Conclusiones. Una administración pública democrática, profesional y cercana al ciudadano en Iberoamérica

AutorAgustín E. Ferraro
Páginas205-208

Page 205

Las democracias de Iberoamérica tienen diversos problemas estructurales, que conciernen tanto al funcionamiento eficaz como a la legitimación democrática de los Estados. Estos problemas representan serios obstáculos para lograr el buen gobierno y alcanzar un pleno desarrollo económico, que se acompañe con la reducción sostenida de la pobreza y con la estabilidad de los sistemas políticos democráticos.

Uno de los problemas principales de la gestión pública en la región consiste en la adopción apresurada de modelos de reforma, propuestos por expertos locales, por organismos internacionales o por centros académicos de prestigio, pero sin una consideración cuidadosa de los posibles efectos de su implementación, o de la necesidad de buscar consensos políticos y sociales antes de llevarlos a cabo. En buena medida, se trata de una consecuencia directa de la falta de asesoramiento independiente que afecta a los políticos en Iberoamérica, cuando asumen cargos públicos electivos. Debido a la ausencia o debilidad de los sistemas de mérito en el empleo estatal, que impiden que el personal de carrera llegue hasta los puestos superiores de gestión y asesoramiento, los políticos tienden a estar rodeados de asesores designados por criterios de confianza, algunos de los cuales tienen excelentes credenciales académicas, pero cuyo empleo depende exclusivamente de la voluntad de su principal, con el cual tienen una relación de lealtad no solamente política, sino también personal. El asesoramiento provisto en este contexto estructural, por tanto, no es independiente, sino que está expuesto al favoritismo o a la parcialidad. El asesoramiento independiente, la única forma de asegurar un verdadero contacto del directivo político del Estado con la realidad de la gestión, solamente puede ser provisto por funcionarios de carrera con empleo estable, que han accedido a su posición mediante un concurso público. Dicho simplemente, un funcionario de carrera con empleo estable se encuentra en una posición tal que su puesto no depende de la voluntad del directivo político público al que debe asesorar, y por esto, sus opiniones pueden estar basadas antes en su juicio profesional que en la razonable prudencia y deseo de conservar su empleo. El asesor designado por criterios de confianza, con un contrato precario, depende en cambio enteramente de su principal y la situación hace más prudente, en este caso, formular opiniones que coincidan con las que sostiene su...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR