La ciudadanía en la democracia ateniense

AutorErika Prado Rubio
Cargo del AutorUniversidad Rey Juan Carlos
Páginas73-92
4. LA CIUDADANÍA EN LA
DEMOCRACIA ATENIENSE
4.1. LA HISTORIA DE LA CIUDADANÍA ATENIENSE
Atenas requiere un espacio central de estudio en este trabajo debido a
la gran cantidad de documentos y fuentes que tratan aspectos jurídicos y, en
específ‌i co, sobre la ciudadanía ateniense, en comparación con las eviden-
cias que han llegado hasta nuestros días de otras poleis. Hay más factores
que hacen que la ciudad Atenas sea el mejor ejemplo para el estudio de
esta institución. Por ejemplo, como se ha comentado anteriormente, para
muchos griegos la ciudadanía era un elemento ligado de manera indisoluble
de la democracia, y es precisamente en Atenas donde surgen los cambios
políticos, demográf‌i cos y jurídicos que van a hacer posible el nacimiento
de este sistema político.
La ciudad de Atenas, ubicada en la península de Ática168, y su surgi-
miento se deben a toda una serie de factores relacionados con el crecimiento
demográf‌i co, la organización de las clases aristocráticas y el territorio, así
como el nacimiento de nuevos sistemas de gobierno que dieron comienzo
en la época oscura plantando las bases de la expansión y los procesos de
sinecismo ateniense posteriores169, que le permitirían unif‌i car la península
de Ática bajo su gobierno.
Aunque para algunos el ejemplo ateniense supone la máxima expresión
de la cultura griega y sirve de base para comprender las dinámicas sociales
168 BENÉITEZ, “La ciudadanía de la democracia ateniense”, p. 39.
169 VALDÉS GUÍA, “El proceso del sinecismo del Ática”, p. 133.
Erika Prado Rubio
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y políticas que se producían en otras ciudades-estado, para Vlassopoulos,
Atenas fue una polis distinta a todas las demás, debido al tamaño que llegó
a alcanzar, incluyendo en su seno un gran grupo de colectivos diferentes,
cuyos miembros podían no conocerse entre sí, dado el volumen de población
alcanzado170. El mismo Agora en Atenas fue un lugar diferente al de otras
polis, pues incluía no solo edif‌i cios destinados a la política, también comer-
cios y talleres donde la población en general desarrollaba su vida social y
laboral, independientemente de que sus capacidades jurídicas permitiesen
su intervención en las instituciones de poder171.
Es cierto que Atenas es singular, respecto al resto de ciudades-estado,
pues fue uno de los primeros núcleos en los que se produjo el sinecismo de
aldeas que daría lugar a su formación como polis, con una especie de centro
urbano, la chora, entendida primero como el territorio circundante y que
pasaría a ser más tarde identif‌i cado como asty por Clístenes172.
Para los atenienses, alcanzar la mayoría de edad era uno de los requisitos
exigidos para ser inscrito como ciudadano y acceder a todos los privilegios
que ello signif‌i ca. Además, para participar en algunas de las famosas insti-
tuciones que conformaban el espacio público de la polis ática era necesario
reunir otra serie de requisitos adicionales. Por ejemplo, para formar parte
de la Asamblea, era imprescindible demostrar haber cumplido el servicio
militar, cuya duración fue variando, siendo de dos años en los periodos en
que fue más breve173.
Por lo que respecta a la Ecclesia ateniense, algunos autores conside-
ran que las reformas de Ef‌i altes le otorgaron plenos poderes, desplazando
al Areópago del poder y la convirtieron en la verdadera impulsora de la
democracia, sistema político por antonomasia en la que el ciudadano des-
pliega toda su capacidad política y jurídica174. Sin embargo, respecto a la
conf‌i guración de la ciudadanía y los derechos que implica, hay consenso
170 VLASSOPOULOS, K., “Free spaces: identity, experience and democracy in clássical
Athens”, en Classical Quarterly, nº 57, 2007, p. 36.
171 VLASSOPOULOS, “Free spaces”, p. 40.
172 VALDÉS, M. y PLÁCIDO, D., “La frontera del territorio ateniense”, en Studia Historica.
Historia Antigua, nº 16, 1998, pp. 90-91.
173 CHADWICK WEINSTEIN, “Instituciones jurídico-políticas en la Atenas del siglo V
a.C.”, p. 43.
174 GALLEGO, “Aristóteles, la ciudad-estado y la Asamblea democrática”, p. 147.

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