La base de datos sobre seguridad de los productos de consumo: productos, riesgos y expertos

CargoIRMM

Introducción: servir a los ciudadanos mediante el uso de las nuevas tecnologías

Los consumidores cada vez demandan más una mayor calidad y mayor seguridad en los bienes de consumo. La respuesta a esta demanda proviene de diversos niveles: gobiernos, industria, grupos especializados, investigadores y otros organismos implicados en la protección del consumidor.

Cada año se celebran diversos actos relacionados con la protección de los consumidores. Entre ellos se incluyen conferencias, congresos, seminarios y ferias. El número de temas diferentes que se tratan en estos actos es enorme -un signo de la complejidad del mundo de la protección al consumidor. Además, diferentes países y regiones tienen una enorme variedad de políticas, sistemas jurídicos, tradiciones sociales y culturales y contextos institucionales. Por tanto, existen diferentes enfoques sobre los asuntos relativos a la protección al consumidor, según los factores regionales. Las organizaciones supranacionales, como la Comisión Europea, deben hacer frente a problemas adicionales derivados de la naturaleza heterogénea de los asuntos relativos a la protección al consumidor.

Avanzar en este marco complejo requiere la adopción de una estrategia clara. Tal estrategia debe tratar los aspectos específicos de la protección al consumidor de forma individual, La Unión Europea, consciente de esta realidad, promueve proyectos que sirven a objetivos específicos. Estos proyectos incluyen los establecidos por los siguientes instrumentos legales:

Decisiones del Consejo de la Unión Europea 81/623/CEE, 86/138/CEE, 90/534/CEE, 93/683/CEE y Decisión del Parlamento y del Consejo Europeos 3092/94/CE; estas decisiones introducen un Sistema Comunitario de Información sobre Accidentes en el Hogar y en el Ocio (EHLASS).

Decisiones del Consejo de la Unión Europea 84/133/CEE, 89/45/CEE, 90/352/CEE, 90/651/CEE y 93/580/CEE; estas decisiones introducen un Sistema Comunitario para Intercambio Rápido de Información sobre los Peligros derivados del uso de productos de consumo (CSREID).

Directiva del Consejo 92/59/CEE sobre seguridad general de los productos.

Habiendo considerado la directiva sobre seguridad general de los productos, el Centro Común de Investigación y el antiguo Servicio de Política del Consumidor (actualmente Dirección General XXIV) firmaron un acuerdo de colaboración para la creación, entre otras cosas, de un banco de datos sobre seguridad de los productos. Este banco de datos:

Contendría una clasificación de productos de consumo y sus riesgos potenciales de uso excluyendo los productos alimenticios (1), los animales vivos y los productos químicos(2).

Incluiría institutos, laboratorios, centros de investigación e instalaciones que realizan pruebas y evaluación y que tienen experiencia en seguridad de productos.

Establecería, para cada organismo, su capacidad, medios, experiencia, especialidades, personal cualificado y modo de ponerse en contacto.

Esta base de datos se diseñó inicialmente como complemento del CSREID (Sistema Comunitario para el Intercambio Rápido de Información sobre Peligros derivados del uso de productos de consumo). Este sistema funciona de la siguiente manera: cuando un producto posiblemente peligroso aparece en el mercado único de la Unión, las autoridades oficiales de los Estados Miembros de la Unión Europea notifican a la Comisión Europea a través del CSREID. Cuando se detecta tal producto, en muchos casos hay que probarlo de forma cuidadosa con el fin de confirmar su peligro para los posibles consumidores o usuarios, antes de tomar cualquier medida, (por ejemplo retirar el producto del mercado). La intervención de las autoridades competentes en el mercado único puede no solo tener consecuencias para los consumidores en lo referente al producto dado, sino que también puede perjudicar la libertad de comercio dentro de la UE, e incluso afectar al comercio general entre los Estados Miembros (véase Figura 1). Para evitar estos efectos no deseados, pero seguir protegiendo al consumidor, debe quedar claramente determinado si el producto supone un riesgo(3) para los consumidores o no.

