Cuidados, en la encrucijada de la investigacion.

AutorPalomo, Maria Teresa Martin
CargoPRESENTACION

Presentacion

"Quien cuida de quien y como" es una de las cuestiones que mas preocupan hoy en las sociedades modernizadas. Diferentes metaforas o modelos hablan de la transversalidad, la complejidad y el caracter relacional del cuidado. Las formas de concebirlo, desde luego, son variadas, condicionadas como estan por anclajes culturales y sociales diversos, sin que por ello deje de ser el cuidar lo mas parecido que cabe encontrar a lo que podriamos denominar una practica universal. La conjuncion de las propuestas de Joan Tronto (1993), cuidar como proceso complejo con una dimension politica, y de Evelyn Nakano Glenn (2000), el cuidado como generador de relaciones de interdependencia y de poder, permite construir un punto de partida con suficiente apertura teorica como para avanzar en la reflexion sobre el concepto de cuidado.

En las intensas semanas en que se estaba ultimando este monografico de Cuadernos de Relaciones Laborales, nos hemos tenido que enfrentar, a escala mundial, a eso a lo que el filosofo Emilio Lledo aludia como "lo inexperimentado" (Lledo, 2020). Un tiempo insolito que nos ha invitado a reflexionar sobre muchos aspectos y cuestiones de nuestras vidas por lo general muy invisibilizados. En su comparecencia (el 29 de mayo de 2020) ante la Comision para la Reconstruccion Social y Economica del Congreso de Diputados, recordaba Amaia Perez Orozco, punto por punto, las diferentes dimensiones de esa invisibilizacion del cuidado, y calificaba a este como "la cara B del mercado". Lo que se pretende aqui al abordar el estudio de los cuidados de forma coral, desde diferentes perspectivas y enfoques, es ir un poco mas adelante en esa misma direccion, para convertir el cuidado en el analizador central de nuestras sociedades. Porque a traves del cuidado se pueden leer las constantes reconfiguraciones entre lo local y lo global, entre los ensamblajes tecno-cientificos y los afectos mas carnales, asi como cuestionar esa difusa frontera empenada en separar dicotomicamente lo publico de lo privado, el dentro y el fuera, que tambien constituye el proceso de individualizacion tardomoderno. En definitiva, a traves del examen de los cuidados intentar dar respuesta a la inaplazable pregunta por la relacion entre la individualidad y la sociologia (Martuccelli y Santiago, 2017), una sociologia que tambien analice las relaciones de las existencias concretas individuales con sus interconexiones y sus interdependencias (Elias, 1990).

Los diferentes enfoques con que las ciencias sociales han abordado el estudio de los cuidados (trabajo, familia, infancia, vejez, migraciones, conciliacion, discapacidad, educacion, salud, entre otros muchos), aun siendo de enorme interes para visibilizar los cuidados, han dado muestras de ser insuficientes para abarcar la enorme amplitud y complejidad de los cuidados que circulan en nuestras sociedades, asi como las estructuras de desigualdad de genero, de clase social, de lugar de origen y de etnia que sustentan y mantienen estos circuitos (Baldassar y Merla, 2014; Hondagneu-Sotelo, 2016; Tronto, 2016; Molinier y Legarreta, 2016).

El planteamiento en que se encuadra esta publicacion parte de una relectura libre de la concepcion de J. Tronto, de una vulnerabilidad humana constitutiva, la necesidad que todos y todas tenemos de cuidado. Desde el cuidado de si a los cuidados prestados a y/o recibidos de los otros (humanos y no humanos). Tras decadas de advertencias sobre la enorme cantidad de trabajo invisible generado por los cuidados (Duran, 2018), justo porque de su discreto ocultamiento parece depender su exito (Molinier, 2005), es dicha condicion vulnerable, que se ha tornado aun mas elocuente en estos tiempos de pandemia y de inquietante "nueva normalidad" en ciernes, la que interroga a la sociologia y cuestiona a nuestros ordenes sociales y politicos, sobre que es lo que hemos puesto en el centro de nuestras vidas, instituciones y organizaciones, que ha sido visible y reconocido, y que no. Con dicho planteamiento se incorpora, por tanto, una invitacion a replantear la dicotomia simplista entre autonomia y dependencia, asi como buena parte de los saberes y las politicas que han derivado de esta falsa disyuncion e ir mas alla, por mucho que sean fundamentales e imprescindibles dichos estudios e intervenciones.

Las actuales crisis de la Sociologia se pueden emparentar igualmente con las actuales situaciones criticas del cuidado (3): en ambas crisis se pone de manifiesto cierto agotamiento, ambas nos invitan a avanzar tanto en aspectos epistemologicos como metodologicos. La o las sociologias del cuidado se entretejen con las miradas situadas, encarnadas, interseccionales e interdisciplinares, sin que ello signifique una disolucion de la sociologia como disciplina. Antes bien, para que la sociologia pueda desplegarse en toda su amplitud debe respirar los aires renovados que traen consigo los grandes cambios sociales, politicos, economicos, culturales, tecnologicos e informacionales, del siglo XXI. La sociologia crece, amplia sus horizontes, se despliega, con y gracias a dicha interdisciplinariedad.

Cuidar constituye, en efecto, un proceso social complejo que, tal como han descrito numerosos estudios, empieza mucho antes y termina mucho despues de que una practica material concreta de cuidado se lleve a cabo. El cuidado tiene lugar, en verdad, en la relacion que lo constituye (Ibos et al., 2019), pues se trata de una actividad relacional, con varias dimensiones, aparte de la material, ya que involucra ademas una dimension emocional (afectos, emociones, sentimientos, implicados en el cuidado), y otra dimension moral (la responsabilidad que se adquiere, quien se siente llamado a cuidar y como lo hace) (vease, Martin Palomo, 2008a). Al tomar en cuenta esta variedad de aspectos, resulta muy dificil dar cuenta de, o medir, la estructura de desigualdad que se genera y reproduce entre quienes son principalmente proveedores habituales de cuidados y quienes por lo general tienen mas costumbre de recibirlos que de darlos. Asi mismo ocurre en muchos otros intercambios, entre las personas que bien pueden ser receptoras de cuidados, aun no siendo "dependientes", ni "discapacitadas", ni estando enfermas; y la inversa, que siendo "dependientes", "discapacitadas", prestan cuidados. Hablar de cuidado es hablar, definitivamente, de una variedad casi ilimitada de situaciones de dependencia entrelazadas, en las mas diferentes circunstancias de la vida, una red de interdependencias que sostiene las existencias humanas constitutivamente vulnerables. En el cuidado, vulnerabilidad y dependencia tejen una trama delicada y sutil. La vulnerabilidad de base seria un atributo propio de la condicion de los seres humanos, de su existir como cuerpos fragiles y capaces, sentientes y sensibles, vivientes y mortales (Munoz Terron, 2012). Al mismo tiempo, hay vulnerabilidades particulares y concretas de grupos sociales desfavorecidos en determinadas formas de organizacion social que se mezclan y modulan con la que nos interconecta a todos y todas. De lo que se trata, en suma, es de pensar los cuidados a partir de la vulnerabilidad, y no a la inversa (Martin Palomo, 2020).

Carol Thomas ha destacado la transversalidad y la enorme complejidad de las dimensiones que operan en el cuidado ([1993] 2011). En relacion con la identidad social de la persona cuidadora, subraya que lo mas significativo es la adscripcion de genero de los roles ocupados por quienes cuidan habitualmente, ya sea en las familias (esposas, madres, hijas) o en el trabajo de cuidado desarrollado fuera de la red familiar, ya sea este remunerado (trabajadoras o asistentes domesticas, enfermeras, asistentes geriatricos ...) o voluntario. La investigacion social se enfrenta aqui al reto de adentrarse en el universo de lo intimo, analizar las practicas y las logicas que subyacen a las practicas del cuidar (Martin Palomo, 2013), rastrear en la historia como ha venido a ser asi (Tronto), historificar lo que es o ha sido tenido por natural, parafraseando a Jose A. Santiago (2017), desesencializar y deconstruir los cuidados.

La discusion que plantea C. Thomas resulta sugerente, pues permite abarcar buena parte de la pluridimensionalidad y complejidad que atraviesa el cuidado y, por tanto, su analisis. Hilary Graham distingue tambien entre una dimension material, cuidado como trabajo, y una dimension psicologica, cuidado como fenomeno emocional, naturaleza dual del cuidado que explica su adscripcion de genero y que se integra en las relaciones familiares como compromiso y afecto "que son justamente las que transforman el trabajo de cuidados en un trabajo de toda la vida, de una tarea en un deber" (1983: 29). Clare Ungerson, por su parte, apunta que la falsa dicotomia entre trabajo y amor en la investigacion sobre cuidado ha dificultado los estudios, al considerar los aspectos emocionales tan solo en los espacios...

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