La inserción laboral de los jóvenes en Europa

AutorMaría Ángeles Davia Rodrìguez
CargoConsejo Económico y Social Madrid, 2004
Páginas175-177

Este trabajo de investigación es un análisis comparado de los patrones e inserción laboral de los jóvenes menores de 30 años de once países de la Unión Europea en la segunda mitad de la década de los años noventa. Para ello, la autora lleva a cabo una explotación de los datos del Panel de Hogares de la Unión Europea (PHOGUE).

El trabajo aporta tres novedades respecto a los análisis anteriores: en primer lugar, explora todas las posibilidades que ofrece el PHOGUE para el análisis de los primeros logros laborales y los tránsitos más significativos que marcan el inicio de la vida activa. En segundo lugar, analiza un buen número de países de la UE. Y, en tercer lugar, incorpora indicadores de logros laborales que, como los salarios y la movilidad ocupacional y salarial, no han sido muy estudiados en análisis comparativos internacionales.

En el primer capítulo ofrece la autora una panorámica de las distintas aportaciones teóricas al estudio de las primeras transiciones en el mercado de trabajo. Los modelos utilizados se corresponden con el enfoque convencional o como respuestas desde el paradigma neoclásico a críticas institucionalistas, formando un conjunto de modelos coherente, que comparte ciertos postulados y también implicaciones de política económica. Sin embargo, el análisis empírico muestra algunas debilidades de ese enfoque en la explicación de los patrones de inserción de algunos grupos de jóvenes. La realidad de los mercados de trabajo europeos dista del escenario de competencia perfecta en el que el enfoque neoclásico tiene su soporte fundamental.

A continuación pasa la autora a analizar la estructura de los mercados de trabajo de los jóvenes. En este sentido, diferentes autores clasifican los mercados de trabajo en grupos homogéneos que permitan identificar distintas pautas de comportamiento de las variables relevantes para la investigación. La autora introduce algunas variaciones en la clasificación establecida por Couppié y Mansuy, de tal forma que los bloques en que divide a los países de la muestra son los siguientes:

El bloque 1, formado por Alemania, Dinamarca y Holanda, se caracteriza por un patrón de inserción laboral temprana, compaginación de estudios y empleo y escasos problemas de inserción. Se caracteriza por un patrón de inserción laboral temprana, compaginación de estudios y empleo y escasos problemas de inserción.

En el bloque 2, constituido por Francia y Bélgica, la transición del sistema educativo al mercado se realiza en una sola etapa, con poca conexión entre el sistema educativo y el mercado de trabajo y no está exenta de problemas. El empleo es algo menos estable en Francia que en Bélgica y en ambos países hay una notable presencia del sector público y de las políticas de empleo para paliar los problemas de desempleo existentes. Page 176

El bloque 3 está formado por Reino Unido e Irlanda. En ambos casos la inserción laboral es bastante temprana, las tasas de paro son relativamente bajas y el sistema educativo no está tan conectado al mercado de trabajo como en los países del bloque 1. Los mercados de trabajo de este bloque, especialmente el británico, están poco regulados, pero el Estado tiene un importante protagonismo en la protección de los desempleados.

Por último, el bloque 4 quedaría constituido por Italia, Grecia, España y Portugal, si bien Portugal presenta algunas singularidades. En este bloque los mercados de trabajo han estado tradicionalmente muy regulados, la transición del sistema educativo al mercado de trabajo es bastante lenta y suele implicar un período de empleo importante, existen notables diferencias entre las condiciones laborales de adultos y jóvenes, los salarios apenas responden a la intensidad y evolución del desempleo pero sí son los más bajos de la Unión Europea y el sector público tiene un escaso protagonismo tanto en la provisión de empleo como en la de la protección a los desempleados, actuando las familias como red de protección.

Los tres capítulos siguientes incorporan el análisis multivariante, contrastando las hipótesis sobre las decisiones laborales que configuran las trayectorias de inserción de los jóvenes.

En primer lugar, y con relación a los patrones de abandono de los estudios, desarrolla la autora un modelo de decisión desde las premisas de la teoría del capital humano en la que se han combinado características personales con elementos del mercado de trabajo y del contexto familiar de los jóvenes. Dividir la muestra según el nivel educativo cursado ha permitido observar la importancia relativa de los factores familiares frente a los del mercado de trabajo, en especial en el abandono de la educación superior y de la obligatoria.

No se ha encontrado ninguna relación entre la decisión de abandono de los estudios y la primera decisión en el mercado de trabajo, lo que puede venir explicado por la importancia de las variables familiares y el contexto institucional en la decisión de continuar estudiando frente a los costes y beneficios esperados de tal decisión.

El nivel educativo contribuye, en la mayoría de los países, a disminuir la duración de la primera búsqueda de empleo y, simultáneamente, a aumentar las expectativas salariales de los buscadores de empleo. Sin embargo, existen interesantes diferencias entre jóvenes de distinta cualificación y nacionalidad. Concretamente, se han observado las limitaciones de la especificación econométrica para describir el patrón de comportamiento de las expectativas laborales de los jóvenes menos cualificados y los que viven en el sur de Europa. Aunque en estos países la duración de la búsqueda parece corresponderse con las expectativas salariales, éstas manifiestan una clara rigidez ante los distintos argumentos que habitualmente las explican.

La explicación aquí aplicada no parece explicar bien el perfil de las preferencias de los desempleados de estos países y con cualificación baja.

Con relación a los casos para los que se verifica la teoría de la búsqueda, tal como afirma Jones, el hecho de encontrar una relación positiva entre el salario de reserva y la duración del desempleo no significa que el problema del paro se resuelva presionando a la baja el salario de reserva, a menos que la creación de empleo responda a la disminución de las exigencias de los desempleados.

