Juzgado de Violencia sobre la Mujer nº 5 de Madrid archivó el caso «a la vista de que no existe situación objetiva de riesgo para M. P. R. L. y dadas las versiones contradictorias de las partes, de las que se desprende un posible móvil espurio de índole civil». Entonces el acusado pudo volver a su casa con la humillación de la experiencia, antecedentes policiales y 450 euros menos, los que pagó a su abogada por la defensa.«Me parece increíble que tuviera que pasarme dos días en el calabozo por una denuncia que incluso el propio auto judicial reconoce que es falsa, que metiera de por medio a nuestra hija y que ella se haya ido de rositas», expone entre la indignación y la impotencia Arcas. «Quien escuche a mi ex mujer puede pensar: 'Voy a probar lo mismo; si funciona, bien, y, si no, pues no pasa nada'. ¿No falla algo aquí?», se pregunta.

Su caso no es único. Lo difícil de encontrar es la cifra exacta de hombres que han sido víctimas de acusaciones falsas de maltrato en la región y que han podido demostrar su inocencia.

Una primera aproximación podría obtenerse a partir del número total de denuncias que se cursan sobre este particular si se les restaran las que finalmente son admitidas a trámite (con la salvedad de las sentencias posteriores que sean favorables a los sospechosos de haber sometido a vejaciones a sus parejas). Sin embargo, el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) indica que no dispone esas estadísticas desglosadas.'No es algo anecdótico'En la Asociación de Padres y Madres en Acción (PAMAC), una de las más activas dentro de este colectivo, sí calculan que aproximadamente un 30% de los procesos terminan archivados. «No es algo anecdótico, cada vez se dan más situaciones así», asegura Paco Rodríguez, presidente de la organización, que en cuestión de horas consigue los contactos de una decena de personas que han vivido experiencias similares y están dispuestas a contarlas en la prensa con papeles de la mano.

J. M. U. prefiere que nos refiramos a él por sus iniciales no porque tenga algo de lo que avergonzarse, sino «por respeto» a su...

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