La invasión musulmana

AutorManuel Valverde Villa
Páginas129-166
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CAPÍTULO I SEGUNDA PARTE
LA INVASIÓN MUSULMANA
1. LA INVASIÓN MUSULMANA139
La debilidad del Estado visigodo se produjo por el inujo de la nobleza, la rebelión
de los nobles en tiempos de Egica y la sucesión al trono del rey Witiza (702-710), con la
oposición entre dos grupos enfrentados de la nobleza, que provocó el estallido de una guerra
civil: unos, partidarios de la sucesión al trono de uno de los hijos menores de Witiza, entre
los infantes Agila, de 10 años (luego Agila II140), Olmundo y Ardabasto y, otros, partidarios
de la sucesión al trono de don Rodrigo, hijo de Teodofredo, y nieto de Chindasvinto, que
nalmente fue el último rey godo, proclamado y ungido rey el 1 de marzo del año 710.
Los partidarios de Witiza, dirigidos por don Oppas, obispo de Sevilla, buscaron
el amparo del conde don Julián, gobernador de Ceuta y éste pidió ayuda a Musà ibn
Nusayr (gobernador de Tánger, dependiente del califato de Damasco) que posibilitó la
entrada o invasión musulmana de España.
En el mes de abril del año 711, un contingente de 7.000 hombres, ampliado
luego a 12.000 hombres141, árabes y bereberes del norte de África, bajo el califato de
139 Para un estudio más profundo, véase: JOHN LYNCH, Historia de España. Tomo V. La expan-
sión de los musulmanes en la Península. El País. 2008; VIDAL, César. España frente al Islán.
Planeta Agostini. Barcelona. 2007; RUIZ-DOMÈNEC, José Enrique. España, una nueva his-
toria. Gredos, Madrid. 2009– Págs. 119-509; El Islán y Occidente. Editorial Océano. Barcelona
2004.Equipo de redacción, bajo la dirección de David Solar y Javier Villalba. Págs. 263-382.
140 Reinó todavía en la provincia Tarraconense hasta el año 715, en que los musulmanes ocuparan
la zona. Ver MARTÍN, José Luis. CODOÑER, Carmen y SÁNCHEZ, Manuel. Historia 16.
Historia de España. La Alta Edad Media, págs, 36-129.
141 CEBRIÁN, Juan Antonio. La aventura de los godos. Círculo de Lectores. Barcelona. 2002,
págs. 189-191.
LA HIPOTECA EN ESPAÑA Y SU EVOLUCIÓN HISTÓRICA
MANUEL VALVERDE VILLA
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Damasco, desembarcó en Gibraltar al mando de Tariq, brazo derecho de Musà ibn
Nusayr, en defensa del bando de nobles partidarios de la familia de Witiza, pasando
Tariq después a Algeciras, y en el mes de julio de ese año derrotaron al ejército visigodo
de don Rodrigo en la batalla llamada de Wadi Lakka, o de la Janda, o de Guadalete. Las
tropas musulmanas penetraron rápido hasta Toledo, a donde había llegado Musà con
un nuevo ejército de 18.000 bereberes. Penetraron después hasta el Ebro y Cantabria.
Concluyó la invasión de la Península Abdalaziz, hijo de Musà, que había conquistado
el Algarbe, y durante tres años ganó muchas plazas a los cristianos, logrando la ca-
pitulación de Orihuela y haciéndose dueño de la zona oriental mediterránea, desde
Lorca hasta Valencia, rindiéndosele también plazas tan importantes como Pamplona
y Barcelona.
Al cabo de siete años desde la invasión, los territorios musulmanes se exten-
dieron por toda la Península, salvo Cantabria y Vasconia. Aunque, los hispanos y los
visigodos no dejaron de luchar valerosamente contra los invasores mahometanos, no
pudieron resistir a la pujanza de los ejércitos enemigos, reforzados con frecuencia por
copiosas llegadas de árabes del norte de África, atraídas por el suceso de la conquista
de España.
Sin embargo, a pesar de algunas batallas importantes, los musulmanes ocuparon
la mayor parte de Hispania con muy escasa resistencia, realizando tratados de capitu-
lación o de rendición con las autoridades antes de entrar en las ciudades, no habiendo
así grandes devastaciones o exterminio del pueblo visigodo. De este modo, en princi-
pio, no fueron reducidos los mozárabes (cristianos convivientes con los musulmanes
en terrenos ocupados) a servidumbre o esclavitud y no se les despojó en masa de sus
propiedades142, ni de derogaron sus leyes, ni su estado civil, ni sus costumbres religiosas,
pudiendo vivir en paz con los vencedores musulmanes, si bien, pagando un tributo
de captación o impuesto mensual los que no eran musulmanes, y otro impuesto por
las tierras que mozárabes o cristianos ocupaban. Fue después, cuando los mozárabes
sufrieron persecución, en Córdoba y otras ciudades, principalmente con la llegada de
142 Salvo aquellos cristianos, judíos y mozárabes que quisieron abandonar libremente sus casas
y las ciudades que sí perdieron sus propiedades, aparte de desmanes aislados de algunos go-
bernadores musulmanes de provincias, avariciosos, sobre propiedades de los cristianos. Éstos
tuvieron muchas veces que abandonar los campos y refugiase en las ciudades, donde se creían
mejor protegidos Los primeros repartos de tierras se hicieron sobre las tierras abandonadas por
los nobles o las conscadas a la Iglesia o conquistadas por la fuerza de las armas. Se repartieron
entre la milicia musulmana como botín de guerra, correspondiendo una parte al sco o al Califa.