A continuación la autora aborda tres cuestiones interrelacionadas: la estabilidad en el empleo, la remuneración al trabajo y la movilidad tanto entre empleadores como desde el empleo a otros estados laborales. El modelo analizado ha permitido corroborar la importancia de la antigüedad, la experiencia y el salario para «fijar» a los trabajadores a sus puestos de trabajo. Pero también ha mostra-Page 177do la influencia del contexto institucional definido por la tipología de los contratos de trabajo sobre la relativa estabilidad en el empleo y el riesgo de abandonar el mercado de trabajo. Este análisis empírico ha permitido también comprobar que la calidad de ajuste entre el trabajador y su puesto facilita la estabilidad en la relación entre empleador y trabajador, pero no de manera tan significativa como lo hacen los contratos indefinidos y las relaciones ya duraderas.

Los resultados revelan interesantes diferencias entre los distintos bloques de países: los jóvenes de los países del sur refuerzan con la edad la posibilidad de cambiar de empleador, las variables explicativas de los salarios en los países centrales no alcanzan la significatividad esperada, la experiencia del desempleo en los bloques nórdico y en Reino Unido e Irlanda parece responder a una estrategia de búsqueda de un buen emparejamiento, ya que está vinculada a la estabilidad en el empleo y el nivel educativo sólo protege contra el riesgo de abandonar la actividad en las islas.

Se ha encontrado evidencia de la relación positiva entre la calidad del emparejamiento de trabajadores y puestos y la estabilidad en el empleo, así como la esperada relación positiva de remuneración y estabilidad, incluso cuando se tiene en cuenta la naturaleza endógena de la relación entre los salarios y la antigüedad.

Por último, estudia la autora los determinantes del progreso en las carreras laborales de los jóvenes de la Unión Europea. Dicho avance se ha medido a través de dos indicadores: la movilidad ocupacional o profesional y la dinámica salarial.

Por lo que respecta al primero de los indicadores, se ha observado empíricamente que los jóvenes más cualificados y los que tienen razones para estar más descontentos con su emparejamiento son los más proclives a experimentar movilidad ocupacional.

Ahora bien, hay ciertas características que contribuyen a favorecer la movilidad en ambas direcciones, como la sobrecualificación, y otras que al tiempo que favorecen la movilidad ascendente reducen el riesgo de movilidad descendente. Tal es el caso de la cualificación inicial. El español es uno de los mercados donde los trabajadores experimentan una movilidad ocupacional más intensa, tanto ascendente como descendente.

Por lo que respecta al dinamismo de los salarios el objetivo era discernir si la movilidad laboral contribuye a mejorar significativamente los salarios y si la prima salarial resultante de la movilidad es un factor explicativo de la propia movilidad laboral entre los jóvenes.

Se ha podido observar que el efecto «neto» de la movilidad laboral sobre la salarial sólo es positivo cuando la movilidad es voluntaria y cuando no se registran episodios de desempleo entre los dos puestos de trabajo.

Por otra parte, los resultados apuntan a que los trabajadores móviles tienen un perfil que concentra características peor remuneradas y que es la movilidad per se la que explica la diferencia en los aumentos salariales esperados a favor de los trabajadores móviles.

Los trabajadores estables registran mayores salarios tanto antes como después del momento en que se observa la movilidad de los que cambian de empleador. Sin embargo, entre ambas observaciones, la distancia entre los salarios de los trabajadores móviles y los estables se reduce debido al mayor dinamismo de los salarios de los trabajadores móviles, de modo que la movilidad laboral actúa como un mecanismo compensatorio de las diferencias salariales y contribuye a optimizar la renta laboral futura.

El modelo utilizado ha permitido observar que la prima salarial diferencial para los móviles es negativa en el caso de los trabajadores españoles, franceses y daneses. Se da la circunstancia de que los jóvenes de esos países, a pesar de que son los menos beneficiados por la movilidad laboral, registran una extraordinaria rotación, con un matiz diferencial: en el caso español esta movilidad además se ve acompañada de cambios en la ocupación, lo que no ocurre en el caso francés. Si además la movilidad laboral no sólo es intensa sino que viene combinada con el paso por el desempleo y la concatenación de contratos temporales, resulta aún menos interesante en términos de dinámica salarial, siendo esto un elemento muy característico de las trayectorias laborales de los jóvenes españoles.

El análisis aquí realizado sirve para plantear un diagnóstico poco favorable de la formación de las carreras laborales de los jóvenes españoles: la extraordinaria temporalidad, la rotación laboral y el cambio ocupacional, que no favorecen la inversión en capital humano específico, terminan haciendo mella en los salarios y, por tanto, se hace más difícil para los jóvenes españoles que para los residentes en el resto de países construir carreras laborales ordenadas.

Concluye la autora con unas consideraciones de análisis económico y de política de empleo para los jóvenes entre las que destacamos la que considera que la propuesta de política de empleo no iría tanto dirigida a limitar la capacidad de los empleadores para contratar temporalmente sino a la mayor o menor vinculación entre contratos temporales y procesos formativos en la empresa en el sistema educativo. Esto está directamente vinculado con la propuesta de fomentar la formación a lo largo del ciclo vital y no sólo la acumulación de títulos antes de entrar en el mercado de trabajo, y abrir nuevos cauces o ámbitos para el sistema educativo aparte de la formación reglada inicial que conocemos hasta el momento.

GUILLERMO RODRÍGUEZ FOLGAR

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