De Buen Lozano, Néstor: La decadencia del contrato

AutorVicente Espert Sanz
CargoDoctor en Derecho. Notario
Páginas1451-1457

De Buen Lozano, Néstor: La decadencia del contrato. Textos universitarios, S. A. Méjico D. F., 1965.

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Se ha dicho que los tres grandes civilistas españoles han sido Clemente de Diego, Demófilo de Buen y Federico de Castro, y, precisamente, en este orden. Desde luego, si para ser un gran jurista es necesario no solamente una profunda formación en la ciencia del Derecho, tomada desde sus más remotos orígenes, unido a un conocimiento profundo de la historia de los Ordenamientos jurídicos y a una amplia base de Derecho comparado, cristalizando en la comprensión total de un Ordenamiento jurídico positivo concreto, en en este caso, el español, capacitando así a los poseedores de estos instrumentos de trabajo para exponer de un modo original y sintético las esencias profundas del Ordenamiento jurídico, que, como tales juristas, protagonizan, no cabe la menor duda de que los tres autores citados ocupan un lugar quizá sin paralelo en la ciencia jurídica española.

Los azares políticos que constituyeron la tragedia española de la década de los años 30 arrojaron a Demófilo de Buen por el triste camino del exilio, y terminó sus días en Méjico. Creo que ha llegado el momento de comprender que los que, como consecuencia de la liquidación de la guerra civil tuvieron que abandonar el suelo de la Patria, no fueron en un ciento por ciento ni los más malos ni los más ineptos. Estos hombres, al aparecer en diversos lugares de Europa y América, en algunos casos fueron absorbidos y se diluyeron, desapareciendo, en el ambiente que les recibió, sea por hostilidad de este ambiente, sea por una disparidad total del mismo con el mundo en el que se habían formado, esterilizando su personalidad y su obra.

En otros casos fueron portadores de las esencias españolas a lugares y medios más propicios, y, sobre todo, en la América Española, fructificaron, pudiendo decirse que de la semilla desoladora del exilio surgió una cosecha intelectual muy valiosa para los países que les recibieron y supieron aprovechar sus cualidades, permitiéndoles continuar su obra creadora en favor de la civilización occidental en que todos estamos insertos. Tal es el caso de Demófilo de Buen.Page 1452

Creo que debe ser una satisfacción el saber que, si bien es cierto que Demófilo de Buen ha muerto, su hijo, Néstor de Buen, autor del libro objeto de este comentario, es un jurista de talla, que, profundamente influido por su padre, imparte sus enseñanzas en la Universidad Nacional Autónoma, de Méjico.

Néstor de Buen Lozano es hoy un hombre relativamente joven, cuarenta y un años, y el libro que voy a comentar es su tesis doctoral, presentada en 1965, y que no es su primera obra y esperamos que tampoco sea la última.

En general, revela una sólida formación jurídica, y, además, amplios conocimientos históricos, sociológicos y económicos, que nunca han podido ser dejados a un lado por el hombre de leyes y mucho menos en los tiempos actuales. Si el Derecho es el conjunto de normas que rigen la vida social de los hombres, el desconocer el substrato social y económico que subyace en la norma o en la institución jurídica, sólo puede conducir a una Ciencia del Derecho desvitalizada y divorciada de la vida real, y, por consiguiente, estéril e inoperante, perdida en un mundo abstracto de esquemas conceptuales vacíos de sentido. No creemos, después de la lectura del libro de Néstor de Buen, que éste caiga nunca en ese abismo de bizantinismo.

El libro que estamos estudiando adolece de...

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