Los desafíos de la nueva genética

AutorVíctor Méndez Baiges/Héctor Claudio Silveira Gorski
Páginas154-198
Capítulo 4
Los desafíos de la nueva genética
Héctor Claudio Silveira Gorski
Introducción
El desarrollo de la genética molecular en el último medio siglo ha producido
avances decisivos en el conocimiento de la naturaleza y de la vida. Si la prime-
ra mitad del siglo XX estuvo dominada por el desarrollo y las aplicaciones de las
investigaciones físicas, la segunda mitad lo estuvo por las investigaciones en bio-
logía molecular. Desde que en 1953 Watson y Crick desvelaron al mundo la con-
figuración del cristal de la vida se han producido avances prodigiosos sobre los
fenómenos evolutivos, el desarrollo embrional, el metabolismo celular y el
código de la vida. La ciencia genética, al aclarar la estructura del ADN y los
procesos de descodificación del mensaje genético –el significado bioquímico de
las tripletas de bases, las modalidades de traducción del código en proteínas–
y de replicación de la doble hélice, le dio a la biología el alfabeto que le falta-
ba para explicar lo viviente sin tener que recurrir a explicaciones y entidades
metafísicas.
La vida, nos dice la genética, se desarrolla a través del mundo multiforme de
las proteínas, estructuras orgánicas compuestas por aminoácidos, los cuales, dis-
puestos en cantidad, secuencia y en una configuración tridimensional rígida-
mente determinada, asignan a la molécula proteica particulares características bio-
funcionales. La vida biológica no es más que un conjunto de proteínas que
desarrollan funciones y construyen estructuras. Y la receta para construir cual-
quier tipo de proteína está inscrita en el ADN, una especie de lengua franca
común a todo ser viviente. Por ello, conocer el alfabeto del ADN –qué aminoá-
cido corresponde a todo tipo de tripleta de base del ADN– significa traducir el men-
saje de la vida y la posibilidad de poder utilizar lo viviente como una especie de
biofábrica para producir proteínas específicas. Las nuevas técnicas génicas per-
miten extraer un gen –una porción de ADN que codifica cierta proteína– de un
organismo para implantarlo en otro organismo, modificando las potencialida-
© Editorial UOC 154 Bioética y derecho
1. R. Hubbard, E. Wald (1999). El mito del gen. Madrid: Alianza.
des fisiológicas –es decir, productivas– de este último. En suma, la traducción del
código de la vida abre el camino a múltiples tecnologías de lo viviente –como,
por ejemplo, la transgénesis, la ingeniería proteínica y la terapia génica– y a una
nueva etapa del control del ser humano sobre sí mismo y sobre el resto de los seres
vivos.
En este capítulo analizaremos algunas de estas tecnologías de lo viviente. En
primer lugar, veremos el marco legal de la terapia génica somática y germinal, en
segundo lugar, prestaremos especial atención a los organismos modificados gené-
ticamente (OMG), organismos que lenta y paulatinamente se están introducien-
do en nuestra cadena alimenticia y están contaminando también al resto de los
seres vivos de la naturaleza, y, en tercer lugar, analizaremos el desafío que presen-
ta la técnica de la clonación reproductiva para el ser humano, la naturaleza huma-
na y lo viviente en general. En relación con este tema, prestaremos especial aten-
ción a los argumentos de Dworkin sobre la ingeniería genética. Por último, nos
referiremos a los nuevos problemas que tiene que afrontar el legislador a la hora
de proteger el derecho a la intimidad genética.
1. La ingeniería genética y el control sobre la vida
Se denomina ingeniería genética molecular al conjunto de técnicas que median-
te la obtención de moléculas de ADN recombinante permiten añadir fragmentos
de ADN o genes a otra molécula de ADN que, actuando como vector, los intro-
duce en una célula bacteriana para su posible repetición (clonación de genes) y
eventual expresión. El proceso de construcción de moléculas de ADN recombi-
nante tiene dos fases principales. En la primera, realizada en tubo de ensayo, se
extrae ADN de las células de un organismo donante y se construye una molécu-
la portadora –un vector– que contiene el gen que interesa transferir. En la segun-
da fase, se implanta el vector (normalmente un plásmido o un virus) en el orga-
nismo receptor. Esta técnica se ha ido perfeccionando desde que en 1973 los
genetistas Herbert Boyer y Stanley Cohen lograron crear el primer organismo
© Editorial UOC 155 Los desafíos de la nueva genética
2. En cambio, el mundo bacteriano presenta constantes intercambios de genes entre organis-
mos incluso pertenecientes a especies diferentes; además existen virus particulares, conoci-
dos como retrovirus, que son capaces no sólo de infectar las células y de obligarlas a produ-
cir las proteínas que ellos codifican en su patrimonio genético, sino de insertarse establemente
en el genoma de la célula que lo hospeda.
transgénico en un laboratorio (insertando genes de un sapo africano en bacterias).1
La ingeniería genética permite aislar, identificar y recombinar una porción de
ADN que contiene uno o más genes y utilizar esta porción de información bio-
lógica en varios ámbitos aplicativos. Así, los seres vivos son considerados como
máquinas construidas según un proyecto, depositado en el ADN, cuyas piezas –los
genes– son independientes entre ellas y sustituibles una vez que se conoce la
función que cumplen. La ingeniería genética permite que los científicos y las
empresas biotecnológicas usen los recursos genéticos como materia prima para
fines económicos. Esta disposición del acervo genético como materia prima cons-
tituye, para Rifkin, la primera piedra de la nueva «matriz operativa» del siglo de
la biotecnología (1999, pág. 25).
Desde hace miles de años el ser humano ha seleccionado, domesticado, cria-
do e hibridado animales y plantas. Pero estas prácticas, como es conocido, esta-
ban sujetas a unas determinadas limitaciones, provocadas especialmente por las
incompatibilidades existentes entre las especies. Antes, hasta que la ingeniería gené-
tica no irrumpe en el primer plano de los avances científicos, era posible realizar
un intercambio genético en los organismos superiores sólo si éstos pertenecían
a la misma especie.2
La ingeniería genética molecular rompe las limitaciones existentes entre las espe-
cies y mediante la manipulación de los genes transfiere biodiversidad de una
especie a otra. Es decir, establece una especie de horizontalidad en lo viviente al
recomponer y redefinir los ejes filogenéticos que la evolución había mantenido
rígidamente separados hasta ahora. La transferencia de genes extraños puede
realizarse por transgénesis (por inscripción permanente en el patrimonio gené-
tico de la célula hospedadora) o por transfección (por inmisión en el citoplasma
de la célula hospedadora). A su vez, la transgénesis puede realizarse: a) en la célu-
la germinal, modificando la estructura celular completa del organismo (animal
o planta transgénica); b) en algunas líneas celulares del organismo, dando vida
en él a dos poblaciones celulares yuxtapuestas, una originaria y otra modificada.
Desde los años ochenta las investigaciones sobre el ADN recombinante se
realizan en diversos campos aplicativos, como, por ejemplo, en la agrozootécni-
ca, farmacogénesis y epidemiología. En el ámbito agroalimentario las nuevas
técnicas de ingeniería genética se centraron principalmente en los vegetales,
insertándoles genes para hacerlos más resistentes a los herbicidas, a las enferme-
dades infecciosas, al cambio climático y a los insectos. En los animales, en cam-
bio, se comenzaron a implantar genes para aumentar el crecimiento corpóreo,
© Editorial UOC 156 Bioética y derecho

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