Figura 1. El marco complejo de la protección al consumidor

La manera en que la base de datos sobre productos, riesgos y expertos complementa al CSREID es facilitando la tarea de encontrar aquellos expertos capaces de dar un diagnóstico independiente y fiable en cualquier campo de análisis (químico, físico, meteorológico, normativo, reglamentario, etc.) relativo a los productos de consumo. Si se encuentra que el producto presuntamente peligroso representa un riesgo para los consumidores, la Comisión Europea puede tomar las medidas adecuadas.

Esta base de datos se concibió originalmente como una herramienta para apoyar a las actividades de la Dirección General XXIV (DG XXIV), en el caso de introducción de un producto peligroso en el mercado. No obstante, la situación actual, como se ha explicado anteriormente, ha sugerido una ampliación de su uso, a saber, abrir el acceso a la base de datos a la totalidad del espectro de usuarios posibles: otras direcciones de la Comisión Europea, las organizaciones de expertos presentes en la base de datos, sectores de la industria, asociaciones de consumidores, etc. Esta ampliación puede facilitarse mediante la aplicación de nuevas tecnologías a la base de datos (por ejemplo, su instalación en Internet).

En la Figura 2 se muestra la aplicación de las tecnologías de la información a la puesta en práctica de las políticas de protección al consumidor en la Unión Europea.

Figura 2. La aplicación de las tecnologías de la información a la puesta en práctica de las políticas de protección al consumidor

Características de la base de datos

El primer pilar de la base de datos es su aspecto relacional (Figura 3). Una base de datos relacional permite la realización de operaciones de búsqueda complejas en las que interviene más de una fuente de información, permitiendo así una explotación óptima de la información almacenada.

Figura 3. Características de la base de datos sobre seguridad de los productos

Las entidades de la base de datos (o elementos sobre los que se quiere almacenar información) son otro pilar importante de su estructura. Cada una de estas entidades tiene una serie de atributos o elementos básicos de información, tales como descripción del producto, tipo de análisis que puede realizar un experto, descripción de un riesgo, etc.

Además de las clasificaciones de productos y riesgos, existen listas de palabras clave para cada definición de producto y riesgo, que permiten un grado ilimitado de expansión de los datos, sin añadir trabajo extra a las tareas de mantenimiento. Puede haber cientos de palabras clave ligadas a cada entidad. Por tanto, las posibilidades de expansión son ilimitadas.

Por último, el tercer pilar sobre el que descansa la base de datos es su carácter modular. Se ha construido reuniendo unidades que realizan tareas específicas, para que tanto su mantenimiento como su crecimiento y mejora se puedan realizar de la forma más rápida y sencilla, sin afectar a otras estructuras que realizan tareas diferentes.

El carácter modular fue una parte esencial para dotar a la base de datos de una opción muy importante: soporte multilingüe. Dado su diseño, la base de datos puede ofrecer su información en cualquier idioma de un amplio espectro, entre los que se incluyen todos los idiomas oficiales de la Unión Europea. Por razones prácticas, este desarrollo se ha limitado a cinco idiomas: inglés, francés, español, alemán e italiano, pero existe la posibilidad de ampliar esta elección de idiomas y se puede activar fácilmente en respuesta a la demanda.

La estructura general de la base de datos se muestra en la figura 4, incluyendo el origen de los datos y los enlaces a entidades externas.

Figura 4. Estructura de la base de datos sobre productos

Fuentes de los datos

Este es uno de los puntos más complejos, ya que implica búsqueda de información fiable y estable que claramente sea aplicable a los objetivos del proyecto. La información también debe obedecer a la heterogeneidad de temas sobre protección del consumidor, según se explica en la introducción.

La estructura diseñada para la base de datos permite tres entidades u ordenación de datos: expertos, productos y riesgos.

Los datos para la entidad ‘expertos’ se refieren a instituciones y laboratorios con capacidad para realizar análisis de bienes de consumo de cualquier tipo. Estos datos se refieren a la localización (nombre del organismo, dirección completa, forma de contacto -teléfono, fax, correo electrónico), personal experto en el análisis de productos y tipos de servicios que puede realizar el organismo (por ejemplo, análisis químico de juguetes).

Con el fin de confeccionar una lista de expertos lo más completa posible, la primera acción a tomar fue entrar en contacto con los correspondientes organismos oficiales de todos los países de la Unión Europea, así como con las organizaciones de consumidores. De esta ronda de consultas se obtuvo una lista de unas 400 instituciones, con experiencia en análisis de productos de consumo. Esta encuesta se repite de forma periódica. Además, los organismos expertos pueden, por iniciativa propia, comunicar cualquier modificación de la información.

En cuanto a la segunda entidad (productos) la primera versión de la base de datos estaba basada en la Nomenclatura de Tarifas y Estadísticas (Comisión Europea DG XXI). Se obtuvo una enorme clasificación con más de 15.000 definiciones de productos. Sin embargo, la Nomenclatura de Tarifas y Estadísticas no es específica para el ámbito de la protección al consumidor, y eso añadía complejidad a la base de datos debido a su tamaño, a la vez que la precisión que ofrecía era escasa. Este hecho motivó la búsqueda de nuevas fuentes de datos.

Entre las clasificaciones de productos que existen, la Clasificación Internacional de Causas Externas de Lesiones (ICECI, Organización Mundial de la Salud), la Clasificación Internacional de Enfermedades (ICD-10, Organización Mundial de la Salud) y el Sistema Nacional de Vigilancia Electrónica de Lesiones (NEISS, Comisión para la Seguridad de los Productos de Consumo de Estados Unidos) son las más orientadas al consumidor y las menos complicadas. Sin embargo, no son tan completas como la Nomenclatura de Tarifas y Estadísticas y todavía no se ajustan totalmente a los objetivos de la base de datos.

Por eso, la mejor solución para encontrar una fuente de datos para los productos fue crear una clasificación nueva de productos, totalmente adaptada a nuestras necesidades. Esta nueva clasificación tiene en cuenta las fuentes anteriormente mencionadas, reuniendo sus ventajas e incluso ampliando algunas: menor complejidad y capacidad de crecimiento ilimitada.

Respecto a los riesgos, el proceso de encontrar una fuente de datos ha ido paralelo al caso de los productos: puesto que ninguna de las clasificaciones estudiadas se ajustaba completamente a los objetivos de la base de datos, se decidió crear una clasificación original de riesgos. Se tomaron como referencia algunas clasificaciones de las anteriormente mencionadas (ICD-10, ICECI), junto con investigación bibliográfica. También se tuvo muy en cuenta el Sistema Comunitario para el Intercambio Rápido de Información sobre Peligros (CSREID), derivado del uso de los productos de consumo (Comisión Europea DG XXIV). Ese sistema comunitario recoge datos actuales sobre bienes de consumo que podrían ser peligros, junto con una definición del peligro que representan y, por tanto, es una referencia muy valiosa.

La clasificación de riesgos contiene unas 200 descripciones de riesgos. Las posibilidades de expansión son ilimitadas debido al uso de listas de palabras clave, como se explicó en las características de la base de datos.

Métodos de trabajo

La actualización de la información y la tecnología aplicada son esenciales para la eficacia y la fiabilidad de la base de datos. Para conseguir este objetivo, hemos aplicado un método que utiliza el producto de una etapa como inicio de la siguiente. Como resultado, se obtiene un proceso cíclico de mejora continua (es decir, las tareas ordinarias de mantenimiento revelan la necesidad de un procedimiento nuevo, entonces comienza un proceso de diseño que se pone en práctica y después se mantiene, cerrando así el ciclo) (véase figura 5).

Para satisfacer el criterio de mejora continua, en primer lugar se ha propuesto instalar la base de datos en Internet. Esta aplicación contendrá elementos interactivos, para que la comunicación con los usuarios se pueda realizar de forma rápida y directa. La retroalimentación a partir de los usuarios, que se produce al aplicar la filosofía del mantenimiento cíclico, será un factor decisivo para asegurar la validez de la información y que la aplicación se adapte a la medida de las necesidades de los usuarios.

En segundo lugar, la actualización de los datos no se deja solo a criterios sugeridos por los usuarios, sino que de forma periódica (suele ser una vez al año) se realiza una encuesta entre los expertos incluidos en la base de datos. Esta encuesta permite actualizar la información a la vez que buscar nuevos expertos.

También se mantiene contacto periódico con los organismos que sirven de referencia para las clasificaciones de productos y riesgos (Direcciones Generales de la Comisión Europea, la Organización Mundial de la Salud y la Comisión sobre Seguridad de los Productos de Consumo de Estados Unidos) para permitir la continua puesta al día de los datos.

El principio de mejora continua también afecta a la tecnología aplicada. La renovación y mejora de los programas y equipos informáticos, junto con la puesta al día de los criterios para su correcta administración, son puntos esenciales en el desarrollo de la base de datos.

Perspectivas en el nuevo Programa Marco de Investigación

Además del propósito inicial de la base de datos sobre productos, riesgos y expertos de servir de apoyo a ciertas actividades de la Comisión, también se ha producido un cambio de rumbo hacia proyectos más orientados al consumidor. Como resultado, la base de datos ha suscitado el interés de los expertos en análisis de productos de consumo, y también algunos sectores de la industria y diversos departamentos de la Comisión Europea se han implicado en la protección del consumidor. Este hecho refuerza la idea de que herramientas de este tipo (implementación de políticas mediante el uso de la tecnología) son instrumentos válidos para conseguir ciertos objetivos políticos, particularmente en el campo de la protección al consumidor.

Igual de relevante es la idea de ligar herramientas a otras del mismo tipo, incrementando aún más las posibilidades de recuperación de información. Por ejemplo, dado que la base de datos sobre productos, riesgos y expertos almacena información ligada a clasificaciones internacionales de productos y riesgos (Nomenclatura de Tarifas y Estadísticas, ICECI, ICD-10 y NEISS), es factible crear una interfaz con otras bases de datos y sistemas electrónicos (como EHLASS, CSREID o las subbases de la Acción COST 99), que también utilizan estas clasificaciones. El proceso asociativo produciría información mucho más completa en el campo de la protección al consumidor y, por tanto, las posibilidades de explotación de los resultados serían muy altas.

El Cuarto Programa Marco de Investigación de la Comisión Europea ha financiado la creación de la Base de datos sobre Seguridad de los Productos de Consumo (CPS). Este Programa Marco estaba muy influido por las disposiciones sobre I+D introducidas en el Tratado de la Unión Europea y por el Libro Blanco de la Comisión sobre Crecimiento, Competitividad y Empleo. La base de datos también se ajusta al Quinto Programa Marco. La protección de los consumidores, los beneficios de la Sociedad de la Información, poner la investigación al servicio de los ciudadanos y concentrar los esfuerzos en áreas específicas que contribuyan a solucionar problemas, son ejemplos de los nuevos temas a los que la base de datos se ajusta por completo. En la misma línea, la aplicación de las últimas tecnologías de la información a la base de datos facilitará reacciones inmediatas a las nuevas necesidades a medida que vayan surgiendo. El corto período de tiempo de reacción contribuye a la autoconfianza de los consumidores y de los organismos implicados en la protección del consumidor, que es una característica necesaria de una sociedad abierta.

Identificar las necesidades futuras es una tarea que deben emprender los investigadores y los responsables políticos. La base de datos CPS servirá a los objetivos correspondientes al Quinto Programa Marco, pero hay muchas más posibilidades que se deben explorar. Por ejemplo, la base de datos CPS podría contribuir a la armonización en el ámbito de la seguridad de los consumidores para los países que entren a formar parte de la Unión Europea en el futuro. Además, la asociación y cooperación con otros sistemas en el mismo campo puede descubrir posibilidades inimaginadas que habría que estudiar.

Palabras clave

productos de consumo, política de protección del consumidor, productos peligrosos, bases de datos, expertos en análisis de productos de consumo, Sociedad de la Información, riesgos asociados a los productos de consumo, servicio a los ciudadanos, mercado único, apoyo a las políticas comunitarias

Notas

1- Sistemas equivalentes existen en el campo de la seguridad de los alimentos, como Langual (http://food.ethz.ch/langual/) en el marco de la Acción COST 99 y el Sistema de Alerta Rápida para Productos Alimenticios (Comisión Europea, DG XXIV).

2- Existen procedimientos de notificación equivalentes para los productos farmacéuticos (Directiva 75/319/CEE y 81/851/CEE), para las enfermedades de animales (Directiva 82/894/CEE), para los productos de origen animal (Directiva 89/662/CEE) y en forma de Sistema para el Intercambio Rápido de Información en urgencias radiológicas (Decisión 87/600/Euratom).

3- 'Producto seguro' quiere decir cualquier producto que, bajo condiciones de uso normales o razonablemente predecibles, incluyendo la duración, no representa ningún riesgo o sólo el mínimo riesgo compatible con el uso del producto (Directiva 92/59/CEE art. 2-b).

Referencias

Comunidad Europea

- Directiva 92/59/EEC sobre seguridad general de los productos

- EHLASS: sistema comunitario de información sobre accidentes en el hogar y en el ocio (http://europa.eu.int/scadplus/leg/en/lvb/l32001b.htm)

- Políticas de la Unión Europea: consumidores, legislación (http://europa.eu.int/scadplus/leg/en/s16000.htm)

- Política sobre consumidores y protección de la salud (http://europa.eu.int/pol/cons/index_en.htm)

Organización Mundial de la Salud. Cuarta Conferencia Mundial sobre Prevención y Control de Heridas. 17-20 mayo 1998. RAI, Amsterdam. Holanda. http://www.consafe.nl/

Organización Mundial de la Salud. Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y Problemas Sanitarios Relacionados 10ª rev.

Organización Mundial de la Salud. Clasificación Internacional de Causas Externas de Lesiones - Directrices para el recuento y la clasificación de las causas externas de lesiones para su prevención y control (borrador).

Organización Mundial de la Propiedad Intelectual. Acuerdo... relativo a la Clasificación Internacional de Bienes y Servicios con el propósito de Registro de Marcas de 15 de junio de 1957. http://www.wipo.int/eng/main.htm

Wegels, M.F., Accidents involving consumer products. Datos CIP de la Koninklijke Bibliotheek, La Haya. Tesis Universidad Técnica de Delft.

Irving, N., Sax. Dangerous properties of industrial materials 3er ed. Reinhold.

Contactos

José Javier Alba Sánchez, Comisión Europea, Centro Común de Investigación. Instituto de Medidas y Materiales de Referencia,

Tel.: +32 14 571 275, Fax: +32 14 584 273, Correo electrónico: javier.alba@irmm.jrc.be

Guy Bordin, Comisión Europea, Centro Común de Investigación. Instituto de Medidas y Materiales de Referencia,

Tel.: +32 14 571 201, Fax: +32 14 584 273, Correo electrónico: guy.bordin@irmm.jrc.be

Adela Rodríguez, Comisión Europea, Centro Común de Investigación. Instituto de Medidas y Materiales de Referencia,

Tel.: +32 14 571 200, Fax: +32 14 584 273, Correo electrónico: adela.rodriguez@irmm.jrc.be

Sobre los autores

José Javier Alba es licenciado en Ciencias Químicas, especialidad en Química Analítica, por la Universidad Autónoma de Madrid. Desde 1996 es responsable de la creación de una base de datos sobre seguridad de productos de consumo en la Unidad de Química Analítica del IRMM del Centro Común de Investigación (CE). También es administrador de sistemas de la misma Unidad y representante de los usuarios de ordenadores personales. Anteriormente trabajó como analista en una consultora (Arthur Andersen) participando en proyectos de subcontratación y consultoría en diversas empresas.

Guy Bordin es doctor en Química Analítica y Marina por la Universidad de Brest (Francia). Trabajó en el Instituto de Investigación Marina de Helsinki (Finlandia) durante tres años antes de entrar a formar parte de la unidad de Química Analítica del Instituto de Medidas y Materiales de Referencia del JRC en Geel (Bélgica). Investiga principalmente en la determinación de elementos metálicos en medios biológicos y en el desarrollo de métodos analíticos de referencia en el marco de la seguridad del consumidor.

Adela Rodríguez se doctoró en Química Analítica en la Universidad Complutense de Madrid en 1971, y en la Universidad Pierre et Marie Curie, París VI, en 1978. Fue profesora de Química Analítica en la Universidad de Alcalá de Henares (España) antes de trabajar en el JRC, donde es jefe de la Unidad de Química Analítica del Instituto de Medidas y Materiales de Referencia del JRC en Geel (Bélgica). Sus principales áreas de interés son los métodos electroquímicos y de separación, el equilibrio en disolución y la determinación de metales traza.

The IPTS Report, is the refereed techno-economic journal of the IPTS,edited by D. Kyriakou, published monthly in English, French, German and Spanish.

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