Introducción

AutorMiguel Trias Sagnier
Cargo del AutorCatedrático de Derecho Mercantil de ESADE Universitat Ramon Llull
Páginas9-16

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Puede parecernos que la técnica contable es un instrumento accesorio y por tanto una parcela menor del saber. Los juristas tenemos una cierta tendencia a mirarla con el estúpido desprecio de quien no llega a entender una materia y pretende alejarla de su entorno. Mas con tozuda insistencia penetra en la esencia de los contratos y de las operaciones societarias constituyéndose en elemento central del análisis jurisprudencial de múltiples casos sometidos a los tribunales. La creación de los Juzgados de lo Mercantil y la paralela racionalización del Derecho Concursal no ha hecho sino consagrar el reconocimiento que el Derecho debe a la disciplina contable.

No obstante, la conciencia de la importancia de la contabilidad como elemento básico del sistema de mercado no es un descubrimiento de nuevo cuño. Max Weber en su magistral introducción a los Ensayos sobre Sociología de la Religión resaltó ya el papel central que desempeña en el sistema capitalista como elemento racionalizador. En su lúcida tesis, no es la aceptación de la búsqueda de la riqueza como elemento motor del sistema económico lo que caracteriza al sistema capitalista, ya que de hecho el hombre siempre haPage 10 buscado la apropiación de la riqueza ajena. La característica que define nuestro sistema económico y lo diferencia de sus precedentes es la persecución de esta finalidad a través de medios racionales y cuantificables, en un entorno predecible basado en la confianza y el imperio de la Ley. En este entorno, que ordena el instinto de rapiña y apropiación propios del egoísmo humano en un marco competitivo y los orienta hacia la creación de riqueza social, el balance constituye un elemento central. La técnica contable permite determinar de forma racional y cuantificable en qué medida se está consiguiendo el fin perseguido, ofreciendo esta medida al propio interesado y al propio tiempo a terceros que se relacionan con él o se interesan en su negocio.

Y la contabilidad, nacida como técnica creada por los propios comerciantes para determinar en qué medida estaban consiguiendo la finalidad que pretendían con el negocio emprendido, se convierte con el tiempo en un elemento necesario en la ordenación de la actividad económica. Ya en la etapa mercantilista de la monarquía absoluta se va imponiendo la llevanza de una ordenada contabilidad como obligación propia del comerciante. La ordenación del mercado requiere la generación de un entorno fiable, para lo cual, aparte de condicionantes de carácter ético, debe apoyarse en reglas jurídicas de general aplicación. La contabilidad, sin dejar de constituir una herramienta esencial de gestión para el comerciante, se convierte en un instrumento que permite a terceros afirmar su confianza en la solvencia de los comerciantes. Es por ello que la Comunidad Europea, consciente de la trascendencia del tema para la creación de un mercado único, incluye en su agenda de armonización esta materia a través de la IV y la VII Directivas en materia de sociedades.

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Algo paralelo sucede con la auditoría de cuentas. Surge también como...

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