Los cronistas árabes hacen mención de otro reparto de tierras hecho en el año 745 por el emir
Husan entre las tribus más poderosas de Siria y Arabia que competían entre sí por apoderarse
de tierras en la comarca de Córdoba y en otras ciudades de Andalucía. CÁRDENAS F. Ensayo
sobre la historia de la Propiedad Territorial en España. Tomo I. Madrid. 1873, págs. 183-195.
CAPÍTULO I LA INVASIÓN MUSULMANA
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SEGUNDA PARTE INVASIÓN MUSULMANA Y LA RECONQUISTA ESPAÑOLA EN LA EDAD MEDIA
almorávides en 1086, y en 1146, bajo los almohades. Algunos mozárabes huyeron al
norte de España, o se convirtieron al islán, y entonces a estos conversos se les llamó
muladíes o renegados.
Desde el punto de vista organización política, primeramente, la península ibé-
rica fue un Emirato (714-756) que quedó sometido al Califato Omeya de Damas-
co. Continuó la invasión musulmana hasta Poitiers, en Francia, pasando los Pirineos,
donde fueron rechazados por los carolingios de Carlos Martel en el año 732. Además,
los carolingios llegaron a Gerona (785) y Barcelona (801), estableciendo allí el límite
territorial de la Marca Hispánica, cuyos pobladores se regían por la ley visigoda del
Liber Iudicum. En el año 750, la dinastía de los Omeyas fue derrocada por la nueva di-
nastía de los Abasíes, descendientes de al-Abbas, tío del Profeta y, entonces, el príncipe
omeya superviviente, llamado Abd al-Rahman, huyó a Al-Ándalus, desembarcando
en Almuñécar y conquistó Córdoba en el año 756. Se proclamó allí emir, como Abd
al-Rahman I (756-788), recobrando Al-Ándalus su independencia de Damasco. Fundó
este príncipe la dinastía omeya-andalusí, como un Emirato independiente (756-929),
con capital en Córdoba, cuyo Emirato fue convertido después en Califato por Abd
al-Rahman III (929-1031), quien mantuvo unida Al-Ándalus bajo su poder. A nales
de esta dinastía Omeya, bajo la regencia del hijo de al-Hakam II, Hispania fue asolada
por las 56 razzias o aceifas de Almanzor (Al-Mansur), que había llegado a saquear Bar-
celona, el monasterio de San Cugat del Vallès y, sobre todo, Santiago de Compostela,
de donde se llevó a Córdoba las campanas de la catedral (997). Pero, en el año 1031
esta unidad política musulmana del Califato de Córdoba se rompió y cada provincia se
declaró independiente, naciendo así los llamados reinos de Taifas (1031-1085), como
los de Toledo, Sevilla o Zaragoza. Ante el avance cristiano, los reinos de Taifas, alarma-
dos, pidieron ayuda a los almorávides del norte de África que, pasando el Estrecho al
mando de Yusuf, derrotan a Alfonso VI en Sagrajas (1086) y Uclés en el año 1108. La
unidad política musulmana se volvió a lograr con esta nueva invasión de los almorávi-
des en 1086, y siguió luego, en 1146, bajo la invasión de los almohades, que derrotan a
Alfonso VIII en Alarcos (1195).
Desde Asturias, alrededor del año 718, se levantó Don Pelayo contra Al-Ándalus
o la España musulmana. Primero, fue la resistencia de Don Pelayo y otros caudillos
hispanos, que mantuvieron su independencia, y luego, siguieron siglos de luchas entre
musulmanes y cristianos, donde el objetivo se mantuvo siempre por ambos bandos, a lo
largo de ocho siglos de luchas: los cristianos, recobrar –de ahí el nombre de Reconquis-
ta– la España perdida; de otro, los musulmanes, mantenerse en las tierras conquistadas,
algo que terminarán perdiendo tras un proceso de unión de los reinos cristianos, hasta
quedar sólo el reino nazarí de Granada (1231-1492), última resistencia almohade que
abarcaba Granada, Málaga y Almería. Muhámmad I armó su poder allí a partir del
año 1246, alcanzando este reino su apogeo en la segunda mitad del siglo XIV, hasta que

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