El cuento de los bancos

AutorJorge Pérez Ramírez
Páginas55-98
CAPÍTULO II
EL CUENTO DE LOS BANCOS
«La naturaleza de un Banco es crear y emitir créditos para que
circulen y cumplan las funciones del dinero; por tanto, en esencia,
un banco no es una oficina donde se pide prestado o se deposita
dinero sino una “fábrica de producir dinero”».
Teoría del Crédito
Henry DUNNING MCLEOD (1821-1902)
«La letra de cambio ha sido inventada. En la historia del co-
mercio, este es un acontecimiento casi comparable al descubri-
miento de la brújula y de América. Ha liberado el capital mueble,
ha facilitado sus movimientos, y ha creado un inmenso volumen
de crédito. A partir de ese momento, la expansión del comercio
no ha tenido más límites que los del globo mismo».
Historia de la letra de cambio en Francia
Henry LÉVY-BRUHL (1884-1964)
SUMARIO: I. LA GÉNESIS DEL NUEVO ORDEN FINANCIERO.—II. EL NA-
CIMIENTO DE LA BANCA MODERNA.—III. EL DINERO EN UNA ECO-
NOMÍA SIN BANCOS.—IV. BANCA SIN GOBIERNO Y MONEDA SIN
ESTADO: EL CAMINO DEL EURO.—V. LA BANCA EN LA SOMBRA.—
VI. LA FALACIA DE LA INTERMEDIACIÓN BANCARIA.—VII. LA
GRAN HIPOTECA. LA RELEVANCIA DE LA FINANCIACIÓN DE VI-
VIENDAS.—VII. MÁS FINANZAS, MAYORES SALARIOS EN LA BANCA.
I. LA GÉNESIS DEL NUEVO ORDEN FINANCIERO
Hasta donde sabemos, desde que los hombres supieron escribir em-
pezaron a manejar las monedas y también escritos, promesas y órdenes
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de pago como las que se encontraron en las tablillas de Babilonia vein-
te siglos antes de la era cristiana. Alejandría, el centro comercial más
frecuentado en la época helenística, utilizaba similares artificios para
el crédito. Roma conoció ya la cuenta corriente, así como los libros de
contabilidad de sus banqueros (argentari). Y para asombro de muchos,
los instrumentos de crédito más clásicos como la letra de cambio, el pa-
garé, y los billetes de banco, eran utilizados por los mercaderes árabes
ya en el siglo X, tres siglos antes de que hicieran su aparición en Italia,
como muestran los miles de documentos encontrados en 1893 en la
sinagoga de «El Cairo» conocidos como «Geniza de El Cairo» 1. Con
ello se quiere resaltar que la moneda acuñada por los césares y sobe-
ranos no fue, ni aun en la antigüedad, el único instrumento financiero
utilizado en el comercio, e incluso fue superada hace miles de años por
innovaciones financieras más «naturales» que los comerciantes fueron
inventando y los arqueólogos nos van descubriendo.
Así pues, aun cuando frecuentemente se lee en los libros de histo-
ria que la letra de cambio fue un «invento» italiano para superar las
limitaciones de la moneda y los riesgos que implicaban su trasiego
entre ciudades, en realidad los mercaderes italianos no estaban inven-
tando nada, sino trasladando al comercio europeo las técnicas credi-
ticias que ya usaban los comerciantes árabes. Muy probablemente,
como ocurrió con Leonardo Fibonacci y los números indo-árabes,
los contactos comerciales entre los mercaderes italianos y los musul-
manes del norte de África descubrieron a los italianos instrumentos
de crédito desarrollados para superar las restricciones y limitaciones
que tenía el uso de monedas. De la misma manera, es probable que
el sistema contable denominado «partida doble» que describe Luca
Pacioli en su Tratado sobre la Proporción y la Proporcionalidad a
mediados del siglo XV, que confiesa es el que usaban los mercaderes
venecianos, fuesen también prácticas mercantiles de los comerciantes
musulmanes trasladas a Italia.
Así, en el siglo XIII los europeos re-descubrieron la letra de cambio
y el pagaré, instrumentos financieros de largo alcance que pasaron de
ser un simple medio de pago que inicialmente viajaba de una plaza
a otra, que más tarde atravesaría el Mediterráneo, y que pronto sería
endosada, esto es, entregada para liquidar una deuda con un tercero
(el primer endoso del que hay constancia es de 1410). Pero, la letra
1 GOTEIN, S. D., 1984.
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de cambio también fue objeto de abusos. Los abusos suponían po-
ner en circulación letras de cambio «ficticias» (que no respondían
a ninguna operación comercial concreta) con la connivencia de al
menos dos mercaderes, incluso girarse letras de cambio contra sí mis-
mo (contra quien las emitía). Estas malas prácticas fueron frecuentes
en los periodos de fuerte especulación cuando entidades con dificul-
tades financieras hacían frente a letras de cambio vencidas girando
una nueva letra de cambio sobre otra entidad. Se conocen abusos de
este tipo desde al menos 1550 en que las practicara la Banca alemana
Fugger 2, y lamentablemente aún existen hoy en día, conociéndoselas
como «papel pelota» o «papel de colusión».
La ineficacia asociada a los pagos utilizando monedas de metales
preciosos, de manera particular cuando la operación comercial y su
liquidación eran en distinta plaza o distinto país, condujo a la susti-
tución de monedas por letras de cambio y más adelante por «dinero
bancario»; concepto este último que hoy en día representa la esencia
del sistema bancario mundial. Una frontera clara separa la moneda
(bajo cualquier forma) del crédito (entendido cualquier instrumento
financiero que refleja una obligación de pago para su emisor). Frente
al anticuado sistema de pago al contado y en monedas, el crédito (ya
sea reconocido en una letra de cambio, un pagaré, un bono o dinero
bancario) es el intercambio en solo acto de dos prestaciones separa-
das en el tiempo: el señor que adelantaba el trigo al campesino con la
condición de ser reembolsado con la cosecha futura; o el vendedor
de lana a un cliente de otra ciudad que no quería esperar a que la lana
llegara a la ciudad de destino para entonces cobrar, y para ello libraba
una letra de cambio extendida a tres meses que inmediatamente ven-
día a un mercader financiero (un banco) para de esa manera cobrar
al contado, etcétera.
En estas operaciones, el espacio esencial para el comercio de gran
distancia fueron las Ferias y más adelante las Bolsas de Comercio; en
unas y otras la moneda metálica era muy ineficaz por pesada, arries-
gada y lenta en realizar su función de liquidación de los contratos co-
merciales. En ese contexto, un grupo de mercaderes percibió que la
moneda (y el capital) podría ser fabricado por ellos, es decir, creado a
su voluntad. Fue este un sensacional invento financiero que haría que
una clase de mercaderes tomaran un lugar cada vez más preponderan-
2 BUIST, M. G.,1974.